“AMLO comparte retórica, actitud y hasta el vocabulario de Donald Trump o de Hugo Chávez, y eso es peligrosísimo. En un país donde se asesina a periodistas, me parece muy triste que un Presidente en vez de defenderlos, los ataque”, expresó en entrevista la periodista Alma Guillermoprieto, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2018.
Por Enrique Mendoza Hernández
Tijuana, 27 de octubre (Zeta).- “Me ha decepcionado muchísimo la actitud del actual Presidente López Obrador con respecto a la prensa, porque es una actitud que parecería no ser de una persona progresista, como se autocalificaría”, expresó a Zeta la ganadora del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2018.
Una de las figuras con las que contaron este año Hay Festival Querétaro y la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO) desde la virtualidad, fue la periodista Alma Guillermoprieto, quien traía consigo su nuevo libro de ensayo, titulado ¿Será que soy feminista?, publicado por el sello Literatura Random House.
En ¿Será que soy feminista?, la ganadora del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2018, “hace una profunda reflexión sobre lo que significa ser feminista en un continente violento y patriarcal en el que las mujeres que han perdido la tierra, sus hijos y sus esposos deben defender su vida y la de otras mujeres como ellas. Su aproximación al feminismo es como su periodismo: libre de doctrina, repleta de preguntas y provista de las pistas necesarias para encontrar respuestas”, de acuerdo con la presentación editorial.
“Es un libro que no sé si faltaba en mi bibliografía, pero faltaba en mi vida, definitivamente”, expresó a Zeta Guillermoprieto, al tiempo que compartió algunos detalles sobre la violencia en América Latina, las agresiones del Presidente Andrés Manuel López Obrador a la prensa y en torno a su ensayo.
SOBRE FEMINISMO
En su nuevo libro, la periodista Alma Guillermoprieto (Ciudad de México, 27 de mayo de 1949) comparte un recorrido sobre su propia historia como mujer, la evolución de su pensamiento y el de su generación para plantear preguntas o respuestas sobre la interrogante que da título al ensayo: ¿Será que soy feminista?.
“Creo que mi generación de mujeres, siempre nos consideramos feministas, tan feministas que no nos pareció necesario decirlo, ni hacer de eso el centro de nuestro trabajo. Pero de repente, la luz del nuevo movimiento feminista que ha logrado hacerse tan presente en América Latina, entusiasmar a tantas mujeres jóvenes, sobre todo, creo que yo entre muchas de mi generación, se necesitó hacer un nuevo balance de cuentas y decir ‘dónde estoy parada frente al feminismo y frente a mi propia historia’. Entonces, el ensayo realmente es un intento de resolver esas preguntas, pero también es hacer un libro para América Latina”, refirió a Zeta la autora.
–¿Por qué en “¿Será que soy feminista?” plantea usted al feminismo como la más grande revolución?
“Quizá sea la más grande revolución de la historia, porque una revolución es un cambio radical en la manera que tiene una sociedad de organizarse. Y una revolución no necesariamente se hace en un año; hay revoluciones -como la industrial- que se hacen a lo largo de varias décadas, pero las mujeres han vivido situaciones de extrema opresión desde que nos imaginamos el inicio de la sociedad, de los pueblos, de la agricultura hasta nuestros tiempos.
“Entonces, si logramos cambiar la manera de relacionarse entre hombres y mujeres y de lograr la igualdad perfecta y absoluta entre hombres y mujeres en la sociedad, pues será la revolución más grande de todos los tiempos, porque liberará a un 51 por ciento de la humanidad. Lo que pasa es que, por muchas razones, pero una muy principal, es que las mujeres nunca tuvimos el control de nuestros cuerpos hasta la invención de la píldora, realmente; entonces, por muchas razones, pero muy importantemente por esa razón las sociedades que se formaron siempre fueron sociedades patriarcales, en las que los hombres mandaban y las mujeres eran sujetas a una opresión espantosa.
“Entonces, se trata de revolucionar la sociedad y acabar realmente con el patriarcado, hacer una sociedad en que las mujeres y los hombres -sean los dirigentes, sean los ejecutivos, sean líderes políticos-, compartan todas las formas del poder”.
–Entonces, ¿ser feminista no es cuestión solo de las mujeres, sino también de los hombres?
“Los hombres tienen que empezar por darse cuenta que no ser feminista es muy duro; o sea, la liberación de las mujeres conlleva la liberación de los hombres. Me imagino que para un hombre es muy duro tener siempre la responsabilidad de ser el fuerte, de no fallar en la cama, de ser el principal proveedor económico, de no llorar. ¿Qué tal ser libre de todo eso?, ser simplemente humano.
En ese sentido, me parece que a los hombres les debe interesar tanto el feminismo como a nosotras, pero el feminismo es una cosa nuestra: es una batalla que nos toca llevar a nosotras con el apoyo, por supuesto, de los hombres”.
LOS GOBIERNOS DE IZQUIERDA
Durante la entrevista con ZETA, Alma Guillermoprieto también hizo un recorrido por los gobiernos llamados de “izquierda”, donde la violencia contra la mujer no es diferente a los países gobernados por presidentes de derecha.
–Muchos gobernantes autonombrados de “izquierda” en Latinoamérica se han asumido como “humanistas”, como Andrés Manuel López Obrador, y por lo tanto, presumen de ser “feministas”. ¿Qué pasa en los gobiernos de “izquierda” en América Latina, donde los ciudadanos han empeñado sus esperanzas, pero continúan los feminicidios, violaciones, desapariciones y otras violencias contra las mujeres?
“Sí, podemos pensar en el gobierno de Dilma Rousseff en Brasil, Michelle Bachelet en Chile. Suceden varias cosas: por un lado, los gobiernos de izquierda han gobernado mucho menos que los gobiernos conservadores o reaccionarios o dictatoriales, entonces, hay un lado que es la falta de experiencia y también es el caso de los gobiernos liderados por mujeres. Es un fenómeno absolutamente nuevo, con excepciones de las reinas en Europa.
“También hay un fenómeno que yo diría que es terriblemente dañino: que los gobiernos de izquierda por una larga herencia estalinista ven cualquier crítica como un ataque, y entonces tienen una tendencia muy marcada a la represión del pensamiento y de la prensa, y eso, a la vez lleva a que se muevan cada vez más en un mundo de irrealidad.
“Lo podemos ver en el caso de Nicaragua con Daniel Ortega y su alarmante esposa Rosario Murillo, vicepresidenta; y lo podemos ver en el caso primero de Hugo Chávez y luego de Nicolás Maduro en Venezuela. Son gobiernos que existen en la fantasía más absoluta y nosotros sus simpatizantes también tenemos nuestra porción de culpa, porque creemos también que cualquier crítica es una deslealtad y no les exigimos cuentas de la manera tan puntual como deberíamos de hacerlo; decimos ‘no, no es el momento, el gobierno está bajo ataque, el Presidente está bajo ataque, hay que darle tiempo’; esa conspiración de silencio es tremendamente dañina para los gobiernos de izquierda”.
–Independientemente del partido en el poder en nuestros países, ¿qué tienen en común los feminicidios y las violencias contra la mujer en Latinoamérica?
“Creo que tienen en común un terror de las mujeres, una cosa que comparte el machismo en todas las etapas es un terror de la mujer, una necesidad de oprimirla justamente por el pánico que provoca la sexualidad de la mujer, la capacidad creadora de vida de la mujer y la potencial revelación de las mujeres. Creo que los feminicidios han sido una manera hasta deportiva de expresar ese odio, ese terror, pero además son consecuencia absoluta de la disfuncionalidad de los sistemas judiciales en América Latina.
“Los feminicidios son impunes, como todos los crímenes en América Latina; mientras esa impunidad exista, no hay la menor posibilidad de reducir el feminicidio, los hombres seguirán pensando que tienen derecho de matar a una mujer. Suena inconcebible cuando uno lo dice, pero en un matrimonio, en una situación doméstica, el marido puede sentir que tiene derecho de acabar con la vida de su esposa, que es un bien material, como es una vaca o una computadora”.
SISTEMAS JUDICIALES EN AMÉRICA LATINA SON DISFUNCIONALES
Hacia el final del diálogo con Zeta, Alma Guillermoprieto se refirió a la impunidad, el narcotráfico y la violencia ilegítima del Estado, incluyendo los ataques de Andrés Manuel López Obrador a la prensa:
“Los sistemas judiciales de toda América Latina son criminalmente disfuncionales, me parece que, en México, el 95 por ciento de los casos jamás llegan a juicio, eso por un lado; por otro lado, me parece que muchos gobiernos de la región México-Colombia-Brasil tienen un problema territorial que es el narcotráfico y no enteramente por culpa de estos gobiernos, sino por la prohibición narcótica, de la famosa guerra contra las drogas.
“El narcotráfico ha ido tomando terreno a lo largo de las décadas y se presenta ahora un problema de ingobernabilidad, eso ha dificultado enormemente la capacidad del Estado de restringir la violencia a la violencia del Estado; y además está la violencia ilegítima del Estado, entonces no es una sola cosa, creo que es una problemática muy difícil desenredar todos los hilos de ese nudo de problemas para empezar a combatir con eficacia esta realidad tan terrible”.
Finalmente, la autora lamentó las sistemáticas e insistentes agresiones de AMLO a la prensa, sobre todo durante sus conferencias matutinas:
“Me ha decepcionado muchísimo la actitud del actual Presidente López Obrador con respecto a la prensa, porque es una actitud que parecería no ser de una persona progresista como se autocalificaría, sino que AMLO comparte retórica y agresión con la actitud, y hasta el vocabulario de Donald Trump o de Hugo Chávez, y eso me parece peligrosísimo. Además, en un país donde sistemáticamente se asesina a periodistas, me parece muy triste que un Presidente de la nación en vez de defenderlos, los ataque”.