Para el General José Francisco Gallardo la infiltración del crimen organizado en el Ejército –expuesta con la detención del General Salvador Cienfuegos– no es reciente. El estudioso en temas de seguridad nacional estima que el narcotráfico empezó a penetrar la estructura militar desde el sexenio del Presidente Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988).
Ciudad de México, 24 de octubre (SinEmbargo).- La detención del extitular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Salvador Cienfuegos Zepeda, debería obligar al Gobierno de México a replantear el tema de seguridad y a efectuar una revisión urgente de la organización de las Fuerzas Armadas y toda la estructura de seguridad, pero principalmente de los servicios de inteligencia del estado mexicano, aseguró el General José Francisco Gallardo Rodríguez, experto en seguridad nacional y defensor de derechos humanos.
“Es grave que por esta circunstancia que se dio [la captura del General Salvador Cienfuegos] apenas se están dando cuenta que hay una infiltración en las cúpulas militares y, pues si es así, también las hay en las cúpulas de Gobierno, dijo en entrevista con SinEmbargo el también Doctor en Administración pública por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El General Gallardo Rodríguez –quien estuvo preso por 10 años [entre 1993 y 2002] por publicar una tesis en la que planteaba regulación de los abusos dentro de la vida castrense– no se muestra extrañado por los señalamientos en contra del exsecretario de la Defensa Nacional, pues desde hace varios años el defensor de derechos humanos expuso públicamente que Salvador Cienfuegos debía ser investigado por el Caso de Tlatlaya; también ha declarado que se debe investigar a los altos mandos militares por otros casos donde hay abusos y graves delitos cometidos por elementos del Ejército Mexicano.
“La visión de ellos [el Gobierno] es que en el Ejército son incorruptibles y ya vimos que eso no es cierto porque el Ejército, como cualquier institución del Estado, está formado por personas, de humanos, que tienen en su mente laberintos oscuros y no sabemos cuáles son las reacciones que pueden tener cuando se tiene poder”, expresó Gallardo.
La reacción de las tropas por la detención de Cienfuegos es de descontento, enojo y frustración, porque evidencia que a través de las cúpulas del alto mando militar se permitió la infiltración del crimen organizado, explicó el General. “En el Ejército, por los compañeros con los que he comentado este asunto, están en shock; como que no entienden qué pasó, no se explican cómo es que el máximo mando superior del Ejército está involucrado en asuntos de narcotráfico o del crimen organizado·, detalló.
Para Gallardo Rodríguez, quien inició su vida castrense a la edad de 15 años y escaló al interior de la institución hasta llegar a ser General Brigadier, la filtración en el Ejército no es nueva, pues estima que el crimen organizado empezó a penetrar la estructura militar desde la segunda mitad de la década de 1980 y en el sexenio del Presidente Miguel de la Madrid Hurtado.
«Fue cuando el Ejército empezó a participar abiertamente en el combate a los sembradíos en el ‘Plan Condor’, que tenía como objeto el combate a la siembra y cultivo de enervantes, eso se inició en la época de De la Madrid. En aquel entonces estaba en apogeo en Jalisco, por ejemplo, el Cártel de Caro Quintero, después esos cárteles fueron mutando hasta llegar a los que tenemos ahora”, expuso.
Gallardo destacó que un aspecto grave o crítico que se muestra con la captura que hizo la DEA es que el Gobierno de México no estaba al tanto que Estados Unidos realizaba una investigación contra un alto mando militar, lo cual, pone en evidencia que los sistemas de inteligencia y contra inteligencia de México, tanto del Ejército como del ámbito civil no funcionan. Esto, abundó, podría representar un peligro para la seguridad nacional y defensa mexicana, pues los servicios de inteligencia deben captar cualquier situación que tenga que ver con una amenaza o una actitud de otro gobierno de agravar al estado mexicano.
“Se tienen que revisar los sistemas de inteligencia del Ejército, porque si no se dieron cuenta que había una investigación a un alto mando militar, no se dio cuenta la organización de inteligencia de Gobierno federal, ni Relaciones Exteriores, ni el Poder Ejecutivo, pues bonita cosa ¿no? Los servicios de inteligencia deben estar activos para detectar todos estos asuntos y tomar acciones para combatirlos”, [..] pero estamos viendo que no están operando: se dedican al chisme de lavadero, a espiar al enemigo político y no a los temas que tienen que ver con la criminalidad o con una política criminal o con una política de asuntos de inteligencia o de seguridad nacional”.
El General dijo que llama la atención que la captura del Secretario de Defensa del Presidente Enrique Peña Nieto es un tema bien delicado a nivel nacional y pese a ello, aún no hay una reacción de actores políticos quienes deberían de replantearse diversas políticas y estrategias en materia de defensa nacional y seguridad. “Los focos rojos están encendidos, pero el Gobierno no alcanza a procesar esta información que está pasando”, afirmó.
***
–¿Cómo repercutió la detención del General Cienfuegos Zepeda al interior de las Fuerzas Armadas? ¿Cómo ha reaccionado el personal del Ejñercito?
–Hay que apuntar que es grave que Cienfuegos haya sido detenido en Los Ángeles, California. Más bien hubiera sido detenido en el territorio mexicano porque se supone que tenemos un Estado de Derecho, pero ese Estado de Derecho, ya vimos, no funciona. Cuando la justicia mexicana apunta hacia las cúpulas de poder parte de esa justicia se quiebra o se dobla.
Además, las declaraciones que hizo Cienfuegos en el tema de narcotráfico contra los “envenenadores de la juventud”, etcétera, ya vemos que no fue cierto y lo que él decía era sólo simulación. Creo que el Secretario de la Defensa, apoyado del Código de Justicia Militar, tiene la facultad y debe emitir un decreto de retiro de acción penal en contra de todos los militares que hayan sido acusados y señalados por el tema del narcotráfico, porque, por un lado, como tropa y oficiales subordinados los mandaron a cubrir narcotráfico y, por otro lado, el mismo que les ordenaba erauno de los que apoyaban el narcotráfico.
El Poder Ejecutivo federal, como comandante de las Fuerzas Armadas, debería hacer una revisión de todos los casos de militares detenidos por este asunto (narcotráfico). Creo que en el Ejército –por los compañeros con los que he comentado este asunto– están en shock; como que no entienden qué pasó, no se explican cómo es que el máximo mando del Ejército estaba involucrado en asuntos de narcotráfico o del crimen organizado. Hasta ahorita no ha habido un posicionamiento –que yo tenga conocimiento– de los altos mandos militares, del Jefe del Estado Mayor, ni del Secretario de la Defensa actual. Ese es otro punto.
Dentro de los temas militares relativos a la tropa hay un descontento y mucha frustración porque no logran entender qué fue lo qué pasó. Sin embargo, es un tema muy delicado porque a través de las cúpulas del alto mando militar se permitió la infiltración del crimen organizado y, aunque no sabemos pero lo suponemos, estas personas saben el posicionamiento del despliegue de las tropas, el adoctrinamiento, cuántos efectivos hay, incluso se percibe una operación de manipulación de la lucha contra el narcotráfico. Por ejemplo: vamos a suponer que los encargados de combatir al narcotráfico en las cúpulas militares saben que habrá un movimiento de narcóticos por el Pacifico. Ellos dicen que ese movimiento será en el Golfo, entonces enfocan toda su fuerza en El Golfo y dejan pasar por el Pacífico.
Este tema [la detención de Cienfuegos] lleva hacer una serie de análisis que tienen que ver precisamente con el manejo que debe de tener el poder civil, me refiero al Congreso, en el tema de fuerzas armadas, lo cual nunca lo ha habido.
Ahora que llegó al poder la supuesta Cuarta Transformación yo, en serio, creí que sí se iba hacer un planteamiento o una planeación estratégica nacional sobre el tema de defensa nacional, seguridad pública, seguridad interior y seguridad nacional para ver cómo se podría o cómo se puede combatir este flagelo, sin embargo, no se hizo. Al contrario, hay un sometimiento por parte del Poder Ejecutivo federal, sin control y sin condiciones, a los altos mandos militares, porque según la visión de ellos son incorruptibles. Pero ya vimos que eso no es cierto porque el Ejército, como cualquier institución de Estado, está formado por personas, humanos, que tiene en su mente laberintos oscuros que no sabemos cuáles son las reacciones que pueden tener cuando se tiene poder.
Las funciones que se pone en tela de juicio –con la detención del extitular de la Sedena– son las facultades que tienen la Cámara de Diputados y el Senado d la República en el tema de presupuesto y de organización, del ordenamiento, de armar y disciplinar a las fuerzas armadas para seguridad y defensa de nuestro país, lo cual tampoco se ha visto.
Otro aspecto, ya interno en las Fuerzas Armadas, es que debería también ponerse a consideración la revisión de las currículas de educación militar, los planes de estudios militares y que se defina cuál es el perfil del militar mexicano y los objetivos específicos que debe de cumplir un militar en activo. Además se tienen que revisar los sistemas de inteligencia del Ejército, porque si ahí no se dieron cuenta que había una investigación a un alto mando militar, tampoco se dio cuenta la organización de inteligencia de Gobierno federal, ni la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ni nadie en el Poder Ejecutivo. Bonita cosa, ¿no?
–¿Qué nos demuestra que la DEA haya actuado de manera unilateral?
–Con la firma de la Iniciativa Mérida que define las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos en el tema de seguridad y defensa se supone que la situación cambia: hay que recordar que anteriormente había convenios que no eran del conocimiento de la opinión pública y ni del Congreso. Entonces, ¿por qué hay una desconfianza de los órganos de inteligencia de Estados Unidos hacia México, o debería de haberlo también en el sentido contrario? Pues porque ellos saben, según inteligencia, que las estructuras de seguridad y defensa del Estado mexicano están infiltradas por el crimen organizado. Muchos altos mandos, tanto civiles como militares pues son parte de ellos. Tan es así que cada día que avanzamos nos damos cuenta de ello sin necesidad de hacer investigaciones a profundidad.
Lo que estamos viendo es que los sistemas de inteligencia de México, tanto del Ejército como del ámbito civil no funcionan, no están operando: se dedican al chisme de lavadero, a espiar al enemigo político y no a los temas que tienen que ver con la criminalidad o con una política criminal, o con una política de asuntos de inteligencia o de seguridad nacional. Todo lo que se tiene que revisar con esta detención tiene que ver con eso.
–Mencionaba que es grave que el Ejército no se haya dado cuenta que investigaban a un alto mando, ¿podría detallarnos por qué?
–Los servicios de inteligencia deben captar cualquier situación que tenga que ver con una amenaza o una actitud de otro gobierno de agravar al estado mexicano.
Los órganos de inteligencia de Estado tienen por objeto obtener información para tomar decisiones, y los servicios de contra inteligencia se dedican a evitar que cualquier país o cualquier institución quiera agravar al Estado. Inmediatamente deben darse cuenta de ello para evitar acciones que tengan consecuencias de carácter político, social o seguridad.
–Hay una intromisión de la DEA, ¿es una ofensa esta detención aun sabiendo que en México no se investigaba a Cienfuegos y si no lo hubieran detenido el General hubiera seguido como si nada?
–No sé qué actitud debería de tomar el Gobierno mexicano. Ofendidos, ¿pero de qué? Si los aparatos de seguridad de Estados Unidos están actuando abiertamente y con la anuencia del Gobierno de México, del Ejército y la Fiscalía General de la República (FGR). Entonces, ¿de qué se sorprenden? Esa gente viene por intereses, no vienen hacerle favores a nadie. Esa gente tiene infiltrado todo el sistema de seguridad e inteligencia del Estado mexicano, ese es el problema.
Desde un inicio Andrés Manuel aceptó que los servicios de inteligencia de Estados Unidos actuaran en México. Un ejemplo: en la época de Peña Nieto hubo una reforma a varios artículos de la Ley de Fuegos y Explosivos para permitir que personal de Estados Unidos en México, militar y el de las agencias, puedan portar armas, entonces todas esa gente anda armada. Pero si tú, como ciudadana mexicana, tienes un arma te detienen si no tienes registro; sin embargo, los otros personajes extranjeros portan sus armas libremente sin ninguna restricción de las autoridades. Ese tema es otro que se debe revisar, porque se está violando la soberanía del Estado mexicano y la integridad territorial. Entonces, simulan estar preocupados porque fue detenido Cienfuegos en Estados Unidos, pero no sé de qué se sorprenden.
–La detención y sentencia, de comprobarse la culpabilidad, exhibe la corrupción en México. ¿A qué grado podría llegar?
–Es grave que por esta circunstancia que se dio nos demos cuenta que hay una infiltración en las cúpulas militares, y pues si es así también las hay en las cúpulas de Gobierno. Entonces ahí los servicios de inteligencia deben estar activos para detectar todos estos asuntos y tomar acciones para combatirlos.
Una de las características que tienen los servicios de inteligencia de los estados democráticos es que son autónomos y aparte son transexenales, no pueden estar de la mano con nadie porque manejan asuntos y temas delicados donde puede haber una actuación, puede convertirse en una amenaza de seguridad nacional, una amenaza a la sociedad y al poder nacional del Estado. Es un tema bien delicado y lo que estoy viendo es que no hay una reacción de los actores políticos. Hay una reacción en los medios, en la academia, pero debe haber un replanteamiento del tema de seguridad en términos generales y una revisión de la organización de las fuerzas armadas y de toda la estructura de seguridad e inteligencia del Estado. Pero ahora no la hay, no hay nada, no hay una convocatoria. Los focos rojos están encendidos, pero no los alcanzan a procesar.
–¿Desde cuándo estiman que el Ejército empezó a ser infiltrado por el crimen organizado?
–Creo que desde la época de Miguel de la Madrid ,cuando el Ejército empezó a participar abiertamente en el combate a los sembradíos en el llamado «Plan Condor», que tenía como objetivo el combate a la siembra y cultivo de enervantes; eso se inició en la época de De la Madrid. En aquel entonces estaba en apogeo en Jalisco el Cártel de Rafel Caro Quintero, después esos cárteles se fueron mutando hasta llegar a los que tenemos ahora.
Pero aquí una pregunta: ¿por qué participa el Ejército en asuntos que son de la exclusiva competencia de la autoridad civil? ¿Por qué no se da cumplimiento al Artículo 21 de la Constitución, que previene que la policía debe ser civil? Pues porque hay una falta de capacidad del poder civil del Estado.
–¿Qué hay que hacer para limpiar al Ejército?
–Tiene que haber un Secretario de la Defensa que unifique la defensa nacional en una sola fuerza; es decir, Marina, Ejército, Fuerza Aérea, una sola Secretaría. Además, se debe crear un Estado Mayor conjunto, porque los civiles no pueden operar el Ejército. Esa operación se tiene que hacer bajo la tutela de la defensa nacional civil a través de un Estado Mayor conjunto que opere las fuerzas armadas. Debe haber Jefe del Ejército, Jefe de la Marina y Jefe de la Fuerza Aérea, todos bajo el mando civil.
Otro aspecto, ya interno en las Fuerzas Armadas y que debería ponerse a consideración, es la revisión de las currículas de educación militar, los planes de estudios militares y que se defina cuál es el perfil del militar mexicano y los objetivos específicos que debe de cumplir un militar en activo.
Y, por supuesto debe haber una depuración de altos mandos. Porque este es un asunto grave, pero abre la posibilidad para hacer una transformación en serio, porque ahorita la transformación, desde mi punto de vista, es una simulación, no hay transformación; cuando se quiere transformar un Estado se debe comenzar por cambiar los aparatos que permiten las violaciones y la corrupción en el sistema dentro de ese Estado. Creo que es una oportunidad histórica que se nos presenta nuevamente y ojalá que la clase política nacional pueda procesar esta información. Es una oportunidad histórica que se tiene que aprovechar.