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La novela, escrita en 1898, está clasificada como ficción gótica e historia de fantasmas, con una protagonista, que es la que narra los hechos, a la que se le puede calificar de narrador poco fiable, lo que implica que todo lo contado sea un delirio propio de la preceptora.
MADRID, 28 de octubre (EuropaPress).- La maldición de Bly Manor se ha convertido en una de las sensaciones de Netflix. Mike Flanagan ha vuelto a arrasar con una historia de terror y fantasmas tras haber conquistado al público con La maldición de Hill House. A diferencia de la primera serie, que adaptaba la novela homónima de Shirley Jackson, esta entrega se basa en las historias de Henry James, con su obra Otra vuelta de tuerca como gran referente. Ahora bien, el final del material original escrito por James era mucho más oscuro desesperanzador que la ficción de la plataforma.
El final de la serie da pie a la esperanza, pues los niños protagonistas logran olvidar lo ocurrido en la mansión. Dani (Victoria Pedretti) acaba siendo la última víctima de la maldición de la Dama del Lago. Después de provocar que el espíritu de Viola la posea, con lo que logra salvar a Flora de una muerte inminente a la vez que libera las almas de todos aquellos que han muerto en los límites de la mansión, Dani inicia una feliz y larga relación con Jamie (Amelia Eve), la jardinera del caserón.
Sin embargo, tras cinco años de feliz noviazgo, Dani comprueba que sus temores son ciertos: el fantasma de Viola sigue habitando en ella y sigue sediento venganza y muerte. Así, tras despertarse un día con su mano en el cuello de su novia, decide sacrificarse para no hacer daño a quien más quiere y lanzarse al fondo del lago. Allí, tal y como comprueba Jamie con sus propios ojos, ahora llace Dani que en su cuerpo encierra el vengativo espíritu de la Dama del Lago para que ésta no vuelva a salir y cobrarse más víctimas.
Además, al final la serie revela que la narradora, el personaje de Carla Gugino, es realmente la versión anciana de la jardinera. En este epílogo ella asiste a la boda de Flora, que efectivamente no recuerda nada de lo ocurrido en Bly, donde también coincide con Miles, el tío Henry e incluso con el ya maduro Owen.
Pero ella, la jardinera, sigue enamorada de Dani y, como muestra la última escena, noche tras noche deja la puerta entreabierta por su espíritu quiere manifestarse. Y así lo hace en el último plano de la serie, que muestra la fantasmal mano de Dani, con su anillo, apoyada en el hombro la adormilada y madura Jamie. Su amor sigue perenne y es ese sentimiento es el que protege a la antigua jardinera.
EL OSCURO FINAL DE JAMES
Un final mucho más luminoso de lo que fue la novela original, pues el libro de James termina con la muerte del pequeño Miles Wingrave. En Otra vuelta de tuerca, la institutriz, que es también la protagonista de la historia, intenta proteger al niño del fantasma de Peter Quint, quien ha controlado al muchacho en la mayor parte de la trama.
La preceptora logra que Quint ya no controle más al joven Wingrave. Sin embargo, esto no evita que el niño muera. Se alude a que falleció tras la posesión, pero también parece que fue la propia institutriz la que pudo matarlo accidentalmente. De hecho, la deliberada ambigüedad del texto de James deja el debate en el aire, abierto a la interpretación del lector. De hecho, hay una de las interpretaciones más extendidas de la novela sostiene que toda la historia es la narración de cómo la institutriz se sumerge en una suerte de delirio, pierde el control de la realidad y los fantasmas son un producto de su imaginación.
La novela, escrita en 1898, está clasificada como ficción gótica e historia de fantasmas, con una protagonista, que es la que narra los hechos, a la que se le puede calificar de narrador poco fiable, lo que implica que todo lo contado sea un delirio propio de la preceptora. Esto convierte al libro de James en una historia mucho más siniestra que la adaptación de Flanagan que, además, también toma como referencia otros escritos del autor estadounidense.