La intensa gravedad de un agujero negro curva el espacio-tiempo, actuando como una lupa y causa que su sombra parezca más grande. Un equipo internacional de investigadores midió esa distorsión visual y descubrió que el tamaño de la sombra corrobora las predicciones de la relatividad general.
Madrid, 1 de octubre (EFE).- La teoría de la relatividad general de Albert Einstein, la idea de que la gravedad es materia que deforma el espacio-tiempo, ha resistido más de un siglo de pruebas, la última frente al análisis de la sombra de un agujero negro, según un estudio que publica hoy Physical Review Letters.
La prueba enfrentó al agujero negro supermasivo en centro de la galaxia Messier 87 (M87) -el primero del que se ha tomado una imagen- y Einstein, quien fue el primero en formular la teoría que los predice, aunque nunca llegó a entenderlos ni aceptarlos.
La intensa gravedad de un agujero negro curva el espacio-tiempo, actuando como una lupa y causa que su sombra parezca más grande. Un equipo internacional de investigadores midió esa distorsión visual y descubrió que el tamaño de la sombra corrobora las predicciones de la relatividad general.
Gravitational Test beyond the First Post-Newtonian Order with the Shadow of the M87 Black Hole by @ehtelescope
Letter: https://t.co/SebuFB2zY9
Viewpoint: https://t.co/oXryDPXOuh— Physical Review Letters (@PhysRevLett) October 1, 2020
Una prueba de gravedad en el borde de un agujero negro supermasivo representa una primicia para la física y ofrece una prueba más de que la teoría de Einstein permanece intacta incluso en las condiciones más extremas, según señala el Instituto de Estudios Avanzados (EU), uno de los firmantes de la investigación.
El estudio se centró en un espacio de parámetros previamente inexplorados para la investigación de los agujeros negros.
La sombra de los agujeros negros es diferente de las que se encuentran en la vida cotidiana, pues mientras un objeto físico proyecta una sombra impidiendo que la luz pase a través de él, un agujero negro puede crear el efecto de una sombra desviando la luz hacia sí mismo.
Aunque la luz no puede escapar del interior de un agujero negro, es posible -aunque improbable- que la luz escape de la región que rodea el horizonte de sucesos, dependiendo de su trayectoria. El resultado es una tierra de nadie justo más allá del punto de no retorno, que aparece a los observadores como una sombra.
A pesar de sus éxitos, la teoría de Einstein sigue siendo matemáticamente irreconciliable con la mecánica cuántica -la comprensión científica del mundo subatómico- y una teoría definitiva del universo debe abarcar tanto la gravedad como la mecánica cuántica.
Haystack’s Kazu Akiyama (@sparse_k) is an author on the latest @ehtelescope collaboration paper, describing a wobble in the shadow of the black hole M87.
For more, see our M87 archival data press release on @MIT News:https://t.co/Pg88ZjAinj
— MIT Haystack Observatory (@MITHaystack) September 24, 2020
«Esperamos que una teoría completa de la gravedad sea diferente a la de la relatividad general, pero hay muchas maneras de modificarla. Consideramos que cualquiera que sea la teoría correcta, no puede ser significativamente diferente de la relatividad general cuando se trata de agujeros negros», destacó Dimistrios Psaltis, de la Universidad de Arizona y director de la investigación.
El equipo comprobó que las diversas formas de modificar la teoría de la relatividad general «fallan» en esta nueva prueba de medir la sombra de los agujeros negro, según Fryal Özel, y miembro de la colaboración Telescopio Event Horizon (EHT), que el año pasado logró la imagen del agujero negro en el centro de M87.