Pese a la oposición y mitos de la industria, a partir de mañana entra el vigor el etiquetado claro en México, medida reconocida por organizaciones internacionales para que los mexicanos decidan con información entendible sobre su consumo de productos ultraprocesados que dañan su salud y la de su familia.
Ciudad de México, 30 de septiembre (SinEmbargo).– Entre señalamientos o amparos de la industria, memes, adelantos en los estantes y, después de años de trabajo de la sociedad civil, mañana entra oficialmente en vigor el etiquetado nutrimental claro (NOM-051) que, con aval de la Secretaría de Salud, advierte a los mexicanos sobre altos niveles de azúcar, grasa, calorías, sodio, edulcorantes y cafeína no recomendables en niños en productos solo ultraprocesados, no en ingredientes ni preparados en las calles. Se darán dos meses de plazo para cumplir. Además, de octubre a abril de 2021, desaparecerán los personajes de los empaques como osos o tigres que durante décadas atrajeron a niños y niñas pese a sus efectos negativos en la salud científicamente comprobados.
Ayer por la noche el Subsecretario de Prevención y Promoción de Salud, Hugo López-Gatell, advirtió que entre más sellos tenga un producto es menos saludable. Además, alertó que habrá diversas sanciones para las empresas que incumplan con esta norma.
Un detalle que incluye la Norma es la prohibición para incluir en los empaques figuras infantiles o personajes públicos dirigidos a atraer la atención de las personas sobre tales productos.
«Incluir en la etiqueta personajes infantiles, animaciones, dibujos animados, celebridades, deportistas o mascotas, elementos interactivos, tales como, juegos visual – espaciales o descargas digitales–, que, estando dirigidos a niños, inciten, promueven o fomenten el consumo, compra o elección de productos con exceso de nutrimentos críticos o con edulcorantes», señala el artículo 4 de la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010, Especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados-Información comercial y sanitaria.
Sin embargo, aunque algunas marcas han optado por la reformulación de los productos en estas últimas semanas, la histórica política pública que busca a largo plazo reducir niveles de obesidad y enfermedades crónico-degenerativas, debe complementarse con la regulación de la publicidad en todos los medios, la oferta de chatarra en escuelas, impuestos altos para desincentivar el consumo y lanzar campañas de educación nutricional, dijeron miembros de organizaciones internacionales e investigadores.
«México se ha vuelto un ejemplo para el mundo en materia de regulación del etiquetado; ha alcanzado el nivel de excelencia», destacó en rueda de prensa Fabio da Silva, asesor de nutrición en la Organización Panamericana de la Salud (OPS), quien reconoció la importancia de la palabra «exceso» y que el sello sea negro y esté ubicado en una zona visible para que resalte de la envoltura colorida, ya que cada elemento está probado con evidencia científica y con base en criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya no de la industria.
Da Silva también enfatizó el impacto de retirar los personajes que incrementan el deseo por el producto, generan engaños o confusión. «Los niños pueden sentir un sabor distinto solo porque ven pingüinos en la caja de galletas», ejemplificó.
#EtiquetadoParaLaSalud
«El etiquetado de advertencia debe ser un eje rector para otras políticas que fortalezcan el entorno alimentario saludable»@SBarquera, director del @1CINyS @inspmx, en webinar con @elpoderdelc pic.twitter.com/gBP7pWPtM2— CINyS – INSP (@1CINyS) September 30, 2020
Mauro Brero, jefe de nutrición de UNICEF México, recordó que el país carga con altos niveles de obesidad, hipertensión, diabetes (comorbilidades durante la COVID-19) y, además, desnutrición infantil que impide a la infancia desarrollar su potencial, por lo que la medida es «un momento histórico» para el país.
«La alimentación de nuestros niños es inadecuada. En México, la contribución de energía se deriva en gran parte de alimentos no saludables, bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados. Muy poco se deriva de frutas, verduras y leguminosas», dijo y mostró la foto de Ricky, un niño de la Ciudad de México que aunque su familia procura darle un desayuno nutritivo, en la calle entra a un entorno obesogénico, donde hay una oferta excesiva de productos no saludables.
Al igual que la OPS, la UNICEF también celebró la claridad del etiquetado implementado en México para beneficio de la infancia y para que los consumidores puedan realizar elecciones informadas y saludables. En Chile, país que desde 2016 aplicó un etiquetado parecido, el 93 por ciento de la población entendió la información desde un inicio y el 80 por ciento dijo que afectó su decisión de compra, documentó Brero.
Israel Ríos, oficial de nutrición de la FAO para Mesoamérica, expuso que ante el hambre, inseguridad alimentaria y «aceptación social» de la obesidad, las familias latinoamericanas suelen recurrir más a dietas con chatarra relativamente más accesibles que a frutas y verduras, una práctica agudizada por la crisis económica y sanitaria.
Ante ello, reflexionó, el etiquetado claro conduce también a una discusión sobre la transformación de nuestros sistemas alimentarios: cadena de suministro, ambientes alimentarios obesogénicos y las conductas del consumidor.
Como comentarios adicionales, el investigador del Instituto Nacional de Salud Pública, Simón Barquera, resaltó que la medida se implementa en el marco de la epidemia de obesidad en el país que en los últimos 18 años ha aumentado un 42 por ciento.
«Antes se tenía información, pero mala y engañosa. Eso no sirve de nada», dijo. «Critican mucho estos esfuerzos del Gobierno por buscar ambientes más saludables porque dicen que las decisiones son individuales. Pero hay que verlo en el marco del derecho al bienestar, a la salud, a la alimentación y a ambientes saludables que el Gobierno debe garantizar».
Para concluir el webinar, el director de El Poder del Consumidor, Alejandro Calvillo, evocó que esta es la primera política pública integral sin intereses económicos que fue establecida con base en evidencia científica frente al «engaño» de la industria.
Señaló que, como lo hicieron contra los impuestos en 2014, principales asociaciones de la industria de chatarra y bebidas han difundido «argumentos sin sustento y mitos» (incluso contra antojos mexicanos) que buscan confundir y generar incertidumbre, aunque hay evidencia científica suficientes sobre la vinculación del consumo de estos productos ultraprocesados con obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares.