«A los productores nos hace falta mucho camino por recorrer, entender nuestra materia prima, asegurar la sustentabilidad de la diversidad de los agaves, pugnar porque los agaves catalogados como Recurso Forestal No Maderable dejen de estar bajo el ámbito de la CONAFOR y sea abordado de manera integral por parte de SEMARNAT, SADER y CONACYT, construir un sector que pueda darle ingreso a los más 23 mil empleos directos y 105 mil empleos indirectos», Fernando Rubí León, de Casa León Rojo, comparte su opinión acerca de la corrupción en la producción de mezcal.
Por Fernando Rubí León
A Graciela
Ciudad de México, 18 de septiembre (SinEmbargo).- La percepción generalizada de que la corrupción es el cáncer que ha hecho metástasis en la sociedad mexicana y sus grupos de poder es casi incuestionable. Tristemente, el ámbito del mezcal parece no haber escapado a esta mala practica llevada a cabo por su esfera administrativa que ostenta solo una posición de decisión más no de poder, nada de esto (al contrario de lo que opinan y comunican los intelectuales) guarda relación con la gente que elabora el mezcal, aquellos que caminan largas jornadas para poder labrar (jimar) los agaves, los que vigilan el proceso de elaboración, los que diseñan las etiquetas y todos los que se dedican a su promoción y venta alrededor del mundo.
Es cierto que no todas las personas que producen mezcal guardan un comportamiento intachable en todo momento, pero la mayoría son personas honestas y auténticas. La gente del mezcal formada por hombres y mujeres para los que esta actividad significa una tradición y conocimiento familiar que les otorga identidad, además de proveerles un ingreso, son esas familias que pasan por momentos difíciles y complicados al encontrarse con el camino de la formalidad económica y su entorno lleno de pretensión y presunción.
En fechas recientes y tras la extradición de Emilio Lozaya Austin, los negocios de esa familia en el mezcal en conjunto con la élite del poder político del llamado «PRIAN» han salido a la luz, versiones periodísticas relacionan a Juan Jesús Lozoya Austin (anterior secretario de COMERCAM y hermano de Emilio) junto con Pedro Pablo Ochoa Reza (hermano de Enrique Ochoa Reza anterior presidente del PRI y diputado federal) con las figuras de Diodoro Carrasco y Gabino Cue de quienes se dicen han acaparado las marcas de mezcal de Oaxaca aprovechándose de sus contactos y relaciones de poder político-empresariales para hacer crecer un sistema de intermediación y acaparamiento de venta y exportación del mezcal para su propio beneficio.
De Juan Jesús Lozoya Austin y Pedro Pablo Ochoa Reza se señala que vendían la inclusión de estados y municipios a la Denominación de Origen de Mezcal (DOM) hasta por 3 millones de pesos, este señalamiento lo hace el titular del Sistema Maguey Mezcal de Durango, y muchos productores de Oaxaca que le recriminan el haber abierto la DOM en detrimento de ellos. La élite de poder de Oaxaca (Diodoro Carrasco y Gabino Cue) está obteniendo, gracias a sus prevendas y favores políticos, la autorización de marcas, lo que provoca que en Oaxaca se acumulen en un solo grupo político-empresarial la producción y venta, teniendo de facto una posición dominante.
Lo anterior contrasta con la narrativa de algunos comunicadores y opiniones que se difunden sin cuestionar a esta élite, cuando en realidad no conocen de trabajo, esfuerzo y constancia, más que los privilegios con los que nacieron y que les hacen el camino más sencillo que a muchos de los pequeños productores que por generaciones se dedican a la elaboración de mezcal, o que gracias a que asistieron a universidades caras obtienen relaciones de poder o complicidad, y que a pesar del reciente auge de este destilado no ven los beneficios de su labor. Lo que sucede en el sector del mezcal es un ejemplo de que en México existe una élite que se aprovecha de sus privilegios para mantener sus prevendas y explotar a los que realizan el trabajo día con día. En México pareciera ser más valorado las personas que conoces en lugar de lo que sabes hacer.
Esta realidad basada en la acumulación de dinero y poder invisibiliza la crisis que se esta dando en el mundo del mezcal, el COMERCAM cobra por Dictamen de cumplimiento con la NOM hasta 8 mil 400 pesos y otros costos que se puede comprobar en su pagina (http://crm.org.mx/PDF/DC-04%20R5%20CUOTAS%20VIGENTES.pdf), la permanencia por 15 años de Hipocrates Nolasco al frente del COMERCAM no ha beneficiado al gran sector del mezcal en especial a los pequeños productores, en cambio ha permitido el ascenso de una élite político empresarial con intereses en hacer negocios en lugar de representar a los productores de mezcal que en su mayoría son pequeños.
A los productores nos hace falta mucho camino por recorrer, entender nuestra materia prima, asegurar la sustentabilidad de la diversidad de los agaves, pugnar porque los agaves catalogados como Recurso Forestal No Maderable dejen de estar bajo el ámbito de la CONAFOR y sea abordado de manera integral por parte de SEMARNAT, SADER y CONACYT, construir un sector que pueda darle ingreso a los más 23 mil empleos directos y 105 mil empleos indirectos y comunidades,donde tenemos impacto, una mejor estructura; a los niveles federales como estatales exigirles no solo un mejor financiamiento y regulación de la actividad sino un acompañamiento que reditúe en la conformación no solo de una empresa sino en la posibilidad de llegar a mercados locales, nacionales e internacionales.
Al mundo y a la gente del mezcal le hace falta un marco regulatorio integral que sea similar al que tiene la industria vitivínicola con su Ley de Fomento y no como la iniciativa que presentó el Senador Dante Delgado que contiene muchas fallas y solo busca quitarle poder al COMERCAM creando más burocracia, gasto de recursos materiales, humanos y financieros en lugar de dar una estructura apropiada a la actividad y coordinación entre los actores gubernamentales.
El mezcal puede ser parte de la solución para la crisis social y económica que muchas de las regiones del país viven, sin embargo, hoy el mezcal es producto de una lucha de poder entre las élites que se quedan con los beneficios de la cadena productiva, aprovechándose de los productores y políticos oportunistas, esos que argumentan meritocracia se quedan con el producto, son dueños de marcas, de puntos de consumo (restaurantes) y además exportan, eso es un monopolio que la COFECE no quiere ver ni ha señalado.
La gente del mezcal no es corrupta y esta más dispuesta a trabajar por un ingreso adecuado, lo expreso porque lo he experimentado, el habitante común de este país no es corrupto, la gente que trabaja se diferencia de las élites que manejan los designios administrativos del mezcal, esos que sí son señalados como corruptos y abusivos haciendo uso de sus privilegios que muchos equiparan con meritocracia.
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