Los artesanos se han visto afectados con la pandemia al no tener espacios para exponer y vender sus obras, el medio digital se muestra como una opción para conocer a la distancia sus creaciones y poder realizar pedidos, objetivo que busca apoyar el Catálogo de Artesanos Arte y Colores de la CDMX 2020.
Entre los 126 artesanos que aparecen en esta edición se encuentra el señor Armando Martínez y su taller familiar, «Taller Sarapico», dedicado a la creación de papel picado en miniatura de 5 por 6 centímetros y calaveras en papel cebolla con un tamaño de 25 por 11 centímetros. «Me baso mucho en la crónica de Chava Flores y en fotografías que nosotros sacamos junto con algunos apoyos del Archivo Casasola que son fotografías de artes y oficios además de personajes», explicó el señor Armando que empieza a trabajar diseños muy personales y colaboraciones con pintores.
Ciudad de México, 12 de septiembre (SinEmbargo).- México es un país que destaca por la riqueza de su cultura, propios y extraños se asombran con los sabores de su gastronomía, sus paisajes, bailes tradicionales y el trabajo y dedicación de las manos artesanas y sus creaciones; este último uno de los sectores más afectados por la pandemia, artesanos cambiando sus productos por comida se convirtieron en escenas cada vez más comunes.
El Catálogo de Artesanos Arte y Colores de la CDMX 2020 busca funcionar como una opción para dar visibilidad a 126 artesanos de la Ciudad de México y así llegar hasta el hogar de las personas que con lo provocado por la COVID-19 se mantienen en casa. El catalogo se encuentra dividido en áreas como cartonería, textil, vitral, papel picado, entre otras, y cuenta con una ficha de cada artesano en la que se incluye su método de trabajo, formas de contacto, pago, alcaldia de procedencia y una pequeña muestra de sus creaciones. La idea es que cada persona pueda verlo y contacte directamente a los artesanos para realizar sus pedidos.
«Una de las cosas más interesantes es que estas artesanías que se están elaborando en la Ciudad de México ya abordan los temas urbanos propios de la ciudad […] podemos decir orgullosamente que ya son artesanías de estirpe chilanga», dijo Francisco Ruíz, Director General de Equipamiento Turístico de la Ciudad de México, en entrevista a SinEmbargo. Destacó que elementos de la capital como los luchadores, el xoloitzcuintle y el ajolote inspiran varias creaciones de, por ejemplo, cartonería.
El año pasado se realizaron algunos eventos para exponer el trabajo de los artesanos y de floricultores de la Ciudad de México, sin embargo, la situación provocada por la pandemia no ha permitido replicar estas acciones por lo que el Catálogo de Artesanos cobra relevancia debido a que los artesanos se quedaron sin espacios dónde exponer y vender sus creaciones. «Nos dimos a la tarea de buscar formas para que ellos pudieran continuar con sus ventas y de esa forma nació el catálogo», contó Francisco Ruíz y agregó que lo complementan con campañas de difusión en redes sociales.
Otra de las intenciones es poder ir incorporando a los artesanos a la comercialización digital, para que puedan aprovechar la oportunidad del comercio electrónico que en esta pandemia creció exponencialmente. Una opción es el portal Canasta Rosa con el que tienen un convenio y en el que varios artesanos pueden exponer su trabajo y venderlo.
TALLER SARAPICO, PAPEL PICADO MINIATURA
Entre los artesanos que aparecen en el catálogo está el trabajo de Armando Martínez y su taller familiar «Taller Sarapico» dedicado a la creación de papel picado en miniatura y calaveras en papel cebolla.
«Sarapico tiene ya unos 25 años trabajando como trayectoria, nace prácticamente en el Museo Nacional de Culturas Populares en la época de la gestión de la maestra Cristina Payán, una gran antropóloga, quien le da el visto bueno al trabajo y con el que arrancamos prácticamente nuestra historia como artesanos. Nosotros empezamos, y digo nosotros arrancamos porque lo tenemos como taller familiar, al principio arrancamos mi esposa Alejandra Spindola y yo con lo que es el grabado», recordó el señor Armando Martínez para SinEmbargo.
Martínez, bailarín que desde muy niño se ha apegado a la cultura popular, se involucró mucho en la celebración de Día de Muertos para dejar volar su creatividad y usar sus conocimientos de cartonería en miniatura y del grabado, por lo que incursiono en el papel picado. «Para mí siempre ha sido tanto un reto como algo bien bonito experimentar el trabajo en miniatura, desde el grabado que siempre trabajé en miniatura de 10 por 10 centímetros, siempre fue un trabajo muy minucioso», dijo el artesano.
Las piezas de papel picado que aparece en el catálogo tienen dimensiones de 6.5 por 18.5 centímetros, 5 por 6 centímetros, mientras que las calaveras manejan tamaños de 25 por 11 centímetros, lo que implica un alto grado de dedicación, paciencia y especial atención al detalle para no distorsionar la imagen y brindar calidad.
«Me baso mucho en la crónica de Chava Flores y en fotografías que nosotros sacamos junto con algunos apoyos del Archivo Casasola que son fotografías de artes y oficios además de personajes», explicó el señor Armando que empieza a trabajar diseños muy personales y colaboraciones con pintores que le mandan sus obras para pasarlas a papel picado. «Es un reto porque no es lo mismo dibujar y borrar, al corte en papel que es único y si corto más, ya se quedó así, siempre hay que tener mucho empeño y mucha practica», refirió Martínez.
Este artesano cuya base se encuentra en la alcaldía Coyoacán explicó que es el único mexicano reconocido y certificado por Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (FONART) que hace papel picado en dimensiones tan pequeñas. «Más que un alago es un compromiso a seguir trabajando y seguir creando y exigiéndome más en los tamaños y la calidad del corte», afirmó Armando, que reconoce en su mamá a la persona que le inculcó el poner en alto a México y sus tradiciones.
El artesano platicó que el ámbito de la cultura, desde su perspectiva, suele ser relegado. «Desafortunadamente, para nosotros como artesanos una de las problemáticas es que vengan grandes empresas y quieran comercializar nuestro trabajo y eso es lo que, yo en lo personal, siempre procuro trabajar directamente para el público, para que no tengan intermediarios. Esta temporada de la pandemia nos vino a mover aunque antes de teníamos problemas para conseguir espacios, recursos y difusiones; creo que los que tenemos cierto reconocimiento estamos obligados a apoyar a nuestros compañeros que vienen atrás», dijo.
Los espacios se cerraron y aunque algunos se empiezan a abrir, Armando denunció que hay bazares que cobran mucho por participar en ellos y los artesanos no tienen las posibilidades. «Es tiempo de solidarizarnos con artesanos, con hombre y mujeres que están sufriendo; si yo la estoy pasando regular hay gente que está peor que yo, somos muchos artesanos que la estamos pasando mal y que haya poca respuesta de instancias que tienen el poder de abrir apoyos […] la estamos pasando mal».
El artesano destacó que estos catálogos buscar ayudar e impulsar, sin embargo hay que prestar atención en que no todos los artesanos saben usar la tecnología o la tienen para promover sus productos.
ITARI-TE, PROYECTO TEXTIL DE DIVULGACIÓN
Otro de los casos es el de Ivonne Ramos y el proyecto familiar de Itari-te que surge de un proyecto de mujeres que salieron de un taller de telar de cintura que ella daba en Milpa Alta, al terminar se formó un grupo que empezó como colectivo y con el que empezaron a realizar difusión de arte popular en especial a compartir la técnica de los pueblos del sur de Xochimilco, Milpa y Tlahuác telar de cintura y el bordado tradicional.
«Empezamos hace 13 años con el taller y hace cinco o seis fue que se empezó a formar ya el grupo pero lo dedicamos justamente a la compartición de saberes y después quisimos vivir ya de eso porque no sólo era ya la difusión, sino parte del oficio para recuperar el oficio de tejedora y bordadora y empezamos a crear piezas para vender», explico Ivonne en entrevista.
De acuerdo con Ramos, Itari-te es una palabra huichola que significa tejido en palma o tejido con hilos de colores, este nombre las representaba y por eso la elección. Al final quedaron sólo dos personas y se involucro la familia de ambos por lo que quedó como un proyecto familiar.
«Venimos de generaciones de tejedores y bordadores, pero al final cuándo las personas migran a la Ciudad de México pierden parte de su identidad; resulta que el ADN no te engaña y siempre llama al pasado y terminas dedicándote a eso que perteneces. En mi caso y en otros también, como que todos coincidíamos, venían de familias de tejedores pero había una ruptura en su generación en la que ya no seguían con el oficio y que finalmente aquí, los papás, en la ciudad te mandan a la escuela para que tengas una profesión y haces lo que quieres», contó Ivonne, quien agregó que al final sus ancestros y su historia familiar la impulsó a hacer un proceso de recuperación de su tradición e identidad.
Ramos señaló que la pandemia ha sido muy dificil, ella ha logrado salir adelante porque tiene una beca debido a que estudió en el Instituto Nacional de Bellas Artes, lo que le ayudo a certificar sus estudios. Respecto al catalogo, Ivonne explicó que aún no han logrado tener ventas gracias a este y agregó que, en su caso, sabe que les falta imagen y apoyo fotográfico para poder mostrar las piezas y que pueda verse todo lo que ofrecen.
«Justamente los talleres que damos son de sensibilización, una pieza es cara, sí, pero ven y yo te enseño, hasta las clases eran gratuitas y por eso buscamos financiamientos porque sabemos que no todos pueden pagar, sobre todo para que no perdiera porque la promoción y la difusión a las artes es complicado; justo decíamos no te cobro pero ven, aprende y hazlo para que entiendas cuantas horas te puedes llevar, hay gente que lo ha entendido bien […] pero son muy pocos en realidad», señaló.
Como estas historias existen otras más de artesanos que a través del catálogo y en general las redes buscan hacer visible su trabajo para mantener estas tradiciones mexicanas y generar ingresos que les permitan salir adelante en esta pandemia.