Gersain Cardona Martínez fue privado de la libertad junto con cinco vendedores de pinturas por cambaceo cuando buscaban a seis de sus compañeros desaparecidos un día antes en Piedras Negras, Coahuila, en marzo de 2009. A la fecha son pocos los avances en las investigaciones para dar con su paradero, denunció la familia de la víctima.
Ciudad de México, 1 de septiembre (SinEmbargo).- María Demetria Martínez Hernández buscó a su esposo Gersain Cardona Martínez hasta la muerte. En octubre de 2016, falleció de un paro cardíaco y ahora son sus dos hijas, Lizeth y Maricarmen, quienes continúan con la búsqueda del hombre, quien es uno de los 12 vendedores desaparecidos por presuntos policías en Piedras Negras, Coahuila, desde hace 11 años.
El 30 de agosto, al conmemorarse el Día Internacional de Víctimas de Desaparición Forzada, Lizeth Cardona Martínez recuerda más a su padre.
“Es una época muy difícil para muchos y muchas, en especial para mí. Yo creo que es una jornada en que debe recordárseles, y no sólo ese día sino todos, porque no es una persona, son 73 mil. Se trata de un día para que todos los ciudadanos y el Estado estén conscientes que las personas desaparecidas no mueren: su memoria está viva porque no las dejamos de buscar”, dijo la joven de 25 años de edad en entrevista con SinEmbargo.
¿QUIÉN ERA GERSAIN?
Gersain se dedicaba al comercio y venta de pinturas por cambaceo (venta de casa en casa o negocio en negocio) en todo el país. Por ese motivo salía constantemente de viaje, a veces duraba meses recorriendo toda la República.
“A él le gustaba mucho viajar, más si era en familia. Disfrutaba mucho los momentos en que podía convivir con sus dos hijas y su esposa. También le agradaban los deportes, en especial el básquet”, relató su hija.
A inicios de 2009, el hombre decidió irse a trabajar a Coahuila. Fue en el mes de marzo que marchó hacia el norte de la República con un grupo de 20 personas en tres camionetas, dos unidades con seis a bordo y la tercera con ocho.
Cuando llegaron a Coahuila se dividieron: el vehículo con ocho personas se fue a Monclova y los otros dos a Piedras Negras.
La primera camioneta que llegó a Piedras Negras y las personas que viajaban en ella desaparecieron el 20 de marzo. La noche de ese día, que era un viernes, Gersain llamó a su casa ubicada en el Estado de México y dijo lo que había sucedido.
“Nosotros le pedimos que se regresara para que no le pasara nada, pero él dijo que los otros compañeros desaparecidos eran sus amigos, que no podían dejarlos así y se iban a dedicar a buscarlos”, narró la entrevistada.
Al día siguiente, la familia de Gersain intentó comunicarse con él, pero el teléfono mandaba a buzón. María Demetria marcó a los parientes de los compañeros, pero ellos tampoco lograron comunicarse con los vendedores.
Demetria y sus hijas tenían la esperanza que fuera solo falta de señal en los celulares el motivo por el que no podían entablar comunicación, sin embargo, pasaron los días y al ver que no contestaban y tampoco había respuestas de los demás familiares, la alarma creció.
Lizeth, ahora convertida en activista e integrante de un colectivo, destacó que desde entonces se inició la búsqueda y la lucha. “Pusimos las denuncias, tanto en la Procuraduría de Coahuila como en la entonces Procuraduría General de Justicia (PGR)”.
Una semana después de los hechos, la esposa de uno de los pintores, de los que iban en la primera camioneta desaparecida, recibió una llamada presuntamente del Ministerio Público de Coahuila que le instruyó “a no hacer nada ni reportar el caso ante las autoridades porque ya habían pedido rescate por ellos”.
DESAPARICIÓN FORZADA
El caso fue tratado inicialmente como un secuestro, aunque solo existió una llamada al respecto: “Al principio no sabíamos que era una desaparición forzada, nosotros pensábamos que era un secuestro porque había una llamada pidiendo rescate, pero luego no hubo más”.
En las primeras indagatorias se recopilaron testimonios que apuntaban que Gersain y sus cinco compañeros fueron privados de la libertad cuando pernoctaban en una gasolinera a las afueras de Piedras Negras y que los presuntos responsables eran policías.
“Por lo que hemos leído en el expediente, ellos estaban buscando a sus compañeros y no les dio tiempo, o quizá por ahorrar dinero, pero no se metieron a un hotel; se quedaron en la gasolinera y en la madrugada los desapareció la Policía de Caminos”, narró la hija.
Se presume que fueron “halcones” los que, después de ver a los vendedores de manera sospechosa porque no eran de la zona, llamaron a los perpetradores.
La joven destacó que el testigo principal era un trabajador del establecimiento que ese día estaba en turno, sin embargo, él ya falleció.
“Las autoridades ya no indagaron más. A lo mejor él (el trabajador) podría darnos más pistas, pero ya no está y eso es lo que pasa cuando las autoridades no hacen su trabajo: los testigos se mudan, ya no hablan o, como en este caso, fallecen”, narró.
Lizeth y su hermana eran menores de edad cuando ocurrió la desaparición de su padre. María Demetria, la madre, fue quien desde el principio buscó a Gersain, incluso, realizaba investigaciones por su propia cuenta.
“Ella estuvo buscando desde el inicio. Siempre nos dijo la verdad, nos compartía cosas y nosotras la acompañábamos, pero ella era quien se hacía cargo de todo: se iba a las marchas, viajaba hasta Saltillo, Coahuila, hacía búsquedas de campo, entre otras cosas”, recordó la entrevistada.
La salud de María Demetria se deterioró conforme pasaron los años y no tenía ni un rastro concreto de su esposo. En octubre de 2016, a ocho años de la desaparición de Gersain, la madre de Lizeth falleció por complicaciones cardiacas.
“Ella ya tenía diabetes, pero con el paso del tiempo y en la incertidumbre de no encontrar a mi papá, su salud decayó. La desaparición de un ser querido sí causa daños en la salud. Por buscar, no comía bien, además de la angustia y el estrés. Todo eso la deterioró y falleció. Fue algo inesperado, nosotras no sabíamos cómo manejar la situación”, destacó la joven.
La muerte de María no significó un alto a la búsqueda, pues Lizeth y Maricarmen comenzaron a involucrarse más en el caso.
“Nosotras nos quedamos al frente de buscar a mi papá. Estamos más interesadas, leyendo de nuevo el expediente y especializándonos para buscarlo”, dijo.
Para Lizeth y su hermana los 11 años que han trascurrido desde la desaparición han sido de una ardua lucha, a veces con desasosiego y dolor, y otras tantas en que la esperanza revive.
“Han sido once años de lucha, pero también de alegría porque no nos dejamos decaer, porque conocemos a otros familiares que nos han ayudado. Conocer a los colectivos nos alienta. A raíz de esto hemos aprendido a buscar y a ser más eficientes”, compartió.
OTRO CASO EN LA IMPUNIDAD
Las investigaciones en torno a la desaparición de Gersain están estancadas. No hay avances y las últimas diligencias que han realizado las autoridades, tanto estatales como de la ahora Fiscalía General de la República, son sólo trabajo de escritorio, denunció Cardona Martínez.
“La verdad no hay un avance de los compromisos de las autoridades. La mayor parte de las tareas que hacen los Ministerios Públicos es solo mandar oficios, pero salir a campo o investigar los hechos, no. No han hecho nada”.
La joven explicó que la mayoría de las labores de búsqueda y pocas indagatorias en campo se efectuaron al inicio de la investigación.
“Al principio intentaron hacer cosas, pero no sabíamos que era una desaparición forzada, no había una Ley de Desaparecidos que obligara al estado mexicano a buscarlos y conforme han pasado los años las investigaciones se han trabado. Nosotros como familiares tenemos que estar buscando, rastreando y viendo líneas de investigación para poder encontrar a nuestros familiares y a los demás”, añadió la hija de Gersain.
El pasado 28 de agosto, colectivos de personas desaparecidas señalaron que aún falta voluntad política para avanzar en la búsqueda de personas desaparecidas, justicia y en el combate al delito.
Los familiares de personas desaparecidas denunciaron que hay un gran problema de coordinación entre las instituciones y falta compromiso por parte de la Fiscalía General de la República (FGR) y de las fiscalías estatales para asumir su responsabilidad en la búsqueda de personas.
“Es innegable que se requiere de mayor voluntad política de los tres niveles de gobierno y por todas las instituciones para darnos respuesta a todos los que buscamos un ser querido” dijo Grace Fernández, del Movimiento por Nuestros Desaparecidos (MNDM), en una conferencia de prensa ofrecida en el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, que se conmemora este 30 de agosto.
Grace Fernández destacó que en materia de justicia falta mucho camino por recorrer: “Sólo hay 40 sentencias por desaparición de personas en el país, y también está pendiente acatar las sentencias internacionales”, dijo.
Las hermanas Cardona Martínez mantienen viva la esperanza de encontrar la verdad y a su padre, por ello exigen a las autoridades el esclarecimiento del caso.
“Sí queremos justicia y castigo a los responsables, pero lo que más queremos es saber dónde está mi papá, si está vivo o muerto, o si está en alguna fosa común o clandestina”, señaló Lizeth.
La joven pidió comprensión a la sociedad y empatía con las personas desaparecidas, pues dijo que frente a la impunidad nadie está seguro.
“Tampoco les estamos pidiendo que busquen, sino que recuerden a los ausentes porque nadie está exento de ser desaparecido”.