La contribución potencial de la obesidad al principio de la vida a la incidencia de EM está aumentando, porque una proporción cada vez mayor de la población en los países estudiados es obesa. Si bien las proporciones varían entre países, se pueden observar los mismos patrones en todo el mundo.
Madrid, 26 de agosto (Europa Press).- Una investigación dirigida por la Universidad Queen Mary de Londres estima que la obesidad infantil y adolescente contribuirá hasta el 14 por ciento del riesgo general de esclerosis múltiple (EM) en 2035, según publican en el International Journal of Epidemiology.
Estudios previos han estimado que el 53 por ciento del riesgo de EM es directamente atribuible a factores ambientales y que hasta uno de cada cinco casos podría atribuirse al tabaquismo. De hecho, el tabaquismo y el índice de masa corporal (IMC) elevado son los principales impulsores mundiales de muchas enfermedades no transmisibles y provocan una importante morbilidad y mortalidad prematuras.
El estudio, financiado en parte por Barts Charity y en el que participaron investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres, Barts Health NHS Trust y la Universidad de Oxford, utilizó literatura publicada del Reino Unido, Estados Unidos, Rusia y Australia para estimar y proyectar la proporción de la incidencia de EM que podría atribuirse a dos factores de riesgo modificables: el tabaquismo y el IMC elevado en la niñez y la adolescencia.
Reduce MS incidence by not smoking and lowering BMI! Estimated and projected burden of #MS attributable to smoking and childhood and adolescent high body-mass index: a comparative risk assessment | International Journal of Epidemiology | Oxford Academic https://t.co/pf31XEdz1z
— Jacqueline Nicholas MD MPH (@DrJNicholas) August 26, 2020
El estudio ha encontrado que, en 2015, aproximadamente el 10 por ciento del riesgo de la población de EM podría atribuirse al tabaquismo, pero que disminuirá en respuesta a la caída en las tasas de tabaquismo.
Por el contrario, la contribución potencial de la obesidad al principio de la vida a la incidencia de EM está aumentando, porque una proporción cada vez mayor de la población en los países estudiados es obesa. Si bien las proporciones varían entre países, se pueden observar los mismos patrones en todo el mundo.
En 2015, un IMC alto en los primeros años de vida se asoció con un riesgo mayor que fumar en Estados Unidos y Australia, y un nivel equivalente en el Reino Unido. El riesgo de un IMC alto es más alto en Estados Unidos (11 por ciento) y se estima que aumentará al 14 por ciento para 2035. En el Reino Unido, un IMC alto en la infancia y la adolescencia representará el 10 por ciento del riesgo de EM en la población en 2035.
Si se confirma que estas observaciones son causales, los autores dicen que es probable que la reducción de la prevalencia de estos factores de riesgo modificables del estilo de vida tenga un impacto importante en la incidencia de la EM, así como en otras enfermedades no transmisibles.
La autora correspondiente, la doctora Ruth Dobson, de la Universidad Queen Mary de Londres, asegura que estos hallazgos «destacan el potencial para reducir la incidencia de la EM en todo el mundo con estrategias de salud pública específicas. No sólo el cáncer y las enfermedades cardíacas se ven influenciados por el tabaquismo y la obesidad, sino que el cambio de enfoque hacia las enfermedades de aparición temprana en la edad adulta, como la EM, puede tener más repercusión entre las personas más jóvenes, cuyas elecciones de estilo de vida repercutirán en su riesgo de padecer enfermedades en el futuro».