El nuevo proyecto del cineasta, un orgulloso defensor de la gran pantalla, ha sido una víctima más de un penoso 2020 que Hollywood tardará muchísimo tiempo en olvidar.
Por David Villafranca
Los Ángeles, 29 julio (EFE).- Es posible que haya tarta, pero seguro que no habrá fiesta por Tenet. Christopher Nolan, uno de los pocos directores actuales que revientan taquillas sin sagas ni superhéroes, celebra mañana jueves su 50 cumpleaños pero lo hará con el gesto torcido ante el tormento de retrasos de su esperadísima nueva cinta.
Los cines esperaban como agua de mayo el estreno de Tenet para revertir la crisis del coronavirus que ha dejado las salas vacías y sus cuentas en números ruinosos.
Pero el nuevo proyecto del cineasta, un orgulloso defensor de la gran pantalla, ha sido una víctima más de un penoso 2020 que Hollywood tardará muchísimo tiempo en olvidar.
EL RETRASO INTERMINABLE
La pandemia ha dejado claro que un plan a corto o medio plazo puede saltar por los aires en cualquier momento.
Y la industria del cine ha aprendido esta lección a regañadientes con un calendario de lanzamientos en 2020 que ha dado más vueltas que un tiovivo.
Pero entre la nebulosa de retrasos y aplazamientos de cintas, Hollywood se agarraba a la tozudez de Nolan (y Warner Bros.) para estrenar Tenet como si fuera un faro con el que guiarse en medio de la tormenta (o, más prosaico, como un test de riesgo económico sobre cómo podía funcionar una superproducción en medio de una pandemia).
Las esperanzas se difuminaron sin respuesta posible.
El 17 de julio, fecha inicial de estreno de Tenet que se mantuvo durante semanas mientras el resto de «blockbuster» se retrasaban, finalmente se movió al 31 de julio, luego al 12 de agosto y después desembarcó en un aplazamiento indefinido.
Las últimas noticias sobre Tenet, un misterioso thriller sobre la manipulación del tiempo que protagonizan John David Washington y Robert Pattinson, señalan que se presentará desde el 26 de agosto en países con las salas abiertas como España, Australia, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Corea del Sur, Rusia y Reino Unido.
Estados Unidos apunta a un estreno limitado (lanzamiento en solo unos pocos mercados) a partir del 3 de septiembre, pero pensar que con esto termina el culebrón de Tenet exige un acto de fe y optimismo muy poco apropiado para estos meses de zozobra pandémica.
EL CINE NO SOLO POR AMOR AL ARTE
Nolan, junto a otros genios como Steven Spielberg, se ha erigido en los últimos años en un paladín de los cines frente al avance de gigantes digitales como Netflix.
En el caso de Nolan es evidente que no es lo mismo ver en casa que en una sala las persecuciones oníricas de Inception (2010), la majestuosa épica de Dunkirk (2017) o la adictiva y absorbente trilogía sobre Batman (Batman Begins, 2005; The Dark Knight, 2008; y The Dark Knight Rises, 2012).
Con cinco nominaciones al Óscar y ninguna estatuilla en la mano, Nolan es un hijo orgulloso del cine independiente desde su sorprendente debut con Following (1998) y el gran pelotazo que supuso la inolvidable (paradójicamente por su historia) Memento (2000).
Pero mas allá de motivos artísticos, el director hizo en marzo en The Washington Post una emocionante defensa de los cines como «el lugar de reunión de nuestra comunidad más asequible y democrático» y pidió auxilio por la amenaza del coronavirus a las salas.
«Cuando la gente piensa sobre el cine, lo primero que piensa es en las estrellas, los estudios, el glamur. Pero el negocio del cine va de todos: la gente trabajando en los puestos de comida, los que manejan el equipo, los que revisan las entradas, los que eligen las películas, los que venden publicidad y los que limpian los baños. Gente normal, muchos de ellos cobrando por horas», explicó.
«Espero que la gente vea nuestra comunidad de exhibición por lo que es: una parte fundamental de la vida social, que proporciona trabajos para muchos y entretenimiento para todos. Son lugares de reuniones alegres donde los trabajadores proporcionan historias a gente que va a disfrutarlo con familia y amigos. Como director, mi trabajo nunca estará completo sin esos trabajadores y sin ese público», añadió.