El cierre de las tiendas de abarrotes por la caída de ventas no solo afecta al comerciante, ya que ocho de cada diez mantienen a su familia y para el 88 por ciento es su única fuente de ingreso, muestra una encuesta de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes. Además, solo en la Ciudad de México han bajado cortinas más de 50 mil negocios en los más de 300 mercados públicos, de acuerdo con un frente.
Ciudad de México, 28 de julio (SinEmbargo).– Las ventas de la tienda de abarrotes «Super Tres», atendida por Eduardo y su esposa en el centro de Oaxaca, han disminuido la mitad desde la COVID-19. Y la mayoría de sus clientes les han pedido fiado de entre 100 y 200 pesos. Son pérdidas. Saben que no les podrán pagar porque no tienen dinero.
«Bajaron las ventas, ya no es lo mismo. Está afectando que todo tiene caducidad, pues, y ya no se vende como antes», dijo el tendero. Antes de la crisis por la pandemia se abastecían por caja y ahora por pieza, sino se le quedan los productos y se les echan a perder. El estado sureño está en Semáforo Rojo. «Los que sí están teniendo ventas son los grandes como Chedraui y Aurrerá. Ahí es donde se va toda la gente. Aquí nomás pasan por un refresquito o galletas. Ahí la estamos llevando».
Derivado de los estragos por la COVID-19, en los últimos seis meses se han cerrado 150 mil tiendas de abarrotes por la baja en las ventas y la imposibilidad de pagar las tarifas de luz, calculó Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
Eduardo tiene la tienda en su casa. Pero, dijo, si tuviera que pagar renta, ya hubiera tenido que bajar la cortina. «Si cierro ya no como», previó. Solo contaría con su pensión del seguro social. Aunque del pago del predial y la luz no se ha salvado. La tarifa de electricidad «¡ya subió el triple! Todo subió», lamentó.
El 91 por ciento de los pequeños comerciantes dijo que han bajado sus ventas en los últimos meses en promedio más de 25 por ciento. El 92 por ciento explicó que el pago de luz fue su factor de inestabilidad. Sin embargo, 89 por ciento no ha recibido un apoyo significativo, reveló la encuesta telefónica aplicada a mil 47 puntos de venta entre el 3 y 8 de julio en Veracruz, Valle de México y Oaxaca.
«Es un panorama difícil el que vive el país. Nos ha sorprendido a todos y nos ha costado mucho esfuerzo poderla sobrellevar», dijo esta mañana Rivera durante la presentación de la encuesta a manera de fotografía. No obstante, el panorama seguirá nublándose. Se estima que la economía mexicana caiga un 9 por ciento este año (Cepal, 2020). «Muchos de los negocios que han cerrado no creo que vuelvan a abrir», estimó. Aunque el subgobernador del Banco de México (Banxico) Jonathan Heath afirmó en entrevista previa con este medio que ante el repunte de las exportaciones, después de «dos meses desastrosos», la actividad económica en julio comienza a mostrar una tasa positiva que repuntará si el consumo de los hogares se robustece.
Ante el golpe en las ventas y la necesidad de pagar renta, mercancía y servicios, al 63 por ciento de los pequeños comerciantes les urgen créditos atractivos. Pero, afirmó Rivera, «un crédito no hace verano, por lo que se necesita un fondo crediticio».
El cierre del negocio afecta al comerciante, a su familia y a sus empleados (el 34 por ciento tiene). El 78 por ciento es jefe de familia y para el 88 por ciento es su única fuente de ingreso.
AUMENTO DE PRECIOS Y MENOR CONSUMO
Mientras atendía a un cliente, el tendero Jesús Armendaris compartió que de finales de abril a la fecha han caído más del 50 por ciento las ventas en su tienda «Biotón», ubicada en la colonia Postal en la capital de Oaxaca.
«15 pesos… permítame, eh, 15 pesos. Gracias… Ahora sí. Nos ha ido muy mal. Han bajado mucho las ventas. Acá la gente solo sale a lo que va, no hay muchos clientes en la calle para los diferentes negocios que existen», dijo vía telefónica. Se escuchaba entrecortado por las lluvias que estropearon la línea. «Es un beneficio no tener que pagar renta. Acá hay negocios que ya han cerrado. Usted sabe que pagar renta muchas veces acaba con un negocio».
A inicios de mes, el municipio de Oaxaca les envió a los comerciantes un oficio para que refuercen sus medidas sanitarias. «Lo que ya sabemos, usar tapete sanitizante, cubrebocas, echar cloro», enlistó de memoria. Jesús estima que la pandemia se extenderá seis u ocho meses. «Lo vemos muy duro. Nos va impactar», dijo.
La encuesta de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), con más de 80 mil afiliados, también refleja cómo el encarecimiento de los productos de la canasta básica ha orillado a sus clientes a consumir menos, pedir fiado y siete de cada diez se basa más en el precio que en si el producto es nutritivo o dañino para la salud.
El 65 por ciento de los pequeños comerciantes reconoció que los productos de la canasta básica se ha encarecido, sobre todo el huevo, refresco, frijol, jitomate y aguacate; y el consumo bajó en embutidos, yogurt, comida enlatada, carne y pan. También, por el cierre de producción, se dejó de abastecer cerveza, uno de los productos más vendidos en las tiendas.
A nivel nacional, en la primera quincena de julio la tasa de inflación anual fue de 3.59 por ciento, la más alta desde la primera quincena de marzo (3.71 por ciento), sobre todo en transporte aéreo, papa, gasolinas y pollo, reportó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). En particular, la inflación anual en los alimentos y bebidas es la más elevada desde la segunda quincena de noviembre de 2017.
No obstante, pese a su incremento en el precio, el mayor consumo entre los clientes de los encuestados por la ANPEC fue de huevo, refresco, leche, botanas y verduras, así como arroz, frijol y azúcar a granel.
La encuesta muestra que el 64 por ciento de los tenderos tuvo menor consumo con respecto al año pasado, cuando comenzó la desaceleración económica y el 79 por ciento declaró que a sus clientes no les alcanza para la canasta básica, «por lo que les piden fiado porque la gente está resintiendo con más dureza la falta de ingresos y el encarecimiento de productos» (78 por ciento sí fía a sus clientes).
El Inegi publicó la semana pasada que durante junio la confianza del consumidor cayó 11.7 puntos frente al mismo mes del año pasado. Al interior, se registraron caídas en todos los componentes de forma anual. La mayor caída se observó en el que mide “Situación económica actual de los miembros del hogar comparada con la que tenían hace 12 meses”, el cual fue 13.3 puntos menor a lo observado en junio 2019. Respecto al componente que mide las “Posibilidades en el momento actual de los integrantes del hogar, comparada con la situación económica de hace un año, para realizar compras de muebles, televisor, lavadora, otros aparatos electrodomésticos” se observó una caída anual de 11.5 puntos en junio.
En otro reporte el Inegi informó que de 32.9 millones de personas ocupadas en abril, para 46.1 por ciento disminuyó su ingreso; en 30.4 por ciento de las viviendas algún integrante perdió su trabajo por la pandemia y en 65.1 por ciento de las viviendas sus ingresos disminuyeron durante la contingencia.
Finalmente, el presidente de la ANPEC Cuahtémoc Rivera abundó que el 66 por ciento de los tenderos encuestados consideró que un aumento de impuestos «sería algo insensible y el tiro de gracia cuando los hogares están en una situación muy complicada».
Respecto a cómo enfrentan la pandemia, el 70 por ciento ve la respuesta del Gobierno contra la crisis sanitaria y económica como «ineficiente y confusa», el 75 por ciento introdujo entre sus ventas un nuevo producto contra la COVID-19 como gel, guantes, desinfectantes, toallitas, y el 99 por ciento está tomando al menos una medida de higiene en sus negocios. El tendero Eduardo oferta cubrebocas a seis pesos en su tienda de Oaxaca, pero el de la farmacia de a lado vende más, aunque estén más caros, dijo.
MERCADOS PÚBLICOS TAMBIÉN EN CRISIS
En la Ciudad de México han cerrado más de 50 mil negocios familiares en los más de 300 mercados públicos, lo cual afectó a medio millón de personas vinculadas a estos negocios como resultado de «una inexistente política pública» de contención ante la COVID-19 y la medida de cerrar desde las 17 horas, afirmó Edgar Álvarez, presidente del Frente de Comerciantes Colaboradores del Servicio Público de Mercados de México.
El cierre ha sido sobre todo en los locales que no han podido abrir durante la pandemia por ser considerados «no esenciales» (zapaterías, estéticas, bisutería, florerías o dulcerías), mientras que el resto «está sobreviviendo» con una baja en ventas superior al 70 por ciento y bajo la amenaza, por parte de verificadores y/o inspectores, de cerrarles el local por alguna infracción.
Comerciantes de mercados como la Merced, Jamaica, Martínez de la Torre, Independencia y Río Blanco acusaron que el Gobierno federal y local «son indolentes y omisos ante la crisis que vive este sector, pues con su silencio para resolver las demandas de comerciantes solo avalan la extorsión y quiebra de negocios familiares en plena crisis». Además, acusaron, solo una vez al mes se están sanitizando los mercados.
Además, la extorsión en los mercados públicos de las alcaldías Venustiano Carranza, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Azcapotzalco y Benito Juárez «está al orden del día». Pero no salen a las calles a protestar por la urgencia de subsistir económicamente y a las amenazas de revocación de cédula por parte de los inspectores, quienes aplican multas de hasta 3 mil pesos sin fundamentos legales cuando no detectan la instalación de gel o uso de cubre bocas.
Al manifestarse a las afueras de la Secretaría de Desarrollo Económico de la Ciudad de México, demandaron garantizar la subsistencia de los mercados públicos, restablecer el servicio médico en estos centros de trabajo y capacitar a los comerciantes en los procedimientos de sanitización para no depender de externos.