México ha gastado hasta 3 mil millones de dólares para apoyar a los combustibles fósiles desde que comenzó la pandemia, otorgando un estímulo fiscal a la compañía petrolera estatal Pemex y respaldando la construcción de la refinería Dos Bocas. A pesar de su enorme potencia las energías renovables han dejado de expandirse.
«Estas políticas retrasarán la recuperación económica, la transición energética y el progreso hacia el establecimiento de las bases de una economía baja en carbono y, por lo tanto, al desarrollo de México», dijo Juan Carlos Belausteguigoitia, jefe del centro de energía del Instituto Tecnológico de México (ITAM).
Por Fermín Koop
Ciudad de México, 20 de julio (OpenDemocracy).– La mayoría de las 20 principales economías del mundo, incluidas Brasil, México y Argentina, están optando por apoyar los combustibles fósiles sobre la energía limpia como parte de sus paquetes de recuperación económica del coronavirus, aunque China esté gastando notablemente en energías renovables en una proporción de 4 a 1, según los datos recolectados por Energy Policy Tracker.
La iniciativa, desarrollada por un grupo de 14 ONG de todo el mundo, exhibe el apoyo de los gobiernos del G20 a los combustibles fósiles concentrando un total de al menos 151 mil millones de dólares. Sólo el 20 por ciento de ello es condicional a la acción climática. Mientras tanto, los países han comprometido 89 mil millones de dólares destinados a la energía limpia, de los cuales el 81 por ciento no se encuentra asegurado por salvaguardas ambientales claros.
Los fondos fluyen hacia la producción y el consumo de energía a través de transferencias presupuestarias directas, gastos fiscales, préstamos, garantías de préstamos y diversos mecanismos híbridos. Estos se combinan con políticas gubernamentales que ya existían antes de la pandemia y afianzan la energía alta en carbono.
«La crisis de la COVID-19 y las respuestas de los gobiernos a la misma están intensificando las tendencias que existían antes de la pandemia», dijo Ivetta Gerasimchuk, líder del proyecto. «Las jurisdicciones nacionales y subnacionales que subsidiaron fuertemente la producción y el consumo de combustibles fósiles en años anteriores han arrojado una vez más líneas de vida al petróleo, el gas y el carbón».
El sitio web considera más de 200 políticas individuales de los países del G20, combinando los montos comprometidos a través de cada política para generar cifras totales agregadas. Dividió los datos en respaldo incondicional y condicional, ya que algunos países como Francia han pedido a las industrias una mayor acción climática como condición para otorgar los fondos.
Si bien el argumento sobre la necesidad de una recuperación verde ha cobrado fuerza en los círculos políticos, Energy Policy Tracker exhibe que, en realidad, los productores de combustibles fósiles y los sectores con alto contenido de carbono, como las aerolíneas, reciben un 70 por ciento más de ayuda en su recuperación en comparación con el sector de energía limpia. El sitio web se actualizará semanalmente para monitorear la tendencia.
«A pesar de la gran cantidad de políticas limpias aprobadas por los gobiernos en los últimos meses, el sistema de monitoreo muestra cómo la industria de los combustibles fósiles ha seguido presionando agresivamente a los responsables de la formulación de políticas», dijo Angela Picciariello, directora de investigación del Instituto de Desarrollo de Ultramar (ODI, por sus siglas en inglés). «Esto ha resultado en algunas de las conocidas políticas condicionales de combustibles fósiles que, sin embargo, encierran emisiones peligrosas para las próximas décadas».
Las economías del G20 representan más del 80 por ciento del PIB mundial y las tres cuartas partes del comercio global. El grupo también es responsable del 79 por ciento de las emisiones globales y, por lo tanto, tiene un papel importante en el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París. Sin embargo, los compromisos existentes del G20 son insuficientes para evitar un aumento de la temperatura promedio global de más de 2°C para fines de este siglo, en comparación con los niveles preindustriales.
Las emisiones de energía, industria, transporte, construcciones y agricultura en las naciones del G20 aumentaron en 2018, lo que demuestra una clara falta de acción para abordar el cambio climático, según el Informe Brown to Green coordinado por la organización Climate Transparency. Esto sucede a pesar de que los países cuenten con la experiencia técnica y los incentivos económicos necesarios para reducirlos, según una nueva investigación.
“El gasto destinado a la recuperación debe cambiar drásticamente su rumbo para brindar su apoyo a la energía limpia como una inversión a futuro, en lugar de subsidiar a los contaminadores del pasado. Los combustibles fósiles eran una mala inversión, incluso antes del comienzo la pandemia «, dijo Alex Doukas, director de programas de Oil Change International.
LA TRAYECTORIA DE AMÉRICA LATINA
El sitio web halló que Brasil ha asignado hasta ahora unos 780 millones de dólares a fuentes de energía limpia y 2.6 mil millones de dólares a otras energías, principalmente para el consumo, productores de biocombustibles y financiamiento de emergencia para el sector eléctrico. Hubo otras políticas de apoyo a los combustibles fósiles, pero no pudieron cuantificarse.
Mientras tanto, México ha gastado hasta 3 mil millones de dólares para apoyar a los combustibles fósiles desde que comenzó la pandemia, otorgando un estímulo fiscal a la compañía petrolera estatal Pemex y respaldando la construcción de la refinería Dos Bocas. A pesar de su enorme potencia las energías renovables han dejado de expandirse.
«Estas políticas retrasarán la recuperación económica, la transición energética y el progreso hacia el establecimiento de las bases de una economía baja en carbono y, por lo tanto, al desarrollo de México», dijo Juan Carlos Belausteguigoitia, jefe del centro de energía del Instituto Tecnológico de México (ITAM).
El sitio web no pudo cuantificar el gasto de los paquetes de recuperación del la COVID-19 de Argentina, pero encontró políticas de apoyo a los combustibles fósiles y ninguna destinada a la energía limpia. El petróleo cotiza a nivel nacional a 45 dólares, una medida del Gobierno que tiene como objetivo mantener la rentabilidad de la industria del petróleo y el gas a pesar de las caídas en los precios y el consumo.
Fuera de América Latina, otros países que priorizan los combustibles fósiles incluyen a Australia, que gastó 480 millones de dólares anuales y sólo 122 millones de dólares en energías renovables, Canadá, con 11.9 mil millones de dólares otorgados a combustibles fósiles y 223 millones de dólares a energía limpia y Corea del Sur, que asignó 4.9 mil millones de dólares para carbón, gas y petróleo y 1.3 mil millones de dólares para energías renovables.
Sin embargo, algunos demostraron estar en el camino correcto. China gastó 17 mil millones de dólares en apoyo a la energía limpia y 4 mil millones de dólares en combustibles fósiles. Jin Zhen, investigador del Instituto de Estrategia Ambiental Global, destacó la inversión en el desarrollo ferroviario nacional y la conservación del agua.
Satoshi Kojima, coordinador principal del Instituto de Estrategias Ambientales Globales (IGES, por sus siglas en inglés) con sede en Japón, dijo: «Estamos contentos de ver que China, Alemania, India, Japón, Corea del Sur y el Reino Unido ya han aprobado algunas políticas de recuperación verde que proporcionan empleos verdes duraderos y decentes » y agregó; «Es deseable realizar mayores esfuerzos para incorporar esta estrategia».
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Este artículo fue publicado previamente en Diálogo Chino. Vea el original aquí