El estudio arrojó que el agua embotellada o de garrafón puede contener bacterias de materia fecal, nocivas para la salud humana, esto debido a que las empresas comercializadoras no cumplen con las normas de calidad e higiene, establecidas por la Secretaría de Salud (Ssa).
Ciudad de México, 17 de julio (SinEmbargo).- El 50 por ciento de los garrafones de plástico en donde se abastece de agua potable a los habitantes de la Ciudad de México contiene residuos fecales, reveló el Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Un estudio realizado por esa casa de estudios arrojó que el agua embotellada o de garrafón puede contener bacterias de materia fecal, nocivas para la salud de los seres humanos, esto debido a que las empresas embotelladoras y comercializadoras no cumplen con las normas de calidad e higiene, establecidas por la Secretaría de Salud (Ssa).
De acuerdo con la investigación, tales residuos pueden causar graves enfermedades que afectan directamente el sistema inmunológico.
Al respecto, el investigador del Hospital Infantil de México, y de Cornell University, Homero Martínez Salgado, precisó que en la capital del país hay al menos dos mil pequeñas empresas embotelladoras del vital líquido, conocidas como purificadoras, pero, aseguró, no todas garantizan que el producto que venden a los ciudadanos sea del todo seguro.
“se estima que alrededor del 50 por ciento del agua que se compra de rellenadoras tiene presencia de bacterias coliformes combinadas con materia fecal que, en medio de la epidemia de COVID-19, puede debilitar el sistema inmunológico, provocar diarreas”, destacó Martínez Salgado.
Asimismo, el especialista detalló que durante el estudio se encontró que un 30 por ciento fueron positivos a microbacterias no tuberculosas; un 41 por ciento supera el máximo de bacterias aeróbicas mesólas, y finalmente un 41.4 por ciento de las purificadoras analizadas «no cumplió con los estándares sociales mexicanos establecidos”.
“Es una creencia común entre las personas que el agua embotellada está libre de impurezas como iones inorgánicos, metales pesados, compuestos orgánicos y bacterias, que consideran más seguras que el agua del grifo. Sin embargo, varios estudios han documentado la detección de bacterias aeróbicas y coliformes en agua embotellada en recuentos que exceden los límites nacionales e internacionales permitidos para el agua potable de consumo humano”, concluyó.
Los precios en los establecimientos rellenadores oscilan entre los 8 y 14 pesos por garrafón, un 60 y hasta un 80 por ciento más económico que el agua ofertada por las grandes embotelladoras, por lo que se ha convertido en una opción más accesible para los consumidores.