La cantante, actriz y activista «nacida para ser punk” relata su vida y los claroscuros de la fama. «Dedicado a las chicas de los bajos fondos” y con abundante material gráfico, la obra llega este martes en español gracias a Libros Cúpula
Por Javier Herrero
Madrid, 14 de julio (EFE).- «Me gusta ver que he conseguido más cosas en la vida de lo que se esperaba de mí», escribe Debbie Harry en De cara (Face it), la asombrosa autobiografía de una de las artistas femeninas más rutilantes y carismáticas del rock internacional como mimbre fundamental de Blondie.
«Dedicado a las chicas de los bajos fondos», la obra -que contó con la colaboración de Sylvia Simmons– llega este martes a las librerías en su edición en español gracias a Libros Cúpula y redescubre a una estrella «nacida para ser punk» con abundante y sorprendente material gráfico, así como con «los claroscuros» de la fama relatados con detalle, incluida una violación.
Música, actriz, activista y paradigma de la modernidad de Nueva York, de su particular carácter con cierto halo de misticismo y singularidad da cuenta desde las primeras líneas sobre su origen, cuando narra que con 3 meses fue dada en adopción por su madre biológica tras una fugaz pero intensa historia de amor infructuosa.
«Todo el mundo hacía lo mejor que podía conmigo, pero creo que nunca estuve del todo cómoda. Me sentía distinta; siempre estaba intentando encajar. Y hubo una época en la que siempre tenía miedo», se sincera Harry (Miami, 1945), que no duda en describirse a sí misma en ese primer capítulo como «hija ilegítima».
Ante su llegada muchos años después a la ciudad de los rascacielos, reconoce que experimentó «con todo lo imaginable intentando averiguar quién era como artista, o si lo era».
En ese contexto de probar «todo lo prohibido y clandestino» que podía ofrecerle Nueva York, Harry retrata la escena del mítico CBGB, cuna del punk, y a muchos de los artistas que pasaron por allí, como Ramones o Talking Heads.
Por supuesto que lo más interesante de De cara es el repaso que la artista hace del nacimiento y ascenso a finales de los años 70 de Blondie, aupada sobre un estilo que combinaba los estilos de mayor éxito de la época: el punk, la música disco y el incipiente rap.
Miembros del Salón de la Fama del Rock And Roll desde 2006, suyos fueron éxitos como «Call me», «Rapture» y, sobre todo, «Heart of glass» (corazón de cristal, en español).
Ya al filo del nuevo siglo, tras un paréntesis de 15 años, el grupo volvió con «Maria», hasta alcanzar unas ventas estimadas de 40 millones de copias en todo el mundo, desde «Blondie» (1976) hasta «Pollinator» (2017).
De «demenciales» califica los primeros siete años con la banda, con experiencias divertidas y risas, como el momento en el que David Bowie le mostró su pene. «El tamaño era notorio y a él le encantaba mostrársela a hombres y mujeres. Era muy divertido, adorable y sexy. Supongo que me sentí halagada, ¿sabes?», cuenta.
No obstante, reconoce que en su cabeza se han instalado con mayor fuerza «las historias horribles». Uno de los episodios más chocantes (y a la vez curiosos) es cuando rememora cómo estuvo a punto de ser secuestrada por el asesino en serie Ted Bundy, pero sobre todo cuando fue violada a punta de cuchillo delante de su compañero y entonces pareja, Chris Stein.
«No puedo decir que pasara mucho miedo. Me alegro mucho de que este evento sucediese antes de la irrupción del sida o hubiese entrado en pánico. Al final me dolieron más las guitarras robadas que la violación», afirma provista de un estoicismo que ha hecho de ella leyenda.
Si por algo ha trascendido la figura de Harry es por haber consolidado en ese entorno eminentemente masculino una forma de empoderamiento femenino que jugaba con la ambigüedad sexual y la iconografía pop construida sobre figuras como Marilyn Monroe.
«En las canciones decía cosas que las mujeres cantantes no decían por aquel entonces. No era sumisa ni le suplicaba que volviese; lo estaba machacando, echándolo de mi lado, y también machacándome a mí misma. Mi personaje era una muñeca inflable pero con un lado muy oscuro, provocativo y agresivo», opina.
Y aún después de todo este vuelco de información, revela al final que aún queda «mucho por contar»: «Mi mentalidad natural de superviviente me conduce siempre hacia delante para vivir experiencias nuevas y tener historias que contar y, demos la cara, tal y como he aprendido con los conciertos, siempre es mejor dejar al público con ganas de más…».