WASHINGTON, 11 julio (Xinhua) .- No es razonable creer que China fue cómplice en la pandemia de COVID-19 y la creó para atacar a Estados Unidos, aseguró un artículo de opinión publicado en la revista estadounidense sobre seguridad nacional The National Interest.
«¿Qué esperaba China ganar utilizando un arma vírica?», escribió el politólogo Erik Gartzke en el artículo, publicado el miércoles.
Además de que el Presidente estadounidense, Donald Trump, etiquetó el virus de «virus chino», varios expertos y cargos gubernamentales acusaron directa o indirectamente a China de causar la pandemia.
«Hay poca evidencia de que China planeara la pandemia», dijo Gartzke, que enumeró varias razones.
En primer lugar, es un virus muy inadecuado para usarlo como arma para atacar a los adversarios.
«Las armas más deseables son normalmente rápidas, precisas y efectivas. El coronavirus no cumple ninguno de esos criterios», dijo el autor.
Dado que el periodo de incubación puede durar días e incluso semanas, los pacientes pueden tardar en darse cuenta de que están infectados y el grupo destinatario no tiene necesariamente por qué enfermar, el nuevo coronavirus no es ni rápido, ni preciso ni efectivo.
En segundo lugar, continuó, China no desarrollaría un arma que perjudicase a su propia gente y a su propia economía.
Desde que se descubrió por primera vez el brote en la ciudad central china de Wuhan, muchos chinos han sido víctimas del virus. La consiguiente y estricta política de distanciamiento social, pese a que ha mantenido a los chinos a salvo del contagio, ha perjudicado la economía del país.
La tercera razón, según Gartzke, es que China nunca desearía ver a Estados Unidos, Europa ni ningún país infestado por la pandemia dado que el desproporcionado daño económico recae también sobre China.
«Ante la contracción de los mercados mundiales debido al coronavirus, China está destinada a padecer una neumonía económica», dijo el autor.
En un momento en que Estados Unidos está en guerra comercial con China, hacer circular esa teoría de la conspiración de que China es el cerebro de esta crisis de salud pública mundial es salirse totalmente del tema.
«No todo adversario es intencionadamente perverso», añadió el experto.