La brigada de Salud arribó a Bavícora la mañana del miércoles 17 de junio. Lo hizo en dos helicópteros de la Marina que además llevaron 300 paquetes alimentarios, medicamentos, y a personal de la Secretaría de Bienestar. Éstos fueron a regularizar documentación de adultos mayores, así como la pensión de 65 y más a indígenas que incluso ni sabían que tenían derecho a esos apoyos.
Por Reyna Haydee Ramírez
Ciudad de México, 20 de junio (PieDePágina).- ¿Cuántos diabéticos hay, preguntaban los médicos mientras se preparaban para atender a niños, mujeres y adultos mayores en Bavícora. La respuesta fue silencio, en los rostros de los indígenas Guarijíos se advertía el esfuerzo por hacer memoria. Nadie sabía. Ningún doctor les había preguntado eso antes, porque no recordaban que un médico hubiera subido a esa región enclavada en la sierra de Álamos, Sonora.
“Pues la verda’ los doctores nunca (ha)bían subido acá. Pura enfermera, por eso no sabíamos, cuando preguntaban cuántos diabético había, pues no teníamos ni idea cómo contestar”, expresó Aureliano Rodríguez.
La escuela multigrado de Bavícora se convirtió en el consultorio donde dos médicos, un dentista y una enfermera atendieron a los habitantes de esa localidad y de otras aledañas; como El Sauz, Rancho Nuevo, Jobebi y Las Garzas.
El resultado fue casi predecible: indígenas con diversos problemas de salud como anemia, diabetes y dentales. Además limpieza de los alimentos y del agua que en esta región ellos “jalan” en mangueras, directo de los arroyos o aguajes de agua estancada.
La brigada de Salud arribó a Bavícora la mañana del miércoles 17 de junio. Lo hizo en dos helicópteros de la Marina que además llevaron 300 paquetes alimentarios, medicamentos, y a personal de la Secretaría de Bienestar. Éstos fueron a regularizar documentación de adultos mayores, así como la pensión de 65 y más a indígenas que incluso ni sabían que tenían derecho a esos apoyos.
La Marina tendió un puente aéreo para llevar los paquetes alimentarios y la brigada de Salud, tras la visita de funcionarios del Gobierno federal, que por primera vez, en 40 años, fueron a esa región. Aislada y sin camino, los guarijíos van y vienen a pie o en mula, en un lapso de entre nueve y 14 horas.
«NUNCA HABÍAMOS RECIBIDO TANTO»
Aislamiento y extrema pobreza se ha vivido por décadas en el pueblo indígena Guarijío; pero esta vez se hizo más grave y evidente por la emergencia de la pandemia de COVID-19, como documentó Pie de Página el 22 de mayo. Y lo que propició la primera visita de los funcionarios entre el 5 y 7 de junio.
La ayuda que ha llegado este miércoles a los guarijíos es inédita y entre ellos mismos ha causado sorpresa, incredulidad, dudas y hasta desconfianza en algunos, pero sobre todo felicidad.
“Guarijíos quedaron sorprendidos con apoyo que llego, bastante, nunca había recibido tanto”, dijo Aureliano.
Hasta dulces llevaron para los niños, era como fiesta, hasta aplaudieron cuando vieron los helicópteros.
“Dicen que van a volver”, agrega Aureliano incrédulo, pero muy emocionado.
Aureliano explicó que la desconfianza es porque nunca les han dado nada gratis. Casi siempre lo que les alcanzaba a llegar a unos cuantos, era en tiempo de campañas, cuando algún candidato buscaba su voto. Esta vez, dijo, nadie les pidió la credencial de elector para quedársela o apuntarlos en una lista.
Para esta región aislada los apoyos no llegaban y así se expuso el 22 de mayo en la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador. Las autoridades de los tres niveles de gobierno no subían a la sierra; y a quienes se les ocurría destinar algo para ellos siempre lo dejaban en Mesa Colorada. Este es otro pueblo guarijío, al que llegan entre nueve o doce horas de camino a pie o en mula, dependiendo si llevan carga o no; pero siempre se perdían o por la incomunicación no se enteraban o alguien más se quedaba con ella.
Mesa Colorada es el pueblo más cercano a donde los guarijíos de la sierra alta bajan cotidianamente a trabajar, a surtirse de maíz, de frijol o vender o canjear sus artesanías.
Tras exponer el abandono gubernamental, funcionarios de la Secretaría de Bienestar y del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), anunciaron un plan de atención a los guarijíos.
Se estima que alrededor de 3 mil guarijíos habitan en la sierra de Álamos, Sonora, dispersos en 21 pueblos, 16 de ellos de difícil acceso.