Harvey Weinstein quiso censurar La princesa Mononoke, pero no pudo contra Hayao Miyazaki

13/06/2020 - 10:30 pm

Uno de los puntos del acuerdo de distribución que Studio Ghibli y Disney firmaron en 1996 contemplaba que los creativos de la factoría japonesa tenían control único sobre sus obras, con la Casa del Ratón limitándose a distribuirlas con campañas de promoción y un doblaje al inglés, cuya traducción debía tener el aprobado expreso de Ghibli.

Madrid, 12 de junio (EuropaPress).– Antes de que saliesen a la luz los crímenes sexuales perpetrados por Harvey Weinstein, el productor era conocido en la industria por su afición a recortar montajes de películas a espaldas de sus creadores. De hecho, era apodado «Harvey Manostijeras». Durante su etapa en Miramax, el empresario intentó censurar La princesa Mononoke, el aclamado largometraje de Hayao Miyazaki. Sin embargo, no pudo debido al férreo control del cineasta sobre su obra, pero eso no impidió que el empresario llegase a amenazar duramente al legendario Studio Ghibli.

Steve Alpert, exejecutivo de la compañía japonesa, en sus memorias, Sharing a House with the Never-Ending Man: 15 Years at Studio Ghibli, narra su experiencia trabajando para la división internacional de la oscarizada factoría. Y Alpert no duda en hablar de la agresividad de Weinstein, que quiso recortar el metraje de la cinta hasta el último momento, para que durase 90 minutos en lugar de los 133 que tiene.

Cuando Toshio Suzuki, productor de Ghibli, supo que Miramax, como subsidiaria de Disney, iba a ser la encargada de distribuir La princesa Mononoke, le envió a Weinstein una katana con una nota que ponía «Sin cortes». Suzuki conocía la fama del ejecutivo de eliminar metraje de películas, especialmente de las producciones extranjeras que distribuía en Estados Unidos.

Sin embargo, este mensaje de advertencia no suficiente. Es más, Weinstein se enfureció cuando Miyazaki se negó por activa y por pasiva a modificar siquiera un diálogo del filme. Alpert, en sus memorias, reproduce lo que le dijo: «¡Si no consigues que [Miyazaki] recorte la jodida película, nunca volverás a trabajar en esta puta industria! ¿Entiendes? ¡Jamás!»

Uno de los puntos del acuerdo de distribución que Studio Ghibli y Disney firmaron en 1996 contemplaba que los creativos de la factoría japonesa tenían control único sobre sus obras, con la Casa del Ratón limitándose a distribuirlas con campañas de promoción y un doblaje al inglés, cuya traducción debía tener el aprobado expreso de Ghibli.

LOS AGRESIVOS ATAQUES DE WEINSTEIN A MIYAZAKI   

El motivo de tanto recelo fue la polémica relacionada con la primera distribución de Nausicaä del Valle del Viento, que se estrenó originalmente en Estados Unidos con el título Guerreros del viento, con metraje recortado y diálogos cambiados. Esto hizo que a partir de entonces, el estudio japonés fuera muy cuidadoso y exigente en la distribución internacional de sus títulos.

Prueba de ello fue que las modificaciones que hizo Disney con el estreno de Nicky, la aprendiz de bruja y El castillo en el cielo (en ambas añadieron música y en la primera diálogos) tuvieron que contar con el visto bueno de Ghibli. Es más, los cambios de Nicky, la aprendiz de bruja provocaron una dura discusión entre ejecutivos de Ghibli y Disney.

Esto, efectivamente, chocaba con la manera de distribución de Weinstein, que finalmente tuvo que dejar que la película llegase a salas tal cual fue concebida por Miyazaki. En una entrevista en 2010 para The Guardian, el cineasta nipón reveló que el productor estadounidense le «bombardeó» con «agresivo ataques» verbales para modificar el filme.

En sus memorias, Alpert también apunta que Weinstein atacó y amenazó duramente a otros ejecutivos de Ghibli en plena distribución de La princesa Mononoke. Finalmente, las siguientes producciones de la factoría fueron distribuidas directamente por Disney, dejando fuera la marca Miramax, y Alpert dirigió la división internacional del estudio japonés entre 1996 y 2011.

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