El director del estudio, Anthony Boccaletti, ha explicado que se han identificado muchos exoplanetas similares, pero que hasta ahora «se sabía muy poco sobre cómo se forman». AB Aurigae, ha puntualizado, es tan sólo uno de los sistemas jóvenes que deben investigar «para realmente captar el momento en el que los planetas se forman».
Berlín, 20 may (EFE).- Científicos del Observatorio Europeo del Sur (ESO) han desvelado en un estudio los signos que identifican el nacimiento de un nuevo planeta, algo que hasta ahora no había sido observado directamente.
El estudio, publicado en «Astronomy & Astrophysics«, presenta nuevas imágenes del proceso de creación de un nuevo planeta, conseguidas gracias al telescopio de largo alcance (VTL por sus siglas en inglés), un instrumento de la ESO con base en Chile.
Sobre el nacimiento de nuevos planetas, los astrónomos ya conocían que tienen lugar en los discos llamados protoplanetarios, que rodean a las estrellas jóvenes y cuyo polvo, mezclado con gas, crea los nuevos cuerpos celestes.
Gracias al VTL, los científicos han podido captar imágenes muy claras de una estrella a 520 años luz de la Tierra, AB Aurigae, en cuyo disco protoplanetario han observado signos del nacimiento de un nuevo planeta.
El director del estudio, Anthony Boccaletti, ha explicado que se han identificado muchos exoplanetas similares, pero que hasta ahora «se sabía muy poco sobre cómo se forman». AB Aurigae, ha puntualizado, es tan sólo uno de los sistemas jóvenes que deben investigar «para realmente captar el momento en el que los planetas se forman».
Las imágenes muestran una espiral en el centro de la estrella, creado por el planeta que, en pleno proceso de formación, rota a su alrededor creando, de acuerdo con otro de los participantes del estudio, Emmanuel Di Folco, «unas perturbaciones en el disco que toman forma de ola», una forma que compara al movimiento que una barca provocaría en un lago.
Son estas las perturbaciones que han podido ser observadas en alta calidad por primera vez, permitiendo al equipo comprobar que en uno de los brazos de la espiral se encuentra el joven planeta, a una distancia de la propia estrella similar a la que hay entre Neptuno y el Sol.
Según ha comentado la también autora del estudio Anne Dutrey, la forma de espiral creada durante este proceso se corresponde con algunos modelos teóricos sobre la formación planetaria.
Dutrey ha explicado que la forma tan característica se corresponde a «la unión de dos espirales, una de ellas enrollándose hacia el interior de la órbita del planeta y la otra expandiéndose hacia fuera».
Con estas nuevas pruebas esperan reducir el campo de especulaciones en torno a la formación de nuevos planetas, además de sentar las bases de futuras observaciones con el telescopio VTL.