«Te apuras, mami, para que vuelvas temprano», fueron las últimas palabras que Elocadia, la madre de Pamela escuchó de su hija ese sábado, después de que ambas se dieran la bendición antes de salir a trabajar.
Por Crhistian De Jesús
Estado de México, 19 de mayo (AFondo).- Una cruz que es parte del altar que está listo para los novenarios de Maicha Pamela da la bienvenida a la casa de la familia Matilde Bermúdez; este sábado la jovencita fue asfixiada y asesinada en su propio domicilio en Temoaya, Estado de México.
«Te apuras, mami, para que vuelvas temprano», fueron las últimas palabras que Elocadia, la madre de Pamela escuchó de su hija ese sábado, después de que ambas se dieran la bendición antes de salir a trabajar.
Mientras realizaba sus labores, una llamada telefónica a su empleo alertó a la mujer. Apresurada, dejó lo que hacía y volvió a su domicilio en la colonia Emiliano Zapata, su pequeña había sido hallada sin vida.
La noticia despertó todos sus miedos, pero el terror se apoderó al saber todos los pormenores, alguien decidió matarla en su propio hogar, previo a celebrar el emblemático Día de las Madres, el 9 de mayo.
#JusticiaParaPamela
Si alguien vio o escucho algo,por favor decirlo,no te conviertas en cómplice de este hijo de la chingada porque pudo y quiso asesino a Pamela.#NiUnaMás #ConNuestrosNiñasNo https://t.co/ECxNWU3DXl— Yadira Aviles (@YadiraAviles15) May 19, 2020
La jovencita, quien destacaba por ser fotogénica, fue amarrada de las manos a la espalda con unas agujetas, asfixiada, además, recibió un golpe cerca de la boca; su cadáver fue metido en un tambo de agua.
El feminicida colocó un lavadero y unos tabiques para tratar de ocultar el cuerpo de la menor, una prima que acudió a visitarla lo encontró en la parte trasera de la vivienda, tenía un par de horas de haber fallecido.
El responsable huyó con toda impunidad y tranquilidad. «El sitio no estaba revuelto, un robo es descartado en el seno familiar», la madre se pregunta y busca respuestas, «¿por qué a ella?, teniendo todo un futuro por delante».
«Era feliz y contenta», dice. Apenas un fin de semana antes habían festejado su cumpleaños. Insiste, no tenían problemas ni se metían con nadie, la tragedia ha unido aún más a los siete hermanos de origen otomí.
ATENDÍA UN NEGOCIO FAMILIAR
Ella despachaba en una pequeña tienda, montada en un cuarto del domicilio de la familia, mientras su madre salía a trabajar de lunes a sábado en una purificadora ubicada a poco más de media hora del lugar.
Pame, de 16 años de edad, era la segunda de tres hijos que procreó Elocadia, quien la describe como una «muchachita»noble e independiente, cuyo sueño era poder estudiar la licenciatura de contaduría o enfermería.
En medio del dolor e impotencia, recuerda, esperaban con ansias el 10 de mayo para celebrarlo en casa de la abuela y convivir con sus tías y primos, le retumba la pregunta de por qué mataron de esa manera a su niña.
Las lágrimas aguardan en los ojos de la mujer, mientras, saca fuerza para no llorar al observa el altar junto con las veladoras que son utilizadas en los rosarios que concluirán este martes para llevar la cruz a su tumba.
No cede pese a la nostalgia que invade su cuerpo. Dice, tiene que ser fuerte y sólo lo hará cuando esté a solas o logre justicia, los recuerdos llegan, ha sido el Día de las Madres más triste que ha vivido en cuatro décadas.
A una semana del crimen, no existen pistas del agresor, ningún vecino observó nada. La víctima ,a quien le gustaba bailar y escuchar música de banda o reguetón, cursaba el tercero de secundaria.
Aún no está claro, ni para la Fiscalía mexiquense ni para la familia el móvil del homicidio, el responsable se llevó una bocina, además, unas botellas de tequila de la miscelánea que de a poco surtían, el robo está descartado.
CLAMAN JUSTICIA
En una entidad donde a diario se registran al menos un homicidio violento de mujeres de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), la mamá exige justicia a las autoridades.
Ella quiere convertirse en la voz de «Pam», reprocha la impunidad pero espera que eso sirva para presionar a la Fiscalía General de Justicia del Estado de México a esclarecer su caso y detener al homicida.
«Estoy mal, no quiero llorar sino encontrar al asesino para que pague por lo que hizo», sin embargo, hasta el momento no hay un sospechoso, pues nadie ha aportado información que ayude a ubicarlo pronto.
La mamá hace un llamado a los habitantes para compartir cualquier dato que facilite el trabajo del personal que tiene la carpeta de investigación, han revisado algunas cámaras de seguridad pero sin tener éxito.
Apoyada de sus seis hermanos tiene claro que no claudicará y buscará dar con la persona que le arrebató la vida a su hija de forma cobarde, para evitar que sea un expediente más que inician autoridades y olvidan.
Pide al Ministerio Público que tomó su caso agilizar las indagatorias para dar con el homicida, quiere que ninguna madre más vuelva a padecer la violencia machista le arrancaron una parte de su corazón.
El Estado de México, en los primeros tres meses del año, registró 107 muertes intencionales, solo 34 fueron tipificados como feminicidios.
