Tras la autopsia se descubrió un bolo fecal considerado el de mayor tamaño registrado en un animal vivo en relación a su masa corporal.
Ciudad de México, 5 de mayo (RT).- Una lagartija de cola rizada encontrada en Florida (Estados Unidos) tuvo que ser sacrificada luego de descubrirse que sufría de un grave caso de estreñimiento causado por la presencia en su interior de una bola de excremento de tamaño récord.
Natalie Claunch, candidata a doctora en la Escuela de Recursos Naturales y Medio Ambiente de la Universidad de Florida, capturó al reptil mientras estudiaba esa especie para un proyecto de fisiología. «Cuando lo atrapamos, asumimos que el animal estaba listo para poner huevos», aseguró. Sin embargo, la hembra no estaba embarazada.
La generalizada hinchazón del animal, hasta ese entonces sin una explicación, llevó a Claunch a acudir a Edward Stanley, director de un laboratorio del Museo de Florida. Con su ayuda se le realizó una tomografía a la lagartija y se descubrió un enorme bolo fecal que ocupaba el 35 por ciento del volumen total de su cuerpo. Esa masa había desplazado sus órganos y a duras penas había dejado espacio para el corazón, los pulmones y el hígado. «Debe haber sido una situación muy incómoda para la pobre lagartija», manifiesta Stanley.
Este espécimen de ‘Leiocephalus carinatus’ estaba muriendo de hambre a causa de su condición, por lo que los investigadores tomaron la decisión de sacrificarlo. Tras la autopsia, se descubrió que la hez pesaba 22 gramos, es decir, aproximadamente el 78.5 por ciento de la masa corporal de la lagartija. «Representa la mayor proporción de heces en relación a la masa corporal registrada en un animal vivo», escribió Claunch y su equipo en una nota científica publicada en la revista Herpetological Review.
Al parecer, el problema gastrointestinal de la lagartija fue en gran medida provocado por sus hábitos alimenticios fuera de su hábitat natural. El animal se alimentaba de restos de comida humana de una pizzería de la ciudad de Cocoa Beach —una alimentación con alto contenido de grasa— y de pequeños insectos y lagartijas de menor tamaño, atraídos por el olor a comida del local. A eso se suman pequeñas cantidades de arena con cada trozo de comida que tomaba del suelo. Esa combinación provocó un bolo escaso de nutrientes que no pudo digerir.
Estos reptiles son originarios de las Bahamas, las Islas Caimán y Cuba y fueron introducidos originalmente en Florida en la década de 1940 para combatir las plagas de la caña de azúcar. A diferencia de las especies salvajes, la dieta de las poblaciones de ciudad incluye cualquier cosa, desde trozos de pescado hasta queso y galletas, lo que probablemente los pone en mayor riesgo de sufrir de estreñimiento, concluye Claunch.