Aunque las grandes cerveceras, Grupo Modelo y Heineken, cerraron sus plantas, se creía que había suficientes existencias para abastecer el país durante el mes de abril. Si bien la escasez de cerveza todavía no es total, las marcas más consumidas son difíciles de encontrar y comerciantes denuncian que en las grandes bodegas el precio para adquirir cervezas ha aumentado cerca de un 30 por ciento.
Por Eduard Ribas i Admetlla
México, 29 de abril (EFE).- El cierre de las plantas cerveceras en México decretado por el Gobierno ante la crisis sanitaria del COVID-19 ha provocado desabastecimiento en las tiendas de abarrotes, que cuelgan el cartel de «No hay cerveza» mientras ven desplomarse sus ingresos a la mitad.
«No hay cerveza porque no hay producción, cerraron las plantas por la enfermedad», explicó este miércoles a Efe Emilio, quien hace una década que regenta una pequeña tienda de alimentación en la populosa Alcaldía de Iztapalapa, en la capital mexicana.
Antes de la contingencia, la distribuidora de cerveza descargaba en la tienda de Emilio tres veces a la semana pero ahora ya no pasa. En su local solo quedan algunas latas de las marcas menos vendidas.
A pocas cuadras, Alejandro tiene un depósito desde donde distribuye bebidas a 150 comercios de la zona. Ha pasado de vender 1.000 cajas semanales de cerveza a colgar un cartel de «No hay cerveza».
«Nos afecta cañón (mucho) porque lo que más vendemos es la cerveza. Ahorita que no tenemos, obviamente nos pega. En mi negocio somos ocho familias que de ahí vivimos», contó entre montañas de botellas vacías.
DESABASTECIMIENTO ANUNCIADO
La escasez de cerveza en México era un hecho previsible desde que el 31 de marzo el Gobierno no incluyó la industria de bebidas alcohólicas dentro de las actividades esenciales que pueden permanecer abiertas durante la crisis del coronavirus, que lleva 16 mil 752 casos y mil 569 fallecidos en el país.
Aunque las grandes cerveceras, Grupo Modelo y Heineken, cerraron sus plantas, se creía que había suficientes existencias para abastecer el país durante el mes de abril, pero un nuevo decreto del Gobierno les obliga ahora a parar la producción también durante mayo.
«Está dándose lo que era más o menos obvio. Los inventarios que había en las bodegas se están agotando y no hay producción nueva», explicó en entrevista telefónica Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
Rivera advirtió del golpe económico que esto supone para las tiendas de ultramarinos, para las cuales la venta de cerveza representa de media el 40 por ciento de los ingresos.
Además, la escasez también se nota en los grandes supermercados, que comienzan a llenar sus neveras de cerveza con otros productos bajo el temor de que no habrá nuevas existencias al menos hasta junio.
Si bien la escasez de cerveza todavía no es total, las marcas más consumidas son difíciles de encontrar y comerciantes denuncian que en las grandes bodegas que todavía conservan existencias el precio para adquirir cervezas ha aumentado cerca de un 30 por ciento.
«Antes conseguía el cartón en 380 pesos (15.7 dólares), ahorita lo consigo en 600 (unos 24.7 dólares). Entonces, ya no está saliendo mucho», explicó a Efe Omar, un chico que vende micheladas (cervezas preparadas con sal, limón y picante) en un puesto callejero.
Cuando llegó la pandemia, compró 22 cajas de golpe previendo el desabastecimiento pero ya no prevé comprar más porque «ya no vendo lo mismo que vendía antes».
EL AMOR DE MÉXICO POR LA CERVEZA
La relación de los mexicanos con la cerveza es tan estrecha que al inicio de la pandemia algunos comercios registraron compras de pánico de esta bebida por miedo a que se acabara.
De hecho, algunas alcaldías de Ciudad de México han restringido la venta de alcohol en los fines de semana para disuadir la celebración de fiestas y que se vulnere la cuarentena.
En el país de las micheladas, cerca de la mitad de la población, 65 millones de mexicanos, bebe cerveza, con un consumo anual de 68 litros por persona, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El impacto de esta industria en la economía no es nada desdeñable. Con la popular marca Corona al frente, la cerveza es el producto agroalimentario más exportado de México, con un valor de 4 mil 900 millones de dólares en 2019, superando los aguacates o el tequila.
De hecho, México es el primer exportador del mundo de cerveza y acapara el 26.9 por ciento del mercado mundial, seguido de Países Bajos (13.3) y Bélgica (12.7), según el Centro de Comercio Internacional de Naciones Unidas.
Antes de esta crisis, el Gobierno había previsto recaudar en 2020 15 mil millones de dólares en impuestos a las bebidas alcohólicas, principalmente la cerveza.
Por todo ello, la disyuntiva entre la crisis sanitaria y la económica se evidenció incluso dentro del Ejecutivo federal.
A principios de abril, la Secretaría de Agricultura sugirió a las cerveceras reactivar su producción para dar trabajo a los cultivadores de cebada, pero el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell reaccionó rápidamente: «La industria cervecera no tiene autorización para restablecer operaciones».
INICIATIVAS ALTERNATIVAS
Ante esta restricción, los grandes cerveceras han asumido la imposibilidad de producir y centran sus esfuerzos en lanzar iniciativas para paliar los efectos de la crisis en sus clientes, tanto consumidores como tiendas o restaurantes.
«Nosotros estamos cumpliendo con todos los requisitos que nos han pedido y vamos a continuar así. Estamos comprometidos en ayudar a México», dijo a Efe Clarissa Pantoja, directora de Corona, del Grupo Modelo.
Explicó que la compañía ha puesto en marcha una plataforma digital llamada «Tiendita Cerca» con 12.000 tiendas de abarrotes registradas para que los ciudadanos puedan pedir sus productos a través de internet.
Tanto Grupo Modelo como Heineken han anunciado la entrega de cubrebocas y gel antibacterial para el personal de salud que atiende casos de COVID-19.