El Subsecretario Hugo López-Gatell aseguró en una entrevista con Richard Ensor, el jefe del buró de The Economist, y que se publica íntegra en la plataforma Medium, reconoció que las mascarillas que China utilizó se las vendió nuestro México y que ahora nuestro país se las compra al gigante rojo por poco menos de 30 veces su precio original.
Ciudad de México, 7 de abril (SinEmbargo).– Segunda sorpresa de Hugo López-Gatell Ramírez, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud federal (además de que “no todos los casos” de COVID-19 se están contabilizando por el modelo que se escogió): que México le vendió a China “grandes cantidades” de mascarillas o tapabocas apenas en febrero pasado, y que ahora los está recomprando “en menos de” 30 veces su precio.
El rostro del esfuerzo mexicano contra la pandemia dio una entrevista a Richard Ensor, el jefe del buró de The Economist, que se publica íntegra en la plataforma Medium. En ella, el funcionario federal le reconoce que el modelo que se escogió para monitorear los casos de coronavirus (COVID-19) “no todo es visible”. Pero le dice más. Acepta que tuvimos mascarillas y se las vendimos a China.
El periodista afirma que el Gobierno mexicano vendió grandes cantidades de cubrebocas a China en febrero y ahora las compra hasta por 30 veces más del precio inicial. «¿Usted hubiera detenido esas ventas?», le pregunta.
«En retrospectiva, tal vez debimos hacerlo, pero no lo hicimos», contesta López-Gatell. El también especialista en epidemiología agrega que no había señal que mostrara que se debía detener la operación, además «China tenía la necesidad», China tenía que localizar los suministros. Pero, asegura el vocero del Gobierno federal contra el COVID-19, se están comprando a 30 veces menos de su costo original.
Haber detenido la transacción con China habría implicado tomar acciones en febrero que hubieran resultado «extremadamente disruptivas», como la declaratoria de emergencia en aquél mes, anticipando las medidas y afectando la dinámica social, económica y política, expone. «Pensar en los contrafactuales basados en cómo resultó siempre tiene sus consecuencias», añade López-Gatell Ramírez.
El periodista de The Economist considera positivo «ser el último en la fila para una pandemia», porque se pueden observar las respuestas que se tuvieron en otros lugares y aprender las lecciones necesarias para que la población conozca la situación, pero le pregunta a López-Gatell: «¿Existe también una desventaja en venir después de Europa?, porque los fabricantes de ventiladores, seguramente, no se han planteado ‘necesitamos ahorrar un 5 por ciento de estos para enviarlos a América Latina’, por lo que México deberá irse al final de la fila para recibir el suministro global gratuito para todos».
«En definitiva ha sido un reto adquirir diferentes suministros y cada uno ha tenido su propia especificidad», le responde el Subsecretario de Salud federal. Están aquellos que son de bajo costo pero de consumo en masa, como el equipo de protección individual (como ropa protectora, lentes o mascarillas), y los que son de más costo pero menor uso social, para los que México ha tenido problemas en encontrar hasta el punto en que se han tenido que obtener en proporciones pequeñas, agrega.
«¡Esta compañía tiene 50, esa tiene 120, esa tiene 10, esa tiene 2, esa tiene mil! Bueno, mil en ningún caso, lo máximo que hemos tenido de una sola fuente ha sido 200», relata López-Gatell y recuerda que el 4 de abril saldrían hacia China dos aviones con equipo de protección individual como cubrebocas, en su mayoría, y dos días después volverían con ventiladores.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador y el Canciller Marcelo Ebrard ya llevan a cabo una búsqueda exhaustiva alrededor del mundo para conseguir ventiladores, asegura. También cita que el Presidente de China [Xi Jinping] tuvo una teleconferencia con el mandatario mexicano para este fin.
«Hemos trabajado por 10 días en utilizar aquí los prototipos tecnológicos no solo en el MIT [ Instituto Tecnológico de Massachusetts, por sus iniciales en inglés], sino también en otros que estaban en México», afirma. «Descubrimos que hay siete prototipos de ventiladores en México en un estado de desarrollo avanzado, ello pensando en la posibilidad de que en las diferentes fases seamos capaces de obtener más ventiladores», agrega.
En la entrevista también explica que la proporción de confirmación que utiliza México para monitorear la epidemia revela cuál es el patrón de los casos. «Una tasa creciente de confirmación de casos de COVID-19, entre los casos sospechosos, es un indicador de que las cosas están progresando en la epidemia. En varias ocasiones, en nuestras conferencias de prensa, hemos dicho: utilizamos el modelo centinela, y en este modelo centinela no todo es visible”.
El Subsecretario reconoce un problema técnico y explica que a nivel mundial ha habido «dos o tres publicaciones, algunas más técnicas que otras, que han sugerido un factor de 10, un factor de corrección de 20, un factor de corrección de 40», pero asegura que las estimaciones no son universales pues el factor de corrección de cada país depende de varios elementos.
El jefe del buró de The Economist en México puso en su cuenta de Twitter [@richardjensor]: “Vale la pena señalar que, incluso si Dios colocó una barrera protectora mágica contra los gérmenes alrededor de las fronteras de México y la libró por completo de una crisis de salud, la crisis pandémica aún condenaría al país a una depresión económica que superó los temores más salvajes de todos hace sólo unos meses”.
La mañana de este martes, López-Gatell aseguró en Palacio Nacional que el periodo de amenaza para América comienza a incrementarse y esta tendencia seguirá tres o cuatro semanas. «Va a haber dos fases. Un primer ciclo de transmisión que va a tener un periodo de transmisión prolongado en la medida en que tengamos éxito en el control de la transmisión, que ayudará a que no se saturen los hospitales. Pero paradójicamente, y contrario a lo que uno desearía, eso va a prolongar la epidemia, podría llegar hasta septiembre», dijo.