Las veces que muchos de los mexicanos salen a la calle son contadas, pero al hacerlo, lo que uno siempre se encuentra es a un repartidor en bici, en moto o a pie. En otros países se les consideró ya un empleo indispensable ante el COVID-19, en México están en la precariedad laboral.
Ciudad de México, 11 de abril (SinEmbargo).- Si se necesita algún artículo de la farmacia a las 11 de la noche, es muy fácil pedirlo desde el celular. El supermercado en estos días es un gran foco de infección, pero ya lo puedes encargar desde casa. ¿Un antojo? Claro, alguien te lo lleva hasta tu casa.
En el periodo de confinamiento voluntario, los repartidores están jugando un papel fundamental. Ellos no se están guardando en casa y la población que puede hacerlo, puede encontrar en ese servicio la solución a diversos problemas.
Sin embargo, repartidores de distintas empresas como Uber Eats, Didi Food, Rappi, Cornershop y Postmates, llevan ya años en la búsqueda de su reconocimiento como trabajadores y por lo tanto, de los derechos que merecen.
Bajo la idea de la flexibilidad de horarios, estas empresas se abrieron camino en prácticamente todo el mundo. Trabajar cada que lo decidas, en las zonas que tú decidas. Pero eso tuvo un costo, ya que al no ser empleado llamaron a los trabajadores “socios” y así, también se libraron de obligaciones laborales como la seguridad social y la estabilidad.
Y ahora frente a la crisis sanitaria, los países voltean a la labor de las y los repartidores, que son de todas las edades.
“El de los repartidores será un papel fundamental para tratar de reducir la escala de contagios. Nosotros lo que haremos es ser ese vínculo entre el supermercado y la casa, el antojo y la casa. Seremos esa barrera de protección. Es un trabajo que será de alto riesgo”, comentó Saúl Gómez, integrante del colectivo #NiUnRepartidorMenos.
En entrevista con SinEmbargo, habló sobre los retos del día a día en este trabajo: “ahora como repartidor primero te preocupas de que no te mate un auto, luego, de que las aplicaciones no te exploten tanto. Ahora te tienes que cuidar del virus, no vaya a ser que debas dejar de trabajar”.
Para Saúl, esta actividad se seguirá realizando en el desamparo; ahora el que más preocupa es el médico, en caso de caer enfermos por coronavirus. De parte de empresas como Uber Eats y Didi Food, recibieron información sobre un fondo para sobrellevar la cuarentena, pero no les dieron más detalles ni tampoco un protocolo en caso de presentar los primeros síntomas de la enfermedad.
A pesar de eso, quedarse en casa no es opción. Hay que trabajar cerca de siete horas para poder realizar 15 viajes y sacar una ganancia. Esta crisis desde el colectivo la miran como una oportunidad para tener más trabajo ya que las plazas comerciales han cerrado, los restaurantes ofrecen solo comida para llevar, la gente buscará evitar las farmacias y los supermercados.
EN PANDEMIA Y EN PRECARIEDAD
«Queda al descubierto la precariedad en la que estamos. Como Ni Un Repartidor Menos tenemos más de un año de formados […] Tenemos un gran ejemplo como las amigas y compañeras trabajadoras del hogar, que después de más de 20 años de lucha lo lograron. Sabemos que no es algo fácil, que no será de la noche a la mañana, requiere mucho trabajo de cabildeo y de acciones. Es ahí donde nosotros vemos dónde empezar», comentó Saúl Gómez.
El colectivo #NiUnRepartidorMenos, forma parte de la Red Global Precaria, en la que están repartidores de casi todos el mundo. En estas semanas en las que se vio la expansión del virus, trabajadores de Italia, Francia, España y Japón compartieron recomendaciones para realizar el trabajo.
Por ejemplo, en Italia los repartidores no forman parte de la población que puede hacer cuarentena porque fueron clasificados como trabajadores de primera necesidad, «entonces por más que quieran parar no pueden porque la situación se ha vuelto demasiado complicada. Son situaciones que esperemos que no lleguen a México», comentó.
«Los compañeros de Italia reportan ya varias bajas de compañeros repartidores, en España hay muchos repartidores enfermos, en Nueva York hay otros que no les permiten parar y que están trabajando porque también los convirtieron en primera necesidad. En Argentina para poder salir, las aplicaciones te tienen que expedir un permiso para salir, porque si te ve la policía y el ejército lo debes mostrar», agregó.
AYUDA MUTUA
A pesar de esto, de acuerdo con el testimonio de varios repartidores, la demanda del servicio reportó bajas, ya que hay repartidores que me comentan que su media de viajes cayó hasta 60 por ciento o que en un promedio de siete horas, cuando se hacían 14 viajes y ahora caen siete, de los que si son «buenos viajes», se obtiene un pago de hasta 60 pesos. Únicamente dos empresas dotaron a los repartidores de kits de limpieza: Sin Delantal y Didifood.
Desde el colectivo, se pide a los usuarios de estas aplicaciones, implementar cuidados para ambos, usuarios y trabajadores.
«Las personas deben saber que estamos haciendo nuestro trabajo y ellos solicitando un servicio, lo que implica que estoy colaborando contigo. Lo importante es prevenir de más contagios, por ejemplo, recibiendo el pedido abajo. Yo al entrar al edificio, así sea una unidad habitacional moderna, yo vengo contaminado de la calle, entonces ya contaminé todo el edificio al entrar. Entonces se necesita que tú bajes y recibas el producto. Sé que la comodidad del usuario es indispensable, fundamental, pero ahora al entrar alguien contaminado expones también a tus vecinos», comentó Saúl.
Finalmente, dijo que en estos días, «se agradecerán mucho las propinas» y los regalos que algunas personas hacen a los repartidores, como despensa o pizza, «por ejemplo llegamos al restaurante y te dicen que cuando tengan el pedido te avisan y cuando haces eso te dicen que no la lleves, sino que es para ti, que la compartas. Hay otros que entienden que es una temporada de crisis y hasta una cerveza te regalan», concluyó el repartidor.
En 2017, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), sólo entre cuatro plataformas digitales tuvieron ventas en México por mil 282 millones de dólares, sin utilidades para los socios.
Además de la Cepal, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ha señalado en informes que si bien las plataformas digitales crearon nuevas oportunidades laborales tanto a nivel local como en mercados digitales globales, en muchos casos las nuevas formas de trabajo se desarrollan fuera de las regulaciones existentes, «de manera que estos trabajadores no gozan de los derechos laborales y sociales establecidos por la legislación correspondiente».
Un elemento clave par la OIT, es si estos trabajos representan una nueva modalidad de empleo asalariado, si corresponden a un trabajo independiente o si debería ajustarse el marco normativo, ya que ni las normas que se refieren al empleo asalariado ni las correspondientes al trabajo por cuenta propia reflejan adecuadamente las características de estos trabajos.
Sin embargo, la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo propuso una Garantía Laboral Universal respecto de los derechos fundamentales del trabajo, independientemente del acuerdo contractual o la situación laboral en que se desarrolle.
Los «jornaleros digitales», de acuerdo con un estudio de la OIT, comparten muchos rasgos con los jornaleros típicos, aunque el paso de los tradicionales “enganchadores” a plataformas digitales de intermediación implica cambios en la escala, las formas de supervisión y el potencial impacto en la distribución del ingreso.
«Algunos de los trabajadores a domicilio actuales comparten muchos rasgos con los trabajadores a domicilio tradicionales de la manufactura en los mercados laborales urbanos de la región desde inicios del siglo XX y en las áreas rurales a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Las relaciones laborales estándares entre un empleador y un asalariado con un contrato de trabajo indefinido y de jornada completa, si bien se consideraron expresión de la modernidad durante la segunda mitad del siglo XX, nunca fueron la figura única o siquiera mayoritaria en una región que se ha caracterizado por un importante peso de la informalidad», agrega el informe «El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe: antiguas y nuevas formas de empleo y los desafíos para la regulación laboral».