Los científicos encontraron que las concentraciones de nicotina y de compuestos orgánicos volátiles relacionados con el tabaco subieron cuando el público ingresó a una sala de cine, bien ventilada, exponiéndolos al equivalente del humo de segunda mano de uno a diez cigarrillos.
Washington, 5 de marzo (EFE).– Las trazas de compuestos químicos y orgánicos relacionados con el tabaco y acumuladas en la ropa, la piel y el cabello de los fumadores exponen a los no fumadores a una contaminación equivalente al humo de uno a diez cigarrillos, según un estudio publicado este miércoles por la revista especializada Science Advances.
Un equipo de investigadores, encabezado por Roger Sheu, de la Universidad Yale en Connecticut (EU), examinó este fenómeno, que se ha dado en llamar «tabaquismo de tercera mano», a diferencia del de «segunda mano», que es el humo que afecta a los no fumadores cuando alguien fuma en su entorno.
«Las reglas actuales que prohíben fumar en sitios públicos quizá no sean suficientes para minimizar la exposición de los no fumadores al tabaquismo de tercera mano», señaló el artículo.
Los científicos encontraron que las concentraciones de nicotina y de compuestos orgánicos volátiles relacionados con el tabaco subieron cuando el público ingresó a una sala de cine, bien ventilada, exponiéndolos al equivalente del humo de segunda mano de uno a diez cigarrillos.
«Registramos un incremento agudo de la presencia de compuestos conectados con el humo del tabaco cuando la audiencia llegó al teatro, y esa concentración disminuye con la ventilación», explicó Sheu en una teleconferencia de prensa.
Sheu y sus colegas llegaron a la conclusión de que los compuestos vinculados con los cigarrillos entraron al teatro en la ropa y los cuerpos de los fumadores, con concentraciones especialmente elevadas de compuestos como el benceno y el formaldehído detectadas durante la exhibición de películas tarde en la noche y no recomendadas para niños, cuando la audiencia es menos numerosa pero la proporción de adultos es mayor.
Esos compuestos pueden acumularse en la superficie de los muebles y en las paredes, y aunque las reglas que vedan el tabaquismo en sitios cerrados y públicos han estado vigentes durante más de 15 años, aún se encuentran nicotina y otros compuestos en esos lugares, agregó.
«La persona común no debería dejar de ir al cine, pero sí debe tener conciencia de la presencia de trazas de compuestos relacionados con el tabaco», añadió.
Drew Gentner, profesor de Ingeniería Química y Ambiental de Yale, dijo que para este estudio se tomaron las mediciones de nicotina y otros compuestos cuando hubo audiencias de unas 200 personas y que esas mediciones fueron más altas cuando se exhibían películas no recomendadas para menores de edad.
«Estas trazas presentan riesgos para la salud significativos pero poco estudiados para los no fumadores», agregó Gentner.
El artículo señaló que se usó el ambiente de un teatro para la exhibición de películas como caso de estudio «pero las conclusiones pueden generalizarse a otros sitios».
«El tamaño y la tasa de ventilación del teatro diluye la exposición individual a los compuestos dañinos. Sin embargo, aun en este ambiente bien ventilado los factores de emisión fueron evidentes y llevaron a un persistente ‘tabaquismo de tercera mano'», indicó el investigador.
Las tasas de emisión observadas «en un espacio más confinado o menos ventilado, por ejemplo un vehículo, un bar, un tren o una habitación pequeña en una casa, conducirían a concentraciones más altas y mayor exposición de los ocupantes», agregó.
Las aulas escolares, los espacios de oficina y el transporte público, como los ferrocarriles, ómnibus, aviones y metros, son ejemplo de ambientes reducidos donde está prohibido fumar y la ocupación varía de 20 a 200 personas.
En estos sitios, aun cuando están en efecto y se respetan las prohibiciones del uso de tabaco y productos de tabaco, las trazas de nicotina y otros compuestos relacionados con el tabaco exponen a los fumadores a ese «tabaquismo de tercera mano».