Los resultados económicos de Italia durante el primer trimestre podrían mostrar una recesión económica, teniendo en cuenta que al cierre de 2019 el país europeo tuvo una contracción del 0.3 por ciento en el PIB, situación que se agrava con el brote de COVID-19 debido a que la «actividad económica está en riesgo en dos regiones fundamentales desde el punto de vista productivo», de acuerdo con el economista Andrea Giuricin.
Roma, 24 de febrero (EFE).- Italia corre el riesgo de entrar en recesión si no consigue controlar pronto el coronavirus, que ha dejado ya seis muertos y más de 200 infectados en Lombardía y Véneto, dos regiones que representan un tercio del producto interior bruto (PIB) del país.
«Las dos regiones valen por sí mismas 550 mil millones de euros, el equivalente al 31 por ciento del PIB de Italia, y representan el 40 por ciento de las exportaciones. Si dividimos esos 550 mil millones entre doce meses y hablamos de que se bloquee la actividad productiva durante solo un mes, estamos refiriéndonos a pérdidas de miles de millones de euros», explica a EFE el economista Andrea Giuricin, que ha sido consultor para el Banco Mundial.
«Italia corre el riesgo de entrar en recesión ya en el primer trimestre. Sabemos que en el último trimestre de 2019 el país tuvo una contracción del PIB del 0.3 por ciento. La situación ya de por sí era difícil, pero ahora todavía menos, porque la actividad económica está en riesgo en dos regiones fundamentales desde el punto de vista productivo», añade.
Algunos medios italianos se atreven a vaticinar unas pérdidas de 18 millones de euros al día si el brote siguiera extendiéndose y el Gobierno italiano se viera obligado a cerrar la provincia de Lodi y no solo los diez municipios actualmente afectados en Lombardía.
Giuricin rechaza dar una cifra concreta, pero reconoce que el impacto puede ser dramático para una economía débil si «se impide a la gente moverse, se bloquea el transporte, caen las ventas de automóviles, se interrumpe la producción en las fábricas» durante semanas e incluso meses.
«Si el problema continúa y va a más, el varapalo a las empresas puede traducirse en la pérdida de puestos de trabajo, no porque determinadas empresas tengan problemas ahora, sino porque esta situación de bloqueo las dejará sin liquidez para continuar con su actividad», sostiene.
El banco de inversiones independiente italiano Equita ha advertido de que las empresas más golpeadas serán las relacionadas con el turismo, la gestión de eventos y el consumo.
La Federación italiana que representa a empresas turísticas y agencias de viaje (Fiavet) ha pedido al Gobierno italiano un plan que alivie a los operadores turísticos, porque esta situación golpea enormemente al turismo en un momento tradicionalmente fructífero, con viajes escolares por Semana Blanca, Semana Santa, etc.
«Los operadores turísticos representa el 13 por ciento del PIB italiano y no pueden ser abandonados», ha señalado Fiavet.
El ministro de Desarrollo Económico, Stefano Patuanelli, ha convocado para mañana a los empresarios para debatir qué medidas adoptar y la directora general de la patronal italiana (Confindutria), Marcella Panucci, ha señalado a EFE que «hay muchas», algunas de carácter «urgente y otras estructurales», que la economía italiana necesita en este momento.
Panucci considera esencial que las empresas afectadas queden exentas de pagar sus contribuciones fiscales y que se favorezca el acceso a créditos bancarios.
«Se necesitan otras acciones estructurales para frenar las repercusiones que esta emergencia causará en las cadenas de producción y en las empresas que sufran daños indirectos y, sobre todo, en sectores como el turismo, la logística y el transporte, ya penalizados por la falta de viajeros chinos y que ahora se enfrentan a consecuencias añadidas», señala.
Milán ha registrado un 80 por ciento menos de compras de ropa, perfumes y joyas durante la pasada semana, en la que la ciudad lombarda ha acogido la Semana de la Moda, fundamentalmente por la falta de turistas chinos.
Pero las recientes detecciones del coronavirus en pacientes italianos en solo tres días y la psicosis desatada ha provocado que firmas como Armani haya decretado el cierre durante una semana de sus fábricas y oficinas en el norte del país.
Se han cerrado supermercados, negocios, restaurantes y oficinas, y empresas como el banco Intesa Sanpaolo han interrumpido las actividades en las sucursales en los municipios afectados y ha dispuesto que sus empleados trabajen desde casa, iniciativa que también han adoptado otras como el grupo audiovisual Mediaset, de la familia Berlusconi, o la petrolera Saipem.
El economista Giacomo Pasini vaticina que si Italia no consigue contener el virus tendrá que impulsar otras acciones e incluso suspender el Acuerdo de Schengen (de libre circulación de personas).
«Cuando hay una emergencia sanitaria se deben asumir las decisiones que sean para garantizar la salud publica, incluso cerrar las fronteras», ha subrayado.