La actriz confesó que el personaje de «Chica Bond» es diferente porque es más real e inclusiva, no es perfecta y tiene errores.
Por Claudia Böesser
Londres, 3 de febrero (EFE).- Después de varios años atesorando éxitos en Hollywood, Ana de Armas regresa en la ficción a su Cuba natal para dar vida a la nueva «chica Bond» de la mítica saga de espionaje.
«Ojalá estuviéramos en Cuba de verdad y poder compartir esta experiencia con mi gente. Estoy segura de que estarían emocionados y muy orgullosos», contó la actriz hispano-cubana durante un encuentro en Londres con un grupo reducido de periodistas.
En el rodaje de No Time to Die, la nueva película de James Bond que llegará a los cines mexicanos a principios de abril de este año, la capital británica sirvió de escenario para recrear Cuba.
«Consiguieron recrearlo a la perfección. Excepto el tiempo», apuntó entre risas.
«Emocionada», a la par que «melancólica», la actriz reconoció que algunas secuencias del filme despertaron en ella cierta nostalgia por la vida que tenía en La Habana hace poco más de una década.
Siendo una adolescente, Ana de Armas metió su vida en una maleta y se marchó a Madrid dispuesta a cumplir su sueño de convertirse en estrella del cine.
Su papel como Carolina en la serie de televisión española El internado fue el trampolín que le disparó hacia una carrera que, hasta ahora, no ha hecho más que crecer.
Desde su participación, en 2017, en la cinta de ciencia ficción Blade Runner 2049, junto a Harrison Ford y Ryan Gosling, De Armas ha ido acumulando importantes proyectos que han consolidado su carrera en Hollywood.
Ahora la joven, que fue nominada a Mejor Actriz de Comedia por Knives Out en los Globos de Oro celebrados el pasado 5 de enero, debutará en la franquicia Bond encarnando al personaje de Paloma.
«Nunca pensé que sería una chica Bond. Son todas tan altas, tan perfectas, tan glamourosas… era un nivel de perfección inalcanzable», confesó.
Pero la actriz aseguró que la vigésimo quinta entrega rehuye de esa «perfección inalcanzable» perpetuada desde los inicios de la saga y se acerca, en su lugar, hacía una representación más «inclusiva» y «real» de la mujer.
«Esta vez las chicas no son perfectas. Mi personaje es un desastre, tiene fallos, es real», explicó.
«Cuando leí el guión pensé: ‘este desastre podría ser yo perfectamente’. Si esto es ser una chica Bond, entonces llevo siendo una desde hace mucho tiempo», dijo entre carcajadas.
La intérprete atribuyó este cambio de perspectiva a la incorporación de la actriz y escritora británica Phoebe Waller-Bridge al equipo de guionistas de la cinta.
Conocida por crear y protagonizar la comedia dramática Fleabag (2016), que fue aplaudida por romper de forma hilarante con muchos estereotipos femeninos y galardonada con cuatro premios Emmy y un Globo de Oro, Waller-Bridge ha dejado su seña de identidad en el universo Bond, que durante mucho tiempo ha perpetrado un retrato sexualizado y simplista de la mujer.
«Las chicas Bond que nos preceden son increíbles, pero definitivamente en esta película se puede apreciar un giro», apuntó la artista.
«Los productores están constantemente adaptándose a los cambios del mundo, sin alejarse de la esencia de James Bond. La fantasía y el glamour se mantienen, pero hay un cambio. Es lo mismo, pero nuevo», explicó.
A esta declaración se unió su compañera de reparto Lashana Lynch, que durante meses ha sido objeto de mucha especulación acerca de si sería o no la nueva agente 007, tomándole el relevo a Daniel Craig, que dará vida a James Bond por quinta y última vez.
Aunque Lynch no quiso confirmar ni desmentir los rumores, confesó que se sentía afortunada de poder contarle a sus hijos y a sus nietos «que esa idea era posible cuando tenía treinta».
El mero hecho de poder plantearse que el mítico agente 007 podría ser una mujer es, para la actriz, un reflejo del esfuerzo de la industria cinematográfica por «representar, cada vez más, el mundo que vemos cuando salimos de casa cada mañana».
Sin embargo, aunque en el cine se están «dando grandes zancadas», señaló que «es importante recordar que todavía siguen existiendo patrones de pensamiento que continúan perpetuando la idea de que aún no estamos preparados para algo que tendría que haber pasado hace años».
«Puede que me meta en un lío por decir esto, pero siento que, aunque tengamos una responsabilidad, al final somos artistas y simplemente queremos disfrutar de nuestro trabajo», concluyó Ana de Armas que, aunque respaldó las palabras de su compañera, recordó que representar la fortaleza de las mujeres nunca debería «sentirse como una presión, sino como algo increíble».