¿Cuántas veces has estado en casa y, pese a ir bien abrigado, tenías los pies fríos? No es nada extraño y, en la mayoría de los casos, tampoco es grave. Aunque si el síntoma persiste puede dar pista sobre enfermedades o trastornos más graves.
Por Marta Chavarrías
Madrid, 20 de enero (ElDiario.es).– De lleno en los meses más fríos del año, muchas personas están pasando frío. Esto es inevitable. Los vasos sanguíneos se encargan de mantener una temperatura agradable en la piel, que distribuye sangre rica en oxígeno por todo el cuerpo. Cuando caen las temperaturas, los receptores sensoriales de la piel alertan al cerebro para que contraiga los vasos. Esto permite que pequeñas cantidades de sangre lleguen a la piel para conservar el calor en la parte central del cuerpo, que es donde están los principales órganos.
¿Qué ocurre en las otras partes del cuerpo? En las extremidades, como las manos y los pies, hay muchos vasos sanguíneos pequeños que son particularmente sensibles a la mala circulación de la sangre. Cuando hace frío, estos vasos sanguíneos se contraen, circula menos sangre y esta se enfría, lo que provoca una disminución de la temperatura. La vasoconstricción (estrechamiento), que es como se llama a este proceso, puede desencadenarse por los más mínimos cambios en el termómetro.
¿POR QUÉ ESTÁN FRÍOS LOS PIES?
La mayoría de las causas de los pies fríos no son graves. La razón en muchos casos es simple: no hay un suministro suficiente de sangre tibia que fluya a través de los dedos de los pies y las manos. Sin embargo, detrás puede haber razones y motivos como:
Mala circulación: una buena circulación sanguínea es clave para regular la temperatura del cuerpo. Cuando la sangre no circula bien por todo el cuerpo, las extremidades son las que peor lo pasan y las que más frías están. Una mala circulación puede estar causada por afecciones como anemia o hábitos de vida como no hacer suficiente ejercicio. Una forma sencilla y eficaz de mejorar la circulación es hacer ejercicio y mantenerse bien hidratado.
Enfermedad de Raynaud: esta afección hace que ciertas partes de nuestro cuerpo se sientan entumecidas y frías en respuesta a temperaturas frías y a situaciones de estrés. Lo que sucede en realidad es que la arteria responsable del suministro de sangre se estrecha, lo que limita el suministro a áreas como los dedos de las manos y los pies. La piel necesita sangre para sentirse cálida y viva. Si esto no funciona bien, pueden apreciarse cambios de color en los dedos; es una señal directa de lo que está sucediendo debajo de la piel. También puede afectar a los puntos periféricos del cuerpo como orejas o nariz.
Neuropatía periférica: cuando experimentamos la sensación de pies frío pese a que no están fríos al tacto, puede ser debido a la neuropatía periférica, que ocurre como resultado del daño nervioso causado por una lesión o un trastorno médico subyacente. La neuropatía periférica a menudo empieza en los nervios más largos del cuerpo, que llegan hasta los dedos de los pies. Los síntomas, por tanto, aparecen primero en los pies y después en la parte inferior de las piernas. Algunos síntomas son entumecimiento, sensación de hormigueo o picor.
Diabetes: La diabetes es una de las causas más comunes de neuropatía periférica.
Deficiencia de vitaminas: también puede dar lugar a una neuropatía periférica y por tanto a frío en los pies.
Enfermedades hepáticas o renales, problemas metabólicos, infecciones o exposición a toxinas también pueden reflejarse en un constante frío en los pies.
Sudoración excesiva: la hiperhidrosis también puede hacer que los pies se sientan fríos, sobre todo cuando la evaporación los enfría rápidamente. Esto a menudo puede estar causado por momentos de nerviosismo.
Fumar: aunque solemos relacionar el tabaquismo sobre todo con enfermedades del corazón y de riesgo de cáncer, también puede ser una causa importante de tener los pies fríos. El simple hecho de fumar un cigarrillo puede reducir significativamente la temperatura de los pies. Y esto ocurre porque la nicotina es un vasoconstrictor que hace que los vasos sanguíneos se contraigan, disminuyendo así la cantidad de sangre que puede fluir a través de ellos. Las zonas donde más se nota el efecto son las manos y los pies. Inhalar un solo cigarrillo puede reducir el flujo de sangre en los pies en un 50% y este flujo puede tardar en volver a normalizarse hasta una hora después.
Anemia: algo tan habitual como el déficit de hierro también puede afectar a la regulación de la temperatura del cuerpo.
Para el Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV), las bajas temperaturas del invierno constituyen un factor de riesgo para la salud de los pies, sobre todo en grupos de población como niños y personas mayores. Una de las principales dolencias que pueden afectar a los pies en relación al frío son las congelaciones y los sabañones, una lesión dérmica producida por una vasoconstricción prolongada y que acaba en hipoxemia e inflamación de las paredes vasculares. También suelen aparecer, asociados a las bajas temperaturas, problemas como la dermatitis y los eccemas.
CONSEJOS PARA PREVENIR LOS PIES FRÍOS
Muévete con regularidad: algo tan simple como levantarse y moverse puede ser una de las mejores maneras de calentar el cuerpo y ayudar a que la sangre fluya hacia y desde los pies. Movernos permite reactivar la circulación y entrar en calor. También masajear los pies puede ayudar a mejorar la circulación y mantener una temperatura adecuada.
Usa calcetines y zapatos adecuados: los calcetines cálidos y de fibras naturales como algodón pueden ayudarnos a tener los pies más calientes. El calzado también es fundamental y el mejor aliado para los meses más fríos del año. Es preferible que tenga una suela de goma (un material no conductor y, por tanto, buen aislante).
Sigue una alimentación saludable: los alimentos ricos en magnesio, calcio y vitaminas E, K y C nos ayudan a mejorar el tono vascular y, en consecuencia, la circulación. Algunas especies picantes como la pimienta ayudan a aumentar la frecuencia cardiaca. Los productos lácteos, en cambio, pueden aumentar la sensación de frío, y la cafeína comprime los vasos sanguíneos.
Evita el alcohol: existe la falsa creencia de que el alcohol ayuda a entrar en calor. Pero cuidado con esta idea, porque lo que hace es contribuir a una deshidratación de la epidermis que aumenta el riesgo de sufrir sabañones.
Realiza baños de agua tibia y agua fría: esto es especialmente recomendable para aquellas personas con problemas de circulación o tras practicar deportes de invierno como el esquí. No intentes calentar los pies en una fuente directa de calor porque aumenta el riesgo de que aparezcan sabañones.
¿Tengo que consultar con el médico si tengo los pies y las manos frías? Los expertos admiten que siempre que esto cause molestia o el problema se mantenga en el tiempo, es aconsejable hacerlo. Lo importante en estos casos es confirmar que solo se trata de un cuadro banal y descartar que haya algún tipo de patología detrás.