Más allá de las limitantes tecnológicas y de infraestructura, Tamizi destaca la desconfianza en los bancos y la cultura de guardar el dinero «bajo el colchón», por el cobro de comisiones y el riesgo de fraude bancario.
El iraní y estadounidense, quien se considera un inmigrante con planes de vivir en México a largo plazo, cree que el país es abierto con los extranjeros, como refleja la diversidad de su equipo.
Por Pedro Pablo Cortés
México, 11 de enero (EFE).- Cuando el iraní Matin Tamizi llegó sin documentos a Estados Unidos con seis años de edad, su madre guardaba el salario de sus tres empleos en un sobre bajo la cama, una historia que lo marcó para crear en México una tecnofinanciera («fintech») después de dejar su empresa en San Francisco.
Aunque Tamizi es ciudadano estadounidense y en 2008 cumplió su sueño de llegar a Silicon Valley, vendió su compañía en 2015 para fundar una aplicación de inclusión financiera en México, donde él percibe una mayor oportunidad, pues en el país solo hay 54 bancos, en comparación con los más de 8 mil en Estados Unidos.
«Hay muchos que hablan sobre cómo es la base de la pirámide y yo lo viví. Eso para mí no es teoría; eso para mí fue real. Entonces este tipo de oportunidad, no solo financiera y económica, sino también la oportunidad de tener este tipo de impacto, existe más en México que en Estados Unidos y Europa«, narra en entrevista con Efe.
El emprendedor apunta a los bajos niveles de bancarización en México, donde solo 47 por ciento de la población tiene una cuenta bancaria, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), de 2018.
Más allá de las limitantes tecnológicas y de infraestructura, Tamizi destaca la desconfianza en los bancos y la cultura de guardar el dinero «bajo el colchón», por el cobro de comisiones y el riesgo de fraude bancario, lo que se refleja en que cerca de 90 por ciento de las transacciones se liquidan en efectivo, según la ENIF.
Con estos datos en mente y la experiencia de haber vivido en una familia de migrantes, donde aprendió que «es carísimo ser pobre» por la falta de acceso financiero, Tamizi ideó Cuenca, un banco móvil con la meta de ser la «única cuenta que necesiten los mexicanos».
«Algo que entendimos es que nuestra competencia realmente no son las ‘fintechs’, no son los bancos. En realidad nuestra competencia real es el efectivo, es el colchón. La cuenta más importante en México es el colchón, el efectivo», argumenta.
«FINTECH» EN MÉXICO
De acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), México tiene cerca de 500 empresas del sector tecnofinanciero, de las que 200 operan bajo la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, o «Ley Fintech», promulgada en marzo de 2018.
Esta ley, afirma Tamizi, ha hecho a México un mercado «especial» a diferencia de Estados Unidos y Europa, lo que les ha permitido tener ahora más de 75 mil clientes tras iniciar con menos de 500 en mayo de 2019, con la perspectiva de añadir mil clientes por día.
«La ventaja de la ‘Ley Fintech’, del ecosistema ‘fintech’ y de nosotros es que estamos creando más opciones para los mexicanos. Y también ser parte de crear más opciones es aportar al ecosistema», detalla.
UN PAÍS ABIERTO
El iraní y estadounidense, quien se considera un inmigrante con planes de vivir en México a largo plazo, cree que el país es abierto con los extranjeros, como refleja la diversidad de su equipo, donde hay venezolanos, indios y mexicanos retornados de Estados Unidos y otros países.
«El proceso de migración en México acepta a los inmigrantes muchísimo. Y también yo creo en la cultura mexicana, pero también parte superimportante para nosotros es el nivel de talento de los mexicanos. Es increíble», asevera.
Por su experiencia migratoria, Tamizi expone que, a diferencia de otros bancos, Cuenca acepta las matrículas consulares y las tarjetas de residencia para extranjeros como identificaciones oficiales para abrir una cuenta digital.
También colabora con organismos internacionales como la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) para la inclusión financiera de los migrantes.
«Para nosotros, eso es muy importante. Este nivel de empatía, este nivel de cultura de ser humano, de entender que Cuenca es para todos, no para el 5 por ciento (más privilegiado) de los mexicanos; en realidad es para todos», reflexiona.