¿Cuál es la razón por la que Drácula le teme a los crucifijos? La serie de Netflix lo explica

12/01/2020 - 12:10 am

El conde tiene tres debilidades: no puede entrar en una residencia sin ser invitado, no soporta la luz del sol (si expusiese a ella sería destruido) y tiene un temor visceral a la cruz y retrocede ante su presencia.

Madrid, 12 de enero (EuropaPress).- La versión de Drácula de Mark Gatiss y Steven Moffat, creadores de la aplaudida Sherlock, ya está provocando terror entre en el público de todo el mundo tras su estreno en Netflix. La serie tiene un toque clásico, al mostrar los típicos miedos de los vampiros a la luz solar o a los crucifijos. Aunque en esta adaptación, estos puntos débiles tienen un enfoque completamente distinto al que los espectadores están acostumbrados.

El misterio central de la serie es por qué el vampiro inmortal teme a las cruces. Lejos de las clásicas razones, la cruz es el símbolo del bien absoluto y de Dios, Gatiss y Moffat dan un sentido diferente de la novela emblemática de Bram Stoker. Ya en el primer episodio, puede verse cómo la hermana Agatha Van Helsing (Dolly Wells) lucha contra Drácula (Claes Bang) e intenta descubrir cuál es su mayor debilidad.

En el primer episodio, Van Helsing se topa con Drácula en 1897, después de que su última víctima, Jonathan Harker (John Heffernan), buscase asilo en su convento, situado en Hungría. Al inicio del episodio puede verse cómo la lozanía de Harker es absorbida por Drácula, llegando al convento en un estado deplorable.

Tras relatarle a la religiosa los días que pasó prisionero en el castillo del conde en Transilvania, Agatha busca los motivos reales que le llevaron a Harker a buscar ayuda en un convento. De esta forma, la monja profundizó en las leyendas vampíricas y se sorprendió al encontrar varios mitos relacionados directamente con Drácula, pese a no tener un aparente sentido.

El conde tiene tres debilidades: no puede entrar en una residencia sin ser invitado, no soporta la luz del sol (si expusiese a ella sería destruido) y tiene un temor visceral a la cruz y retrocede ante su presencia. Agatha consideró que el miedo estaba ligado a los crucifijos, debido a que representan la bondad absoluta, pero se equivocó.

«Pensé que eras más inteligente», le responde burlonamente Drácula a la religiosa. Efectivamente, las cruces no tienen ese efecto que se espera de ellas, ejemplo de ello es cuando Harker se encuentra con Elena (Lujza Richter), una de las esposas del conde, que no muestra miedo alguno a la cruz.

Es en el episodio tercero (y desenlace de la temporada) donde se descubre el verdadero motivo del miedo de Drácula a la cruz: su miedo a la muerte y la vergüenza de estar maldito a vivir para siempre. Con lo cual, las debilidades del vampiro son completamente inducidas, resultado de su temor a fallecer.

Tiene su lógica, puesto que el conde desciende de una estirpe de poderosos y valientes caballeros guerreros que murieron heroicamente en la batalla, todos salvo él, que huyó de su destino. De alguna forma, eso le hizo convertirse en vampiro. A diferencia de otras versiones, este Drácula tiene el peso de saber que se ha convertido en un monstruo.

Paradójicamente, sus temores inducidos pueden ser fruto de sus antiguos placeres, puesto que Drácula adoraba tomar baños de sol y extraña la luz del día. Cuando Zoe, descendiente de la hermana Agatha, lo expone a los rayos solares, el conde se da cuenta de que su «fatal» vulnerabilidad ha sido psicológica, debido a que en su interior él no se sentía digno de estar bajo la luz.

La cruz, además, representa el sacrificio de Jesucristo, el valor, algo que a Drácula le falta. En la serie de Netflix, el vampirismo se contagia pero las debilidades del conde son solo resultado de sus más interiores miedos. Con lo cual, el resto de vampiros es ajeno a ello, aunque ninguno tiene la fuerza sobrenatural que tiene Drácula.

Por otro lado, ahora que Drácula es consciente de que sus debilidades han sido fruto de su cabeza, eso le da mayor poder de sí mismo, lo que le convierte en un ser mucho más peligroso y potencialmente imparable. Habrá que ver en una hipotética segunda temporada si el conde muestra toda su fuerza.

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