Alrededor del mediodía del sábado, hombres armados llegaron a Villa Unión en una caravana de decenas de vehículos y comenzaron a dispararle a la Alcaldía. Muchos de los vehículos llevaban las iniciales del cártel: CDN, del Cártel del Noreste, al igual que en los chalecos antibalas que portaban los atacantes.
Por María Verza
VILLA UNIÓN, México (AP) — Los habitantes de un pequeño poblado del norte de México comenzaron a limpiar las calles el lunes, luego de un intenso tiroteo entre efectivos de seguridad y miembros del crimen organizado que dejó 22 muertos el fin de semana.
Una mujer de 72 años que vive cerca de la Alcaldía de Villa Unión narró cómo se refugió dentro de un armario junto con dos de sus nietos durante el tiroteo.
La calle frente a su casa estaba llena de casquillos y se podían ver impactos de bala en las paredes y la puerta de su vivienda.
“Yo todavía tiemblo”, dijo la mujer, que habló a condición de guardar el anonimato por miedo a sufrir represalias. “Nunca habíamos visto nada de esto, era como si sólo quisieran sembrar terror”.
Alrededor del mediodía del sábado, hombres armados llegaron a Villa Unión en una caravana de decenas de vehículos y comenzaron a dispararle a la alcaldía. Muchos de los vehículos llevaban las iniciales del cártel: CDN, del Cártel del Noreste, al igual que en los chalecos antibalas que portaban los atacantes.
El Gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme, dijo que las fuerzas de seguridad del estado llegaron al lugar menos de una hora después y rodearon el pueblo, ubicado unos 60 kilómetros (35 millas) al suroeste de Eagle Pass, Texas.
En el tiroteo murieron 16 atacantes, cuatro policías estatales y dos civiles, dijo el Gobernador.
El lunes por la mañana, la localidad de alrededor de 6.000 habitantes estaba llena de vehículos quemados, y la fachada de la alcaldía tenía tantos impactos de bala que parecía un colador.
Trabajadores comenzaron a barrer los vidrios rotos y escombros y a rellenar los agujeros, mientras que otros recogían documentos importantes. El suelo estaba cubierto de cristales rotos, un crucifijo había caído de una pared, los muebles quedaron destruidos y los retratos de políticos locales estaban repletos de impactos de bala.
Frente a la alcaldía se podía ver una camioneta quemada, una ambulancia con orificios de bala y un autobús escolar que tenía en el interior las iniciales CDN pintadas con aerosol.
Las tiendas cercanas se dedicaron a limpiar en lugar de abrir al público. A pesar de la presencia de soldados y policías federales patrullando las tranquilas calles, nadie envió a sus hijos a la escuela, y los residentes no quisieron dar sus nombres a la prensa por temor a que los atacantes regresen.
Riquelme dijo que el Cártel del Noreste, con sede en el vecino estado de Tamaulipas, ha tratado 15 veces de establecerse en Coahuila desde que él asumió la gobernatura hace dos años.
En declaraciones a la cadena Radio Fórmula, el Gobernador dijo que los narcotraficantes querían enviarle un mensaje al gobierno estatal.
El Cártel del Noreste es una facción de Los Zetas, cártel que se formó a partir de la deserción de unidades militares de élite. Los Zetas dominaron por mucho tiempo Nuevo Laredo y el estado de Tamaulipas, y eran conocidos por sus operaciones de estilo militar y la violencia extrema para intimidar a sus enemigos.
Villa Unión se ubica a unos 20 kilómetros (12 millas) del pueblo de Allende, lugar donde en 2011 hubo una masacre relacionada a los Zetas en la que 70 personas fueron asesinadas, según las autoridades.
Los residentes de Villa Unión se preguntan por qué su pueblo fue blanco de un ataque tan violento. Una mujer que no quiso dar su nombre comparó al ataque con una zona de guerra y dijo: “Nos pescaron desprevenidos”.
Todas las personas que fueron hechas rehenes el sábado, incluyendo cinco menores, fueron rescatadas, dijo el Gobernador. Los integrantes del cártel tomaran rehenes para que fungieran como guías en su escape por caminos no pavimentados.
De los 25 vehículos confiscados, cuatro contaban con ametralladoras calibre .50. Decenas de casas resultaron dañadas.
El lunes por la tarde, la familia de un trabajador de protección civil, uno de los dos civiles que murió en el tiroteo, realizó el funeral del padre de cuatro hijos. Aun aterrorizados, todos se rehusaron a hablar o a ser identificados. La viuda de la víctima sólo dijo: “No hizo nada malo”.
La tasa de homicidios en México alcanzó este año niveles históricos. Tras una serie de masacres, los detractores han dicho que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador carece de una estrategia de seguridad coherente.
López Obrador se reunió el lunes con unos 30 familiares de las nueve mujeres y niños, todos con ciudadanía tanto de México como de Estados Unidos, asesinados por miembros del cártel de Juárez en el estado fronterizo de Sonora el 4 de noviembre. Las autoridades informaron que tienen detenidos a tres sospechosos relacionados con el ataque.
Los familiares de las víctimas se dijeron satisfechos de haberse reunido con el mandatario, pero indicaron que quieren una investigación a fondo.