Arnoldo Cuellar
28/11/2019 - 12:01 pm
¿Gobernador o candil de la calle?
Un descompuesto y caótico operativo de a Fiscalía del Estado respaldada por corporaciones federales desató el caos y paralizó a una vasta región entre Juventino Rosas, Celaya, Villagrán y Comonfort.
Ayer, el Gobernador de Guanajuato se ganó espacios en los medios nacionales al apoyar la iniciativa del Presidente norteamericano para declarar como actividad terrorista la que realizan los cárteles del crimen organizado en el país.
A las pocas horas de su declaración, en el municipio de Cuerámaro, entre 500 y mil personas, según distintas reseñas, desbordaron una protesta que reclamaba justicia para cuatro jovencitas muertas en un accidente vial provocado por un menor de edad en aparente estado de ebriedad.
En ese pequeño municipio de menos de treinta mil habitantes, una multitud enardecida quiso reclamar a la Alcaldesa Ana Bueno, del Partido Acción Nacional, la aparente liberación del joven conductor que impactó a una motocicleta donde viajaban cuatro mujeres adolescentes.
La falta de diálogo por parte de la Presidenta Municipal, la ausencia de mediación desde el Gobierno del estado y la imprudencia de elementos policiales, provocaron que la protesta se saliera de cauce y terminara con agresiones y vandalismo contra las viviendas de la familia del presunto responsable y de la propia alcaldesa.
Incendios, destrucción de mobiliario y ataques a vehículos públicos y privados provocaron que la policía lanzara disparos al aire y empleara toletes y escudos protectores. Resulta inconcebible la ausencia de cualquier tipo de interlocución, el abandono en el que fue dejada la autoridad municipal por el Gobierno estatal, la falta de previsión y la propia incapacidad de la funcionaria para buscar conductos de atención a los reclamos.
No fue lo único que ocurrió. Un descompuesto y caótico operativo de a Fiscalía del Estado respaldada por corporaciones federales desató el caos y paralizó a una vasta región entre Juventino Rosas, Celaya, Villagrán y Comonfort. Las clases se suspendieron, hubo bloqueos con vehículos incendiados, tableteos de armas de fuego y una gran incertidumbre.
Al final, el operativo parece dar magros resultados, aunque trata de justificarse con el presunto decomiso de explosivos, armas, droga y dinero falso, además de tres detenidos.
Por si algo faltara el inicio de la semana registra ya alrededor de tres decenas de asesinatos, balaceras contra edificios de vivienda en Salamanca y un ataque a un policía en Irapuato, quien logró contratacar y abatir a su agresor.
Vivimos una realidad atroz a la que no escapa prácticamente ningún municipio de la entidad. Las estructuras de Gobierno parecen y están rebasadas. Lucen indefensas, paralizadas e incapaces de proteger a quienes son su razón de existir: los ciudadanos.
Así, mientras el Gobernador de Guanajuato busca referentes en Singapur, Alemania y Finlandia; o mientras quiere intervenir en la diplomacia internacional del país, aquí, a unos minutos de los esplendorosos edificios donde despacha sin tocar el piso, la pradera se incendia por falta de política, por soberbia, por abandono.
Se vale soñar, pero hay horas y momentos para ello. Tarde o temprano hay que despertar y enfrentar la realidad.
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