Las quemaduras son de distintos tipos y su clasificación depende de su gravedad. Lo primero que hay que hacer es enfriarla con agua del grifo todo el tiempo que sea necesario hasta que disminuya el dolor.
MADRID, 10 de diciembre (EuropaPress).- Las quemaduras son lesiones relativamente frecuentes que pueden suceder en múltiples escenarios, como el hogar al cocinar. Es importante saber cómo actuar cuando se producen, ya que remedios caseros repetidos hasta la saciedad, como aplicar pasta de dientes, no son recomendables.
En cuanto a las causas que pueden producir una quemadura, la presidenta de la Sociedad Española de Heridas (SEHER), la doctora María Dolores Pérez del Caz, especifica que dependen del grupo de edad. Así, «en los niños pequeños, la causa más frecuente de quemadura es la escaldadura en el contexto de la preparación y consumo de alimentos», comienza la doctora Pérez del Caz.
Por su parte, los adolescentes «se suelen quemar más con llama», precisa la presidenta de SEHER, que ejemplifica sus palabras con accidentes con mecheros o con gasolina de moto. Los adultos, fundamentalmente en edad laboral, también se queman más frecuentemente con llamas, mientras los ancianos suelen quemarse por escaldaduras, como los niños o, por la movilidad limitada que a veces tienen, se quemen en la cocina, distingue la experta.
Las quemaduras son de distintos tipos y su clasificación depende de su gravedad. «Clasificamos las quemaduras según el grado, es decir, según la afectación en las capas de la piel», confirma la doctora Pérez del Caz.
Así, «las más leves son las quemaduras de primer grado, en las que se afecta solamente la capa superior de la piel, la epidermis», especifica la experta. Entre sus características, la doctora Pérez del Caz destaca «enrojecimiento, son dolorosas y son las típicas de las quemaduras solares».
Las quemaduras de segundo grado, el siguiente escalón relativo a la gravedad porque afectan a la epidermis y a parte de la dermis, pueden ser de dos tipos. «Si se afecta solamente la capa más superficial de la piel, es una quemadura de segundo grado superficial; si se afectan las capas más profundas de la dermis, es una quemadura de segundo grado profunda», distingue la experta.
Las características definitorias de una quemadura de segundo grado superficial son la aparición de «ampolla, son dolorosas y suelen tener buen pronóstico. Estas son típicas de los líquidos calientes pero con poca densidad, como el agua o la leche», explica la doctora Pérez del Caz.
Por otro lado, la experta señala que las características de una quemadura de segundo grado profunda son un «color rojo o más blanco, puede no haber ampollas y también son relativamente dolorosas, pero, como hay mucha destrucción de terminaciones nerviosas, a veces no tienen tanto dolor como las superficiales». Este caso, que se puede producir por llamas o líquidos calientes de alta densidad, como el aceite, sí es más grave y, de hecho, «pueden requerir incluso tratamiento quirúrgico», continúa la presidenta de SEHER.
Por último se encuentran las quemaduras de tercer grado. «Las más graves y en las cuales están todas las capas de la piel afectadas, como la grasa o las fascias», alerta la doctora Pérez del Caz, que agrega que, en este caso, la piel se presenta «inelástica, blanca u oscura y no suelen doler». Se producen por «productos químicos, líquidos muy calientes, electricidad o llamas», completa la experta.
CÓMO PROCEDER
En este contexto, con una quemadura que se produzca en casa, lo primero que hay que hacer es «enfriarla con agua del grifo todo el tiempo que sea necesario hasta que disminuya el dolor», recomienda la presidenta de SEHER. No sirve agua helada ni hielo, advierte la experta, que recuerda que «el hielo puede producir quemadura».
El agua «tiene que ser a temperatura del grifo, a temperatura corriente», insiste la experta, que descarta la utilización de remedios caseros como pasta de dientes, lejía, clara de huevo o planta de aloe vera.
«Lo único que hacen es que pueden contaminar la lesión y además enmascarar cuando nosotros tenemos que valorar», comenta la doctora Pérez del Caz, que también apunta a que la lejía profundiza más la herida y el hecho de tener que retirar lo que se haya aplicada puede hacer la cura «más dolorosa».
«Agua y nada más», hace hincapié la presidenta de SEHER, que recomienda que, tras esto, se busque atención médica. «Yo creo que es conveniente acudir a un centro de salud para que valore la quemadura. Sí es conveniente una asistencia sanitaria: hay que evaluar la quemadura, ver el grado que tiene y, dependiendo incluso de la localización, si está localizada en lo que llamamos zonas nobles, como cara, cuello o pies, podría tener que ser derivado a una unidad de quemados con personal específico para el tratamiento», zanja la experta.