El primer episodio de De viaje con los Derbez muestra el entusiasmo por el comienzo de la odisea, la llegada y la inicial fascinación por Marruecos, y las bromas y el ambiente relajado entre la familia. Sin embargo, conforme va pasando el tiempo, éste viaje se va complicando.
Por David Villafranca
Los Ángeles (EE.UU.), 19 oct (EFE).- Marruecos, un mes de vacaciones, hoteles de lujo, billetes de primera clase, actividades de todo tipo. Un plan maestro… salvo si se trata de Eugenio Derbez y los suyos, una estirpe muy peculiar que ahora muestra en un nuevo show sus aventuras y desventuras durante un gran viaje familiar.
De viaje con los Derbez es el título de este formato de telerrealidad, que se estrena el viernes en la plataforma Pantaya en EU y Puerto Rico y que se podrá ver en Amazon Prime Video en el resto del mundo.
En él, el patriarca Eugenio Derbez convenció a toda su familia para ir de vacaciones, una ocurrencia que trajo alegrías pero también desencuentros.
«Ya que estábamos ahí, ya que teníamos las cámaras enfrente, nos dimos cuenta de que no fue tan buena idea como pensamos», concedió a Efe el actor mexicano.
«Pero el resultado final es muy bueno porque para la gente va a ser un caramelo: nos van a ver como nunca nos han visto. Quedó muy divertida. Muy emotiva también, porque hay momentos donde nos van a ver muy vulnerables. O sea, somos nosotros, eso es lo que nos da miedo: somos nosotros siendo nosotros mismos y dejándonos ver en nuestra intimidad. Y está bien pero es difícil», detalló Derbez.
Para comprender la locura de este viaje es recomendable repasar el árbol genealógico de los Derbez.
Eugenio Derbez tiene cuatro hijos, cada uno de ellos de diferente madre: Aislinn, Vadhir, José Eduardo y la niña Aitana.
Y al viaje también se apuntaron Alessandra Rosaldo, esposa de Eugenio y madre de Aitana; y Mauricio Ochmann, marido de Aislinn y padre de la pequeña Kai.
«Creo que lo más difícil resultó ser la convivencia entre todos», indicó Rosaldo.
«A pesar de ser una familia unida, que procuramos estar cerca, pues teníamos tiempo de no convivir todos juntos. Nunca habíamos viajado así, mucho menos tanto tiempo», agregó.
El primer episodio de De viaje con los Derbez muestra el entusiasmo por el comienzo de la odisea, la llegada y la inicial fascinación por Marruecos, y las bromas y el ambiente relajado entre la familia.
Pero la cosa empeora poco a poco por la diferente forma de ser de cada uno y las prioridades que cada quien tiene en su vida, todo ello, además, agravado con que había cámaras siguiendo cada uno de sus pasos.
«Tener las cámaras enfrente resultó muy invasivo y muy incómodo, pues obviamente eso hacía que estuviéramos así con las emociones a flor de piel, que por cualquier cosa brincábamos… La convivencia fue muy difícil. Creo que fue un ejercicio muy fuerte de tolerancia, paciencia y respeto para todos», expuso Rosaldo.
Su marido, Eugenio Derbez, apuntó que este experimento llevó a la familia «al cielo y al infierno».
«Por un lado, hizo que nos peleáramos más que nunca, pero también nos unió en otras cosas. Por ejemplo, yo me enteré de cosas de mis hijos que nunca había escuchado, que nunca había sabido. Mis hijos hicieron confesiones que no sabía y que me dolieron, me sirvieron para crecer, para aprender. Trajo un balance muy bueno: ahora somos una familia mucho más solida», argumentó.
Aislinn Derbez admitió que tuvo «sentimientos encontrados» cuando le propusieron el show.
«Fíjate que no se me hizo mala idea. De hecho, pensé que iba a ser mucho más sencillo y divertido de lo que realmente fue. Creo que se fue complicando con el paso de los días, pero en un principio me pareció una buena idea y dije: ‘¿por qué no?’. Y después me arrepentí», dijo entre risas.
Por su parte, Mauricio Ochmann defendió que, si todos iban a abrir de par en par su vida privada, tenía que ser «lo más real y crudo posible».
«Que no esté cuidado, que no este editado, que no esté de ‘ay, me enojé de más, eso lo quitamos en la edición…’. O sea, que nos mostremos realmente como somos: esa parte humana que cuando ves en pantalla empatizas, con la que la gente se identifica», argumentó.
Y en esa búsqueda de la realidad, lo honesto y lo auténtico también coincidieron Vadhir y José Eduardo.
«Yo tenía miedo de una ruptura familiar, de quedarme sin padre, sin hermanos, lo que sea… Una pelea durísima. Y, bueno, van a ver lo que hay en cualquier familia: pleitos, risas, de todo. Entonces, pues está padre», cerró José Eduardo.