Azcapotzalco, donde nació José José, se tiñó esta tarde de un tono gris, tal vez por la tristeza de saber al cantante irremplazable. Frente a la estatua construida en honor del «Príncipe de la Canción», Alfonso, de unos 20 años de edad, cantó en honor a su ídolo. «La música de José José la conocí a través de mi papá y de mi mamá, y mientras yo se la transmita a mis hijos, y mis hijos a los suyos, no morirá», opinó.
Ciudad de México, 28 de septiembre (SinEmbargo).– José Rómulo Sosa Ortiz, mejor conocido como José José, murió este día alrededor de las 14:00 horas. De inmediato, los medios de comunicación divulgaron el lamentable acontecimiento, las redes sociales se inundaron de imágenes que ratificaban la triste noticia y los artistas de habla hispana más importantes del mundo comenzaron a externar su sentir.
Sólo faltaba un lugar, un sitio que obligatoriamente clamaba la presencia de aquellos que convivieron con él desde niño y también de esos que lo conocieron a través de su música. José nació y creció en la colonia Clavería, en la Alcaldía Azcapotzalco, al norte de la Ciudad de México; ahí pasó sus años pueriles y conoció a su primer amor; fue ahí donde inició en la música llevando serenatas y ahí, en el parque de La China, fue erigida una estatua en su honor.
Y así ocurrió. Luego de que se informó de la muerte, decenas de vecinos comenzaron a llegar al pie de la figura de bronce para rendir homenaje al intérprete de «Amar y querer». Poco a poco, ese pequeño charco de personas se convirtió en un océano, y cada vez se hacía más difícil caminar entre el tumulto.
Por parte de la Alcaldía fueron instaladas altavoces que hicieron sonar los grandes éxitos del cantante. Mismos que corearon cada vez más asistentes. «Yo que fui tormenta, yo que fui tornado…», entonaron las decenas de gargantas desafinadas, víctimas de la emoción y de la conmoción. Y algunas lágrimas rodaron en las mejillas de aquellos que visiblemente estaban consternados.
Dos grandes coronas de flores blancas fueron colocadas en la base del monumento, cortesía de Vidal Llerenas, Alcalde de Azcapotzalco, que arribó minutos más tarde.
«Todos lamentamos la pérdida de ese gran cantante que fue nuestro querido José José. Mañana va a continuar el homenaje y vamos a ver la posibilidad de bautizar una calle con su nombre. Que viva José José», comentó el gobernante.
Mientras sonaban los temas más famosos del «Príncipe de la Canción», aquellos que lo conocieron y convivieron con él sólo expresaban comentarios positivos: «Todo lo que logró es grandioso. Daba su vida por todo mundo», dijo Armando, un hombre de 67 años que aseguró conocer a José José cuando tenía unos 15 años.
«Él murió [José José] a los 71 años, yo tengo 70. Lo conocí cuando él tenía unos 18 años. No éramos los grandes amigos, pero sí nos echábamos nuestras canciones y nuestras copitas porque también soy músico», comentó Diego Huerta, vecino de la colonia Clavería.
Justo enfrente de la estatua de José José se encuentra la paletería «La Mich», donde, según los colonos, el cantante acudía a tomar agua de horchata con piña que tanto le gustaba, incluso cuando ya era famoso.
Canciones como «Gavilán o paloma», «Lo que no fue no será», y desde luego, «El Triste» fueron entonadas una y otra vez por los asistentes en el parque. De pronto, aquel lugar rodeado de árboles se convirtió en un karaoke, pues algunos de los presentes pedían interpretar algún tema que hizo famoso a José Rómulo Sosa y viceversa.
A las espaldas del monumento, se comenzó a formar una fila para aquellos que deseaban homenajear con sus voces al gran intérprete sin importar su talento vocal. Lo importante era conmemorar al cantante inigualable, a esa voz única que desde 1968 cautivó a los mexicanos.
La tarde se tiñó en un tono gris, tal vez por la tristeza de saber a José José irremplazable, de saber que no estará más entre nosotros, al tiempo que la gente quería entonar sus temas.
Alfonso, de unos 20 años de edad, quiso cantar en honor a su ídolo. «La música de José José la conocí a través de mi papá y de mi mamá y mientras yo se la transmita a mis hijos, y mis hijos a los suyos, José José no morirá, siempre va a vivir», comentó antes de interpretar «El Triste».
Y como si se tratase de una obra dramática, llegó el momento del clímax, del éxtasis, llegó el momento de corear la canción con la que José José será recordado siempre: «Qué triste fue decirnos adiós, cuando nos adorábamos más…», versó la primera estrofa. En ese momento todos, jóvenes y viejos, se unieron en una sola voz para rendir homenaje al niño oriundo de Clavería que un día se convirtió en José José.
La noche será larga, la gente continuó llegando y el tributo se extenderá hasta mañana. Se esperan más eventos culturales en su honor. Sus canciones seguirán sonando, pero no sólo a los pies de su estatua, sino por siempre, en las estaciones de radio, en cada hogar, y trascenderá generaciones, porque el «Príncipe de la Canción» es ya inmortal.