Durante décadas, Fernando Vargas Nuñez recorrió miles de kilómetros en México y el extranjero. Ganó, ganó y volvió a ganar medallas. También se llevó el respeto y cariño de los que compartieron ruta con él. Antes de enfrentar su primer Maratón, un accidente provocó que le amputaran una pierna.
Ciudad de México, 17 de agosto (SinEmbargo).– 22 de mayo de 1992. Un camión de carga se quedó sin frenos e impactó el microbús en el que viajaba Fernando Vargas Nuñez. Él no recuerda exactamente cómo salió del accidente, pero le contaron que alcanzaron a sacarlo de entre las aspas del ventilador del motor del transporte público.
Vargas despertó confundido en un hospital. Las siguientes semanas fueron de lucha. Médicos intentaron salvarle la pierna izquierda, sin embargo, el 28 de junio tuvieron que amputársela.
“Cuando desperté de la anestesia, todavía tenía la esperanza de tenerla. Con mucho miedo fui tocando lo que quedaba de mi pierna. Fue un golpe muy duro, lloré, grité, maldije”, cuenta Vargas.
Entre mayo de 1986 y agosto de 1991, Fernando participó en carreras de 10 mil metros. Dos años después del accidente, con la ayuda de muletas, corrió su primer maratón en Puebla y Tlaxcala. Concluyó los 42 kilómetros y 195 metros en 8 horas.
Durante décadas, Vargas recorrió miles de kilómetros en México y el extranjero. Ganó, ganó y volvió a ganar medallas. También se llevó el respeto y cariño de los que compartieron ruta con él.
A pocos días del Maratón de la Ciudad de México, una competencia que conoce bien, Fernando habló con SinEmbargo sobre cómo alguien se repone a la adversidad y cumple sus sueños.
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–¿Por qué comenzaste a correr?
–Por casualidad. La verdad fue por casualidad. Fíjate que antes de que tuviera el accidente en el transporte público en el que perdí una pierna, trabajaba yo como mensajero. Era el año de 1986. Una secretaria del lugar en el que trabajaba me dijo que me había inscrito a una carrera. Me dio la fecha. Salió por casualidad. Yo fui el ganador de esa carrera. Diez kilómetros en 32 o 34 minutos.
–¿Nos puedes platicar sobre el accidente?
–Me dirigía yo al trabajo. Era 1992. Vivo en Amecameca, Estado de México, en una zona montañosa. Un camión se quedó sin frenos. Al parecer de los que íbamos en el transporte, yo soy el único vivo.
–¿Qué ha sido lo más difícil desde entonces?
–Tenía yo apenas dos años de casado. Perdí la pierna y dejé de hacer una de las cosas que más me gustaban. Pero la vida tenía que seguir. Tuve el apoyo de mi esposa y de mi mamá. Ellas me ayudaron a salir hacia adelante. Aquí andamos nuevamente. Después de muchos años comencé a hacer lo mismo [correr], pero ahora en lugar de hacerlo con dos piernas, lo hago con una.
–¿Correrás el Maratón de la Ciudad de México este año?
–No creo que esté. No tengo problema de correr el Maratón, tampoco el Medio Maratón. Ya me cuesta mucho trabajo hacerlo. Quería las medallas para completar la palabra “México”.
–Háblanos sobre las dificultades que has enfrentado desde el accidente.
–Como toda persona con capacidades diferentes, no encuentras trabajo, la discriminación. Las prótesis son muy caras. Transportes no están adecuados. En algunos lugares no me dejaban estar. Así me tocó vivir. Ya me acostumbré.
–Cuéntanos una anécdota en las carreras.
–Cuando tenía las dos piernas, nunca corrí el Maratón. Después del accidente, ya corriendo en muletas, mi primer distancia fue el Maratón. Fue una experiencia muy dolorosa. Fue una desgracia muy grande. Es algo que siempre cuento. Cuando tienes dos piernas, todo puede ser muy fácil. Cuando ya no tienes una, ya no es tan fácil, pero no imposible.
–¿Qué significó para ti participar en tantos maratones de la Ciudad de México?
–Es una experiencia muy importante. Tenía que demostrarme que podía hacer lo que hace cualquier otra persona. Hay personas que tienen miedo o no se deciden a dar el primer paso, pero hacer deporte es muy importante para cualquier persona.
–¿Cómo describirías a la prueba? Edgar Merino, por ejemplo, dice que es un dragón de muchas cabezas.
–Es muy difícil. Es muy demandante. Depende con qué o cómo te sientas en ese momento. Podrías terminar sin problema o concluirlo muy cansado y muy lastimado. Tiene razón. Es un dragón de muchas cabezas. No sabes si lo vas a terminar o no.
–¿Es una prueba que debe enfrentarse con seriedad y respeto? Cada año se repite la historia: alguien pierde la vida.
–Sí. Debe enfrentarse con seriedad y respeto. No hay que correr una distancia tan larga si no tienes la preparación adecuada. Yo creo que es importantísimo hacerse un chequeo médico. Hay que estar bien para soportar una distancia tan importante.
–¿Qué le dirías a los que tiene algún pretexto para no salir?
–Lo importante es salir adelante. Si eres una persona con discapacidad, debes seguir adelante.
–¿Cómo viviste el último Medio Maratón?
–Me gustó mucho la ruta. Fue una experiencia muy agradable. Muy emocionado porque todo mundo me conoce, todo mundo me aplaude. Quiero animar a más personas que están en las mismas condiciones. Sé que hay mucha gente que debe usar aparatos. Si yo puedo, ellos también pueden.
–¿Qué le dirías a los que compiten este año?
–Tengan respeto por la distancia. Si no están preparados, mejor no se arriesguen. Es muy bonito, es una gran experiencia. Te deja mucha satisfacción concluir una distancia así, pero si no tienes la preparación, no te metas. Se tienen que preparar para correr un Maratón. Y que no corten ruta.
–¿En qué kilómetro se comienza a correr con el corazón?
–Muchos dicen que en el kilómetro 30 se topan con la pared. En lo personal los 2 últimos kilómetros son los más sufridos y en los que empiezas a pensar: ¿qué hago aquí? ¿Qué necesidad de sufrir? Cuando atraviesas la meta es cuando sabes que valió toda la pena el esfuerzo.