El especialista Genaro Aguilar, autor del estudio «Pérdidas y desperdicio de alimentos en México: cuantificación y algunas propuestas de políticas públicas», realizado para el Banco Mundial en 2017, recordó que en el país se desperdician 20 millones de toneladas al año, lo que representa un 2 por ciento del PIB nacional, es decir alrededor de 490,000 millones de pesos.
Por Rocío Melgoza
Ciudad de México, 1 de agosto (Economía Hoy).- México suscribió en 2015 la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y uno de los objetivos tiene que ver con reducir el desperdicio de alimentos; sin embargo, el tema no figuró dentro del Plan de Desarrollo 2019- 2024 del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aprobado por el Congreso en junio pasado.
Genaro Aguilar Gutiérrez, investigador de la Escuela Superior de Economía del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en entrevista para Economía Hoy, señaló que incluir estrategias para evitar el desperdicio de alimentos en el Plan de Desarrollo de AMLO «hubiera sido interesante» y reconoció que las secretarías como la de Agricultura y la de Medio Ambiente están haciendo su trabajo para retomar los objetivos de la Agenda 2030.
LEY VS. DESPERDICIO «CONGELADA»
Mientras, en la Cámara de Diputados permanece «congelada» una iniciativa para crear la Ley General para evitar el Desperdicio Alimentario, y con ello promover la recuperación, y donación de estos a la población que se encuentra en extrema pobreza.
La iniciativa fue propuesta por la entonces Diputada, Ana Gabriela Guevara del PT en octubre de 2018; sin embargo la iniciativa sigue en la fila de dictámenes a considerar de la Comisión de Desarrollo Social en San Lázaro.
El guiño más cercano al tema se dio en mayo de este año, cuando el presidente de la Comisión de Desarrollo Social en San Lázaro, Miguel Prado de los Santos, dijo que buscarían reunirse con el titular del organismo descentralizado Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), Ignacio Ovalle Fernández, para abordar el tema del desperdicio de alimentos.
«Me comprometo a buscar una reunión con el titular de Segalmex, y con representantes de los bancos de alimentos, centrales de abastos y gente de la FAO, para ver de qué manera este nuevo organismo puede ayudar a superar el problema de la alimentación», indicó el legislador de Morena, pero hasta el momento no hay una fecha para la reunión.
¿QUÉ ALIMENTOS DESPERDICIAMOS MÁS?
El especialista Genaro Aguilar, autor del estudio «Pérdidas y desperdicio de alimentos en México: cuantificación y algunas propuestas de políticas públicas», realizado para el Banco Mundial en 2017, recordó que en el país se desperdician 20 millones de toneladas al año, lo que representa un 2 por ciento del PIB nacional, es decir, alrededor de 490,000 millones de pesos.
En dicho análisis, se indica que los 10 productos que más desperdiciamos los mexicanos son:
1. Leche 4 millones 590,189 toneladas anuales
2. Tortilla 2 millones 857,388 toneladas anuales
3. Tomate 925,968 toneladas anuales
4. Papas 788,057 toneladas anuales
5. Carne 552,328 toneladas anuales
6. Mango 468,570 toneladas anuales
7. Aguacate 312,812 toneladas anuales
8. Pollo 275, 955 toneladas anuales
9. Manzana y perón 218, 170 toneladas anuales
10. Papaya 171,458 toneladas anuales
Aguilar Gutierrez consideró que el aumento de precios en los productos tiene una relación con el desperdicio, ya que si los productores y distribuidores no los colocan en el mercado «elevan sus precios e impactan a la población más pobre y a la que dedica la mayor parte de sus ingresos a consumir alimentos».
POCA CONCIENCIA
Mencionó que organizaciones como la ONU o FAO tratan de establecer tendencias internacionales para promover sociedades más consientes con el medio ambiente con el uso de los recursos. En ese sentido, dijo, la sociedad mexicana tiene una responsabilidad para contribuir en la disminución de desperdicio de alimentos.
«Son temas que se han impulsado a nivel mundial, pero hace falta en México se haga una campaña de concientización para que desde los hogares, empresas, los restaurantes, hoteles, tomen conciencia de que es necesario disminuir éste problema».
Mencionó que actualmente apoya esfuerzos con asociaciones de restaurantes y especialistas en medio ambiente para reducir las pérdidas de alimentos cuando se sirven en el sector.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
Genaro Aguilar indicó que una medida que podría ayudar a contrarrestar el desperdicio de alimentos sería sugerir al sector restaurantero y hotelero que sean más eficientes con el tamaño de las raciones que sirven, ya que la mayoría tiende a dar cantidades mayores en relación a lo que una persona consume. Lo anterior también aplica para los hogares.
Añadió que otra medida podría ser establecer la venta de productos a través de precios escalonados como ya se hace en mercados de otros países.
Es decir, que cuando un producto, una fruta o una verdura que tiene una vida de 12 o 13 horas y antes de que comience a descomponerse, entonces los mercados o supermercados podrían rematar o darlos a mitad de precio.
«Esto de los precios escalonados permite que al final del día el vendedor no se quede con producto y se descomponga, son técnicas de comercialización, pero es ahí donde las empresas tienen una responsabilidad social frente a la sociedad y necesitan poner de su parte».
APP PARA COMPARTIR
En México ya opera OLIO, una aplicación que permite compartir o intercambiar aquellos alimentos que tienes en tu refrigerador antes de que se echen a perder y los tengas que tirar a la basura.
Carlos Verástegui representante de OLIO en México, explicó que la app permite conectar a personas y negocios entre sí, para compartir alimentos y productos y así, evitar el desperdicio de comida.
Con la app, puedes publicar alimentos para que otra persona que lo necesite les pueda dar «una segunda vida».
Por ejemplo, si tienes tres jitomates en el refrigerador que ya no usarás, los publicas en la app y alguien que vive cerca y puede darles uso, te puede contactar para concertar la entrega o un intercambio.
Si te preocupa el tema de la seguridad, no tienes por qué temer, la aplicación tiene filtros para evitar que corras peligro a la hora de concertar una entrega o intercambio.