Una muestra en la capital alemana pone en evidencia la implicación ideológica del maestro germano del expresionismo con el nacionalsocialismo, algo que no le evitó ser represaliado en el III Reich por firmar lo que Hitler entendía que era «arte degenerado».
Por Aldo Mas
Madrid/Ciudad de México, 17 de junio (ElDiario.es/SinEmbargo).– Emil Nolde fue el maestro del expresionismo en Alemania. Pero también lo fue del oportunismo. Nolde fue un nazi comprometido con la ideología del III Reich, aunque este le castigara por no adaptarse a los cánones estéticos neoclásicos que eran la debilidad del Führer, Adolf Hitler. Después, muerto Hitler y habiendo quedado claro que la funesta aventura nazi fracasaba, Nolde no dudo en afirmar que el Führer fue su «enemigo».
En sus notas personales, el genio expresionista escribiría el 6 de mayo de 1945: «Hitler está muerto. Fue mi enemigo. Su diletantismo cultural me trajo a mí y a mi arte mucha pena, persecución y condenas. Ahora está muerto». Apenas había pasado una semana de la muerte del dictador.
Las penas causadas a Nolde por los nazis serían morales y económicas, pero el pintor no solo fue una víctima. Lo deja claro la muestra que acoge el museo de arte contemporáneo Hamburger Bahnhof de Berlín, donde se exponen estos días obra pictórica y documentos personales que dan cuenta de las contradicciones vividas por Nolde en tiempos del III Reich. La exposición se titula Emil Nolde: eine deutsche Legende, der Künstler in Nationalsozialismus o «Emil Nolde: una leyenda alemana, el artista en el nacionalsocialismo».
En ella se deja claro que aunque los cuadros de Nolde fueran perseguidos por el nacionalsocialismo por no adaptarse a la estética que tanto gustaba a Hitler, el pintor no fue en modo alguno un resistente. «Nolde fue uno de los artistas que más dinero ganó hasta que le fue prohibida la actividad profesional de la pintura en 1941», se explica en la exposición. A Nolde no le faltaron apoyos en tiempos del III Reich, como los de sus marchantes de arte Ferdinand Möller, Rudolf Probst y Günther Franke, que, respectivamente, le organizaron exposiciones en Berlín, Fráncfort y Múnich hasta 1937.
Según la leyenda de Nolde, él fue, sobre todo, víctima del nazismo. Pocos cuadros se suponen que representan mejor esa represión sufrida que Girasoles maduros, pintado en 1932. El relato del «Nolde víctima» del nazismo se apoya en hechos como que su cuadro La vida de Cristo ocupó un lugar destacado, en 1937, en la exposición organizada por los nazis en Múnich sobre lo que éstos entendían que era «arte degenerado».
La historia completa de Nolde, sin embargo, está expuesta estos días en Berlín. En ella hay clarísimas pruebas documentales de que, ideológicamente, Nolde no fue ni un enemigo de los nazis ni únicamente una víctima. El pintor mantuvo correspondencias con el todopoderoso ministro de propaganda del III Reich, Joseph Goebbels. También trató al jefe de las Schutzstaffel – las temibles SS -, Heinrich Himmler. En 1933, en lo alto de su casa de Seebüll, en la frontera de Alemania con Dinamarca, ondeaba una bandera con la esvástica. En 1934, Nolde ya contaba como miembro del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), el partido nazi.
La exposición berlinesa, que resulta de la investigación de más de 25.000 documentos de la Fundación de Ada y Emil Nolde, institución que lleva el nombre del artista y de su mujer, va a contracorriente del lavado de imagen del que se ha beneficiado durante décadas este pintor germano, fallecido en 1956 a los 89 años. El actual trabajo de presentación de la real figura de Nolde debe mucho a Christian Ring, responsable desde 2013 de la Fundación Ada y Emil Nolde. Ring es quien ha permitido en última instancia que correspondencias y documentos que prueban el antisemitismo del artista y su mujer estén expuestos en Berlín.
DECONSTRUYENDO UN MITO
Esos documentos no habían transcendido del modo en que ahora lo hacen. En la prensa alemana se comenta, de hecho, que está teniendo lugar la «deconstrucción de un mito», según los términos empleados por del Süddeutsche Zeitung. Así aludía este influyente diario a la popular y historia desmontada en Berlín según la cual Nolde fue solo víctima de los nazis.
Nolde fue muy lejos en su compromiso con el nacionalsocialismo. Llegó a denunciar a su colega el artista Max Pechstein por ser judío al ministerio de Goebbels. Le respondería la Academia de las Artes confirmando que Pechstein era un «ario puro». Al Nolde denunciante solo se le entiende en base a su fuerte antisemitismo, sobre el que se informa ampliamente en la muestra.
En la correspondencia que mantuvo con su mujer, Ada, ambos escribían sobre la «guerra judía» que libraba el III Reich en la Segunda Guerra Mundial. En una carta a su mujer, Nolde escribiría el 12 de mayo de 1943: «Lo que está pasando en Alemania – el corazón de Europa – es un movimiento que está llevando el deseo y el poder de resistir a la decadencia y la debilidad, que tiene por objetivo mismo la batalla contra el bolchevismo, los judíos y la plutocracia».
«A finales de 1931, adoptó el mito antisemita del bolchevismo judío y reflexionó sobre su relación con la cultura capitalista de los judíos urbanos», explican en la muestra berlinesa. Aunque al parecer Hitler nunca tuvo en gran estima su obra, Nolde sí trató en su día de acercarse al líder nazi ya convertido en Canciller del Reich. Para ello escribió al influyente historiador Max Sauerlandt, pidiéndole que se diferenciara entre «el arte judío y el arte alemán».
EN EL DESPACHO DE MERKEL
En sus biografías y en los libros sobre Nolde que se escribirían después de la Segunda Guerra Mundial, este tipo de escritos no fueron especialmente tenidos en cuenta. Hubo historiadores que llegaron a escribir sin fundamento que el pintor renegó del nazismo en 1943. Solo así se explica que hasta los despachos de otros cancilleres, como el de la actual canciller Angela Merkel, terminaran colgando cuadros de Nolde.
La Cancillería Federal, que ha cedido obras a la exposición berlinesa, ha aprovechado la muestra para descolgar para siempre dos lienzos de Nolde que decoraban sus paredes. Uno de los cuadros está expuesto en uno de los últimos espacios de la exposición berlinesa. Se trata de un paisaje costero de 1936, titulado Olas. El otro es un paisaje de un jardín, con fecha de 1915 y titulado Jardín floral de Alsen. A Merkel se le ha retratado en alguna ocasión, sentada en su oficina, con ese cuadro de fondo.
«Emil Nolde ha logrado crear una representación tan maravillosa de un espectáculo gigantesco», ha dicho Merkel sobre su cuadro»“favorito», pintado en 1940 por el genio expresionista germano. «Grandes olas» se titula ese lienzo. En vista de lo exhibido ahora en Berlín, puede que nunca tenga opciones de entrar en la Cancillería Federal.