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Rubén Martín

09/06/2019 - 12:04 am

Y Trump construyó su muro

Desde su campaña por la Presidencia, y en los dos primeros años de ejercicio de Gobierno, la principal promesa de Trump a sus votantes era la construcción del muro en la frontera y su exigencia para que México pagara dicha construcción.

Desde Su Campaña Por La Presidencia Y En Los Dos Primeros Años De Ejercicio De Gobierno La Principal Promesa De Trump a Sus Votantes Era La Construcción Del Muro En La Frontera Y Su Exigencia Para Que México Pagara Dicha Construcción Foto Cuartoscuro

Qué mal estarán las relaciones de subordinación de México con Estados Unidos, que hasta festejamos en Tijuana un acuerdo que supedita la política migratoria mexicana al servicio de los intereses estadounidenses. A pesar de que Donald Trump se salió con la suya, varios de los oradores del mitin de Tijuana pronunciaban discursos grandilocuentes que resaltaban la unidad nacional o incluso una supuesta victoria ante las amenazas del Presidente xenófobo y racista que gobierna el país del norte. Qué ceguera de la realidad.

Las amenazas de Donald Trump surtieron efecto. Si bien se evitó, en lo inmediato, el aumento de aranceles a partir del lunes 10 de junio, el Gobierno mexicano aceptó llevar a cabo un cambio radical de la aplicación de las leyes migratoria con lo que, coloquialmente dicho, se convierte en cadenero de los Estados Unidos.

Los resultados de tres días de negociaciones demostraron el éxito en el cambio de estrategia del Gobierno de Donald Trump para presionar a México en materia migratoria.

Desde su campaña por la Presidencia, y en los dos primeros años de ejercicio de Gobierno, la principal promesa de Trump a sus votantes era la construcción del muro en la frontera y su exigencia para que México pagara dicha construcción.

La estrategia cambió en mayo. El 30 de ese mes Trump anunció que Estados Unidos aumentaría 5 por ciento cada mes los aranceles a los productos mexicanos.

Una semana de bravatas arancelarias de Donald Trump resultaron más eficaces que tres años de bravatas sobre el muro.

Con el acuerdo anunciado la noche del viernes por los gobiernos de Estados Unidos y México, y leído por el Canciller mexicano Marcelo Ebrard afuera de la sede del Departamento de Estado en Washington, se cancela momentáneamente el aumento de aranceles, pero el costo es que obliga al Gobierno mexicano a desplegar una política migratoria acorde con los intereses de la potencia del norte.

En el marco de la amenaza arancelaria, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador dobló las manos, por más que diga que está a favor de una política humanitaria para los migrantes.

Los detalles de los compromisos migratorios no fueron detallados en la declaración de Ebrard, sin embargo en la víspera trascendió en medios de Estados Unidos el ofrecimiento del Gobierno de López Obrador al Gobierno de Trump: 1) desplegar seis mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera sur con Guatemala, 2) construir más centros de detención para migrantes, 3) emplazar más retenes migratorios en el sur del país. Aunado a esto, se llegó a un acuerdo regional para que desde Estados Unidos hasta Centroamérica, cada nación devuelva al país del sur a los migrantes detenidos. Con este acuerdo el Gobierno mexicano actuará como la policía migratoria de Estados Unidos.

El margen de maniobra de López Obrador frente al Gobierno del norte se debilitó sustancialmente. Está al arbitrio de las amenazas de Trump. En cualquier momento, especialmente si lo juzga conveniente para sus intereses políticos, Trump puede lanzar de nuevo la amenaza arancelaria, e incluso aumentar sus exigencias.

Los defensores del lopezobradorismo dicen con razón que no había margen de maniobra. De no aceptar las condiciones de política migratoria, se habría enfrentado un complicado escenario económico derivado de las presiones arancelarías. Es cierto que las alternativas eran entre malas y peores.

Este penoso episodio nos confronta ante la realidad de subordinación y dependencia que padece México frente al vecino del norte.

No es sólo una realidad vecindad geográfica, se trata de decisiones políticas tomadas por las clases gobernantes de México en los pasados 30 años. La decisión de Carlos Salinas de Gortari de asociar al Estado mexicano estratégicamente con los intereses de Estados Unidos con el Trata de Libre Comercio de América Latina, es el origen de la situación de sometimiento y dependencia actual.

La decisión de atar el destino económico, comercial y diplomático de México a los intereses geopolíticos de Estados Unidos terminaron de minar el margen de independencia y soberanía que tenía el Estado mexicano. La clase gobernante y empresarial mexicana decidieron poner todos los huevos en la misma canasta y ahora que un gallo temperamental como Trump patea esa canasta, nos damos cuenta del grave error que fue apostar por una asociación tan asimétrica y dependiente.

Como siempre, los más débiles salen perdiendo en las vencidas que juegan los de arriba. Pierde México soberanía política y especialmente pierden los migrantes de toda Mesoamérica.

Con este acuerdo y su implementación, México se encamina a una militarización de la frontera, como señaló el Colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos en el Sureste Mexicano: “Con suma preocupación e indignación, rechazamos en su totalidad las estrategias del Estado de militarizar la frontera y el caminar de las poblaciones en contexto de movilidad humana, así como la contención, persecución y detención migratoria sistemática contra las personas migrantes y con necesidad de protección internacional”.

La militarización de la frontera y la política migratoria endurecida a la que se comprometió el Gobierno mexicano en Washington, funcionará prácticamente como el anhelado muro de Trump. Todo el territorio mexicano funcionará como el muro que Trump quería construir.

Rubén Martín
Periodista desde 1991. Fundador del diario Siglo 21 de Guadalajara y colaborador de media docena de diarios locales y nacionales. Su columna Antipolítica se publica en el diario El Informador. Conduce el programa Cosa Pública 2.0 en Radio Universidad de Guadalajara. Es doctor en Ciencias Sociales. Twitter: @rmartinmar Correo: [email protected]
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