José Manuel Morelos Villegas, quien participó en 68/18. 100 carteles, destacó que, contra todo un aparato gubernamental, la inteligencia y la creatividad ayudaron a combatir el silencio durante el movimiento estudiantil de 1968.
Ciudad Juárez, Chihuahua, 26 de mayo (SinEmbargo).– La masacre de 1968 en Tlatelolco es una herida que continúa abierta, y las familias de las víctimas merecen justicia, señaló el doctor José Manuel Morelos Villegas durante la presentación de 68/18. 100 carteles.
“El reclamo de la justicia sigue vigente. Hasta la fecha no hay justicia. El reclamo de la justicia no sólo es para la memoria, sino para los amigos y los familiares de las víctimas. Todos tenemos el derecho a la verdad, a la justicia”, dijo el académico desde la Feria del Libro de la Frontera.
Morelos celebró que algunos documentos que antes eran censurados ya han salido a la luz.
“Lo que nos correspondía a nosotros era continuar con la lucha, desde nuestra trinchera. Yo agradezco mucho a la Universidad Veracruzana, a la editorial. Esta es nuestra forma, a través de nuestro trabajo, de denunciar. Este es un proyecto ético-estético. Todos los compañeros querían participar y lo hicieron generosamente”, dijo.
En el libro 68/18. 100 carteles participaron 100 artistas.
“El esfuerzo y la búsqueda de respuestas están ahí publicados. Hay muchas historias las que hay en medio”, añadió Morelos.
“Podemos hacer la denuncia desde lo que sabemos hacer: el cartel, que es una extensión de nuestro pensamiento. Nos toca cuestionar desde el diseño. Ya con la tecnología puede estar circulando [más rápido] lo que está pasando. En aquel momento, en el 68, el medio que ellos encontraron fue la gráfica”, expuso.
José Manuel destacó que, contra todo un aparato gubernamental, la inteligencia y la creatividad ayudaron a combatir el silencio durante el movimiento estudiantil de 1968.
“En el 68, los jóvenes no tenían acceso a la televisión, la información estaba toda censurada. A través del cartel hicieron la denuncia. Imprimían y corrían a pegarlos”, dijo.
“El cartel se vuelve memoria. El cartel da cuenta de un pueblo, de sus técnicas y filosofía”, concluyó.