De acuerdo con la mamá de la artista, este galardón es muy importante para su familia y también debería serlo para México, cuyas autoridades tienen que garantizar que todos los niños mexicanos tengan derecho a conocer la cultura universal en un mundo que «cada día es más chiquito».
Por Inés Amarelo
Ciudad de México, 25 mayo (EFE).- «El premio Benois de la Danse me hace sentir que todo el sacrificio (de Elisa) valió la pena» fueron las palabras de Elisa Cabrera, orgullosa madre de la bailarina mexicana Elisa Carrillo, galardonada esta semana en Rusia con el citado premio.
Considerado, para destacar la relevancia del premio, como el Óscar de la danza, Cabrera sabe que todos los esfuerzos de su hija rindieron frutos y el Benois, que dedicó a todos los mexicanos, lo confirma.
«Valió la pena que Elisa se fuera con 14 años a luchar por sus sueños», añadió Cabrera, recordando que cuando recibieron la noticia de que le ofrecían una beca para estudiar danza en Londres, la pequeña no dudó ni un momento, ni siquiera por el idioma o por tener que vivir alejada de su familia.
Carrillo (1981), quien nació en Texcoco, un municipio a las afueras de la Ciudad de México y se mudó a la capital con 6 años, no heredó su pasión por la danza de nadie de su familia, sino que Cabrera fue quien le sembró «el gusanillo» al inscribirla en una academia para que aprendiera a caminar «derechita y elegante».
Después de eso, los maestros empezaron a notar el talento y las aptitudes de la joven danzante, que ahora es primera bailarina femenina («prima ballerina») de la ópera de Berlín, donde reside junto a su hija de 3 años.
«Elisa siempre fue muy perfeccionista. (…) La peinaba y los dos chongos (moños) tenían que ser simétricos en posición y tamaño. Si no, se los tenía que volver a hacer», recordó la madre, quien, aseguró, siempre intentaba relajarla ante las duras exigencias de los maestros «que marcan a una niña pequeña».
Además de su gran esfuerzo y perseverancia desarrollado desde que era muy pequeña, Elisa también tuvo siempre las condiciones físicas idóneas para el ballet, ya que, explicó Cabrera, cuando hizo la prueba para la Escuela Nacional de Danza, los maestros midieron ciertas partes de su cuerpo y dijeron ante el resto de aspirantes que había nacido para ser bailarina.
Carrillo recibió la nominación a este premio, lo máximo a lo que puede aspirar una primera bailarina, con humildad y le dijo a su madre que, en sí misma, la nominación «ya era una bendición».
A pesar de esto, Cabrera dijo ser consciente de lo emocionante que fue para su hija alcanzar este reconocimiento, y recordó la ceremonia en la que presenció desde el público el momento en el que sonó el nombre de su hija y ella lloró al vivir «esa experiencia que ya nadie nos quita».
«Esto me permite decirle a los papás que apoyen a sus hijos, que no tengan miedo de que vuelen. Si les das alas, que las usen», expresó Cabrera visiblemente emocionada.
Este galardón, explicó, es muy importante para su familia y también debería serlo para México, cuyas autoridades tienen que garantizar que todos los niños mexicanos tengan derecho a conocer la cultura universal en un mundo que «cada día es más chiquito».
La mexicana @ElisaCarrilloC se eleva en el escenario mundial del #ballet #benoisdeladanse pic.twitter.com/pahkf0OhkY
— EFETV (@EFETV) May 24, 2019
«Elisa ama la danza en todas sus formas. Ha traído a maestros, coreógrafos y directores muy buenos. (…) El Gobierno debería considerar este gran éxito», reclamó Cabrera, quien también opinó que es importante que Elisa sea mujer, porque a las mujeres siempre se les ponen demasiadas responsabilidades e impedimentos para «luchar por sus sueños».
Ahora el futuro de Carrillo será todavía más exigente para ella, quien tras haber recibido el Benois siente, según le contó a su madre, todavía más responsabilidad con la danza y con México, país que «ama inmensamente».
«Hace algunos años un periódico alemán le tomó fotos y se las dio para que pintara lo que quisiera en ellas sobre sus posiciones con las manos. En una de ellas dibujó un mapa del mundo, coloreó México de verde, blanco y rojo y lo explicó diciendo «México está en mí», destacó la madre.
Actualmente Carrillo es codirectora de la Compañía Nacional de Danza de México, con la que consiguió recientemente, desveló Cabrera, un acuerdo «de palabra» para lograr introducir la danza de México en la plataforma mundial de ballet.
Además, seguirá cumpliendo con su trabajo en Berlín y recorriendo el mundo contando su experiencia como bailarina desde muy pequeña en charlas y coloquios.
A pesar de que Cabrera lleva ya más de 24 años viendo a su hija en contadas ocasiones al año, sigue siendo difícil para ella y más ahora que tiene una nieta.
«La vida de Elisa siempre ha sido muy acelerada, hasta la fecha no me acostumbro pero este premio dice: bueno, todo valió la pena», terminó.