Rubén Martín
19/05/2019 - 12:04 am
El Juego de Tronos que realmente importa
Este es el verdadero de Juego de Tronos: la defensa de la vida contra los intereses de una minoría del planeta que explotan y lucran los recursos de todos para beneficio privado, al corto plazo, en contra de la permanencia de todos al largo plazo.
Una historia del entretenimiento masivo tiene a millones de consumidores atentos al desarrollo de la narrativa que, básicamente, trata del destino del mundo de los vivos contras las fuerzas que los quieren eliminar. Se trata de la exitosa serie Game of Thrones, cuyo capítulo final se emitió este domingo 19 de mayo.
Esta producción, de alta calidad, no sólo entretiene y tiene pegados a televisores, computadoras o celulares a millones de consumidores, sino que en sí mismos se convierte en un fenómeno masivo de comunicación. Apenas empieza el capítulo de Juego de Tronos cada domingo por la noche, las redes sociales se encienden de etiquetas y memes; y apenas termina, hay cientos de redactores haciendo un resumen del capítulo.
Casi cuando este fenómeno del entretenimiento masivo contemporáneo llega a su fin, el pasado 6 de mayo un panel de 145 expertos de distintos países del mundo acaba de presentar un informe de mil 500 páginas que debería estremecernos aún más que todas las fuerzas del mal que estelarizan Juego de Tronos.
El informe fue elaborado por la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad (IPBES), un organismo patrocinado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la nota principal del mismo es que ciertas actividades del ser humano, especialmente económicas, dejan tal huella que “está socavando el principal soporte para la vida y subsistencia en el planeta: la naturaleza”.
Y sin embargo la nota interesó muy poco. Las entradas en Google a esta nota eran menos de 50 mil, cuando Juego de Tronos tenía más de 615 millones de entradas y Avengers Endgame, casi 300 millones.
Las actividades de una población mundial creciente, y en una economía en ascenso, ha provocado tal repercusión en el planeta que el ser humano ha desencadenado el sexto episodio de extinción de especies. Cinco veces antes en la historia de la Tierra se desencadenaron procesos masivos de extinción de especies, pero todas fueron por causas naturales. Ahora la destrucción se debe a las actividades predadoras de una especie: la humana.
En este episodio desencadenado por las sociedades humanas, los científicos que participan en el reporte de IPBES calculan que podrían desaparecer hasta un millón de especies y plantas. Nunca se había acelerado en tan corto tiempo una agresión tan masiva en contra de todas las formas de vida. Nunca antes en la historia de la humanidad nuestro mundo ha perdido tanta biodiversidad como está ocurriendo ahora mismo.
Según un resumen del reporte, las especies nativas de la mayoría de los principales hábitats terrestres han disminuido 20 por ciento desde 1900; más de 40 por ciento de anfibios, casi 33 por ciento de corales y más 33 por ciento de todos los mamíferos marinos están amenazados. Al igual que corales y manglares.
Josef Settele, científico alemán y uno de los investigadores que presidió la evaluación, señaló que «esta pérdida es un resultado directo de la actividad humana y constituye una amenaza directa para el bienestar humano en todas las regiones del mundo. La red esencial e interconectada de la vida en la Tierra se está haciendo cada vez más pequeña».
En el reporte internacional se identifican los cinco principales impulsores directos de este impacto: 1) los cambios en el uso de la tierra y el mar, 2) la explotación directa de organismos, 3) el cambio climático,4) la contaminación y 5) las especies exóticas invasoras.
La identificación de estos cinco impulsores directos del impacto ambiental, coinciden con las recientes décadas de capitalismo neoliberal en los que se han intensificado las actividades extractivas, como la minería, explotación de hidrocarburos, la agricultura industrializada con sus grandes plantaciones de monocultivos como la palma africana, la soja o la caña de azúcar; así como el crecimiento desmedido de la industria automotriz y la secuela producción de monóxido de carbono. Hablamos de un uso masivo y depredador de recursos esenciales y aunque se sabe que eso es letal para las especies y la vida, se sigue haciendo por una loca e irracional acumulación de capital.
Se trata de las actividades extractivas que se han impuesto como formas predominantes de explotación y aprovechamiento de recursos porque permiten formas rápidas y jugosas de acumulación de capital.
Y por esta vía nos encaminamos a la extinción de cerca de un millón de especies hacia el año 2050, sino se corrige el rumbo. Ahora no caído un meteorito, sino que se han intensificado ciertas actividades humanas que tienen un impacto para toda la vida del planeta.
Este es el verdadero de Juego de Tronos: la defensa de la vida contra los intereses de una minoría del planeta que explotan y lucran los recursos de todos para beneficio privado, al corto plazo, en contra de la permanencia de todos al largo plazo. Nuestra supervivencia depende de cambiar este rumbo.
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