Una red de negocios privados y organizaciones obtienen ganancias millonarias de la crisis migratoria provocada por el gran flujo de migrantes centroamericanos que cruzan a diario la frontera sur del país.
Unos de los grandes beneficiados son las corporaciones que controlan los centros de detención en los que el Gobierno mantiene a miles de indocumentados mientras avanza su proceso migratorio o su deportación.
Por Beatriz Limón
Phoenix, Estados Unidos, 7 de mayo (EFE).– Traficantes de personas, policías corruptos, cárceles privadas, aerolíneas y albergues, todos parecen sacar partido económico de la llegada de migrantes a la frontera de Estados Unidos y México, en la que incluso hasta el Gobierno de Donald Trump quiere cobrar una tasa a los solicitantes de asilo.
Una red completa de negocios privados y organizaciones obtienen ganancias millonarias de la crisis migratoria provocada por el gran flujo de migrantes centroamericanos que cruzan a diario la frontera sur del país.
Unos de los grandes beneficiados son sin duda las corporaciones que controlan los centros de detención en los que el Gobierno mantiene a miles de indocumentados mientras avanza su proceso migratorio o su deportación.
En el primer trimestre del año, Geo Group logró un beneficio de 40 millones de dólares, por los 35 del mismo periodo de 2018, mientras que la otra gran empresa del sector, Corecivic, cerró el último trimestre del año pasado con unos beneficios de 41 millones.
«Es un sistema que busca encerrar a los inmigrantes y deportarlos, pero en ese proceso no les dan las condiciones básicas que debe de recibir un ser humano, solo quieren hacer mucho dinero, pero no aseguran que reciban el cuidado médico adecuado y el trato digno», asegura a Efe Daniel Rodríguez, abogado migratorio.
También sale beneficiado el sector del transporte, tanto las compañías que trasladan a los inmigrantes desde la frontera hasta los centros de detención como las aerolíneas a las que contratan para deportar a los inmigrantes.
Desde 2018, ICE tiene un acuerdo con la empresa Classic Air Charter (CAC), responsable de organizar la mayor parte de los vuelos de ICE Air a cambio de 646 millones de euros, según datos de la Oficina de Contabilidad del Congreso (GAO).
También reciben fondos públicos las iglesias y albergues que alojan temporalmente a los inmigrantes ahora que las autoridades migratorias no dan abasto y deben soltarlos para hacer espacio a los recién llegados.
«Hay una gran necesidad de transparencia en la contabilidad del dinero que reciben las iglesias y los albergues ¿Qué pasa con ese dinero? Me preocupa saber qué están ofreciendo con los fondos y que se explique su uso», dice a Efe Roberto Reveles, fundador del grupo Somos América en Arizona.
El expresidente de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, en inglés) en Arizona indica que «desgraciadamente se está sacando ganancia de la tragedia» tanto por parte del sistema gubernamental, las empresas privadas y los albergues.
Cecilia García, fundadora y directora ejecutiva de 100 Angel Foundation, organización que brinda ayuda médica en albergues y refugios, coincidió en este punto al decir que, debido a que las donaciones se van directamente a las iglesias, se ven muy limitados en la asistencia que ellos brindan a los inmigrantes.
«Hemos atendido a casi 9 mil migrantes, trabajamos con 50 doctores, voluntarios, les damos asistencia médica y dental, nosotros gastamos un promedio de 10 dólares por persona, y a nosotros no nos llegan los fondos, todo se va a las iglesias y de las cuales no recibimos nada», comenta.
Elizabeth Torres decidió retirarse después de diez años de voluntariado en albergues e iglesias al ver cómo «se están beneficiando» a costa de la crisis humanitaria que se vive en las fronteras.
«Muchas donaciones las hace la gente en efectivo y de forma anónima, y ese dinero no se reporta. Además, no solo reciben dinero, la gente dona comida y ropa, y todos los que ayudan son voluntarios, entonces a dónde se van las donaciones que en ocasiones son montos muy altos», se pregunta.
A todo ello, hay que sumar que Trump ordenó recientemente impulsar nuevas normas para cobrar a los inmigrantes que quieran presentar peticiones de asilo en EE.UU. y también para solicitar permisos temporales de trabajo para el periodo durante el cual se resuelve el asilo.
«En pocas palabras, esta administración está forzando a las personas a pelear algo extremadamente difícil, (pues) rara vez obtendrán el asilo por la entrevista del miedo creíble, y solo perderán su dinero», dice Rodríguez.
Otros que no pierden la ocasión de embolsarse un buen dinero son las empresas que ofrecen pagar las fianzas de los inmigrantes a cambio de usar un grillete electrónico que puede tener un costo mensual cercano a los 400 dólares.
Por todo ello, Torres quiere que ICE dé información en español a los inmigrantes sobre sus derechos y las instrucciones a seguir después de salir de los centros de detención.
«Y así tengan una idea de lo que pueden hacer por sí solos y estén conscientes de todo lo que tienen que pagar, como las fianzas, el grillete, los viajes, y lo peor es que casi no tienen posibilidad de ganar sus casos, únicamente están ‘haciendo su Navidad’ con ellos», asegura.
Pero sus problemas comienzan antes de su llegada a EU, pues a menudo deben pagar al que llaman «guía» una cantidad que no baja de los 5.000 dólares y se enfrentan además a policías corruptos.
Eduardo, un inmigrante de El Salvador que llegó a un albergue de Arizona, explica a Efe que en México hay policías que detienen los vehículos en los que viajan y «esculcan todo» para robar: «Nos dejan sin nada».