En el reporte de «Estabilidad Global» el grupo informó que «las economías con elevadas deudas deberían aplicar ajustes fiscales graduales (Canadá, Francia, Japón, España, el Reino Unido, Estados Unidos), especialmente con la vista puesta en que los saldos fiscales permanezcan dentro de los niveles en los que la deuda se estabiliza, a menos que haya signos de una recesión económica severa».
Por Alfonso Fernández
Washington, 10 abr (EFE).- La elevada deuda global, en niveles no vistos desde hace décadas y alimentada por los bajos costes de financiación, aconseja reforzar los colchones fiscales para contar con margen de maniobra ante futuras crisis, remarcó este miércoles el Fondo Monetario Internacional (FMI).
«Las condiciones financieras son volátiles y pueden darse la vuelta rápidamente. No hay escasez de crisis financieras», apuntó Vitor Gaspar, director del departamento de Asuntos Fiscales del Fondo, en una rueda de prensa.
A juicio de Gaspar, «los riesgos asociados con los altos niveles de deuda pública no han desaparecido y esos son riesgos que los ministros de Finanzas deberían gestionar cuidadosamente» por lo que «la contención fiscal es recomendable».
«La política fiscal debe tener agilidad a la vista de los riesgos a la baja», agregó Gaspar, quien recordó que el total de deuda pública y privada global se ubicó a finales de 2017 en 184 billones de dólares, lo que supone el 225 por ciento del PIB mundial.
En concreto, apuntó que «las economías con elevadas deudas deberían aplicar ajustes fiscales graduales (Canadá, Francia, Japón, España, el Reino Unido, Estados Unidos), especialmente con la vista puesta en que los saldos fiscales permanezcan dentro de los niveles en los que la deuda se estabiliza, a menos que haya signos de una recesión económica severa».
En esta ocasión, sin embargo, el Fondo señaló varias excepciones.
Son los casos de Alemania, China, Australia y Corea del Sur para los que recomendó «un estímulo fiscal limitado y de alta calidad» con el objetivo de contrarrestar un frenazo económico mayor al esperado.
Estas advertencias económicas se enmarcan en un panorama de crecientes sombras, y se suman a las emitidas previamente por Tobias Adrian, director del departamento de Asuntos Monetarios del Fondo, al presentar su reporte de «Estabilidad Global».
Adrian recalcó que «existen crecientes señales de que este ciclo de crédito está madurando y los riesgos de un frenazo económico están aumentando».
Como consecuencia, existe la posibilidad de que «la confianza positiva de los inversores se deteriore súbitamente, y lleve a un ajuste fuerte de las condiciones financieras».
«Aunque los balances corporativos son los suficientemente fuertes para sostener una ralentización económica moderada o un gradual ajuste financiero, una desaceleración significativa en el crecimiento de los beneficios o una abrupta contracción financiera podría llevar a un notable deterioro de la calidad del crédito», dijo.
En concreto, señaló que se ven señales de riesgo en cerca del 70 por ciento de las empresas presentes en las mayores economías del mundo.
Este incremento en la vulnerabilidad financiera se produce en un momento en el que los bancos centrales, liderados por la Reserva Federal (Fed), han tocado el botón de pausa en su proceso de normalización de la política monetaria.
También el Banco Central Europeo insistió hoy en que no habrá movimiento en el precio del dinero, actualmente en torno al 0 por ciento, hasta el próximo año.
Por ello, la institución liderada por Christine Lagarde instó a los bancos centrales a mantenerse apegados a los indicadores para «evitar que los mercados reaccionen de manera excesiva, y una mayor desaceleración económica».
Este martes, el Fondo revisó a la baja sus previsiones de crecimiento global en dos décimas, hasta el 3.3 por ciento, ante las dudas generadas por la disputa comercial entre Estados Unidos y China, la posibilidad de un brexit sin acuerdo y la ralentización económica en grandes economías en el euro como Alemania.
El informe de estabilidad financiera se ha dado a conocer al comienzo de la asamblea de primavera del organismo y el Banco Mundial (BM), que congrega en la capital estadounidense a los líderes económicos mundiales de sus 189 países miembros y que se prolongará hasta el fin de semana.