En Pahuatlán se realiza la danza de voladores, una herencia del señorío de Totonocapan del que formó parte. Entre las tradiciones indígenas que aún conserva está la figura de los brujos que alivian diversos males y sanan el espíritu; a esto se suma la riqueza artesanal debido a que en el lugar se continua elaborando el papel amate, el más antiguo del país.
Ciudad de México, 5 de abril (SinEmbargo).- Pahuatlán, que fue nombrado pueblo mágico desde el año 2012, es un lugar ubicado en Puebla en el que sus habitantes han logrado mantener mantener intactos sus modos de vida y sus tradiciones náhuatl y otomí.
Pahuatlán viene del náhuatl que significa «fruta-lugar» o «Lugar de los frutos». Para llegar a este pueblo mágico es necesario adentrarse en la Sierra, atravesar valles y cruzar barrancas pero todo vale al momento de llegar y disfrutar de sus calles empedradas, admirar pahuas y cafetos que crecen alrededor, deleitarse con el olor a pan caliente recién hecho y maravillarse con los bordados tradicionales y trabajos de chaquira de sus artesanos.
En Pahuatlán se realiza la danza de voladores, una herencia del señorío de Totonocapan del que formó parte. Entre las tradiciones indígenas que aún conserva esta la figura de los brujos que alivian diversos males y sanan el espíritu; a esto se suma la riqueza artesanal debido a que en el lugar se continua elaborando el papel amate, el más antiguo del país.
Algunos de sus atractivos son el Templo de Santiago Apóstol, el Mirador de Ahíla, el Puente Colgante de Miguel Hidalgo y Costilla, la Cascada Velo de Novia, Acalapa, La Trinidad y San Pablito donde se produce el papel amate.
El pascal de cacahuate y pepita, la salsa de chicales (hormigas) y los guisos a base de flores son los platillos que se deben probar durante una visita a este bello pueblo.
Entre sus festividades están el Encuentro Nacional de Voladores que se realiza cada noviembre y que reúne a los Voladores de Papantla, Pahuatlán, Cuetzalan y de otros sitios para mostrar sus hazañas en esta danza. Otra actividad son las Huapangueadas que se llevan a acabo en al menos cinco ocasiones y que consisten en concursos de huapangos y sones huastecos. El 25 de julio celebran al santo patrono en Fiesta del Señor Santiago, con verbenas y danzas.
En sus artesanías se encuentran vistosos collares, trabajos de lapidación, talabartería, tallado de madera y alfarería, bordados a mano y tejidos de lana.