Carlos Romero Deschamps, líder de los trabajadores petroleros desde 1993, no asistió físicamente a la ceremonia oficial por el 81 Aniversario de la Expropiación Petrolera, por primera vez en estos 26 años. Sin embargo, su figura estuvo presente en el clamor de los trabajadores que, ante el Presidente, mostraban pancartas externando su rechazo al priista.
Los petroleros gritaron consignas en contra el otrora poderososo líder, señalado e incluso denunciado penalmente en innumerables ocasiones desde el “Pemexgate”, en 2004. Este lunes, Romero Deschamps no estuvo en Tula, Hidalgo, pero figuró en carteles en que aparecía su rostro con cuerpo de rata. “¡No más! Que se acabe con el huachicoleo en Hidalgo; pero sobre todo, que se acabe con el raterismo en Pemex“, exigieron los integrantes del Movimiento Social por la Tierra (MST).
Tula de Allende, Hidalgo, 18 de marzo (SinEmbargo).– La banda tocó y la gente se arremolinaba sobre el Presidente. Petroleros, campesinos, funcionarios e invitados especiales compartieron carpa en la Refinería “Miguel Hidalgo” por el aniversario de la expropiación petrolera. Hoy, como hace 81 años, la gente mostró solidaridad y clamó justicia. Y hoy, como entonces, el Gobierno federal ofreció esperanza.
“¡Con Andrés, con Andrés, petroleros con Andrés!”, cantaron las camisas blancas de Petróleos Mexicanos (Pemex). El Huapango de Moncayo y el grito de “¡unidad!” —de los petroleros— se mezclaron. Hubo fiesta y ceremonia para quien encarna “la esperanza de México”: Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Un vacío, no obstante, marcó la tarde en Tula, Hidalgo. Carlos Romero Deschamps, líder del Sindicato de los Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) se ausentó por primera vez en sus 26 años al frente de esa organización a uno de los eventos más significativos para la ahora Empresa Productiva del Estado y para el país.
Rechazado por los petroleros y denunciado penalmente en innumerables ocasiones desde el “Pemexgate”, en 2004, Romero Deschamps sólo figuró en carteles en que aparecía su rostro con el cuerpo de una rata. “¡No más! Que se acabe con el huachicoleo en Hidalgo; pero sobre todo, que se acabe con el raterismo en Pemex», exigieron los integrantes del Movimiento Social por la Tierra (MST) en representación de varios grupos de campesinos.
“Carlos Romero tiene más denuncias que ‘El Chapo’ y han sido bloqueadas por contubernio y prebendas de los gobiernos anteriores. ¡Fuera caciques corruptos de Pemex!”, acusó Fernando Candia Araiza, líder de la Sección 35 del “Frente de Unidad Sindical” de la petrolera.
La Sección 35, dijo Candia a SinEmbargo, es “la casa de Romero Deschamps —porque de aquí salió— y llevamos 30 años pegándole” por no atender un reclamo de la base trabajadora “para que se implanten la democracia sindical y la rendición de cuentas, porque hay muchísimo dinero desviado de recursos”.
“¡Fuera Deschamps! ¡Fuera Deschamps!”, llegó a escucharse entre el público, a la par que algunas personas rechiflaron las promesas de la titular de la Secretaría de Energía (Sener), Rocío Nahle García, o del titular de Pemex, Octavio Romero Oropeza.
“Represión” e “indefensión” definen la situación actual de los trabajadores del petróleo. Y la cuarta transformación de López Obrador —coincidieron frentistas e integrantes del MST— es “la oportunidad de que podamos verdaderamente tener justicia los trabajadores y el pueblo en general, porque el progreso de Pemex significa el progreso de México”.
Si el Gobierno sigue bloqueando el progreso, la reforma al sindicato y con ello la posibilidad de que los trabajadores sean “más rentables”; “si no se impone el Estado de derecho —advirtió Candia Araiza— los trabajadores vamos a tener que aplicar la justicia por nuestra cuenta y va a haber enfrentamiento. Estamos dispuestos a terminar con esto de una vez por todas”.
JUSTICIA PARA EL PUEBLO
El 18 de marzo de 1938, el Presidente Lázaro Cárdenas del Río decretó la Expropiación Petrolera. Casi tres meses después, el 7 de junio, nació Petróleos Mexicanos.
Entonces, Cárdenas no tuvo otra opción. Entre 1936 y 1937, la injusticia laboral con que vivían los trabajadores del petróleo causaron un enfrentamiento entre las empresas extranjeras y sus trabajadores. La situación llegó a ser tan grave que, para finales de 1937, las diferencias entre empresarios y obreros se volvieron un conflicto irremediable entre las compañías y el Estado.
Los trabajadores pedían mejores condiciones salariales y la firma de un contrato colectivo, y los empresarios —con todo y que la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje y la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ya lo habían avalado— se negaron a cumplir con las demandas.
Para 1938, las empresas extranjeras, sobre todo aquellas estadounidenses, amenazaron con retirar su capital del país y provocar una crisis monetaria y financiera en México, si los trabajadores no desistían de la huelga y aceptaban sus condiciones.
Asimismo, Estados Unidos presionó al Gobierno mexicano al retrasar la firma del convenio anual de compra de plata.
Como consecuencia, hace 81 años, el Presidente Lázaro Cárdenas refirió la necesidad de “someter a las empresas petroleras a la obediencia y a la sumisión”, para evitar “la paralización inmediata de la industria petrolera” que ocasionaría “males incalculables al resto de la industria y a la economía general del país”.
Hoy, el Presidente Andrés Manuel López Obrador revivió la euforia de la “solidaridad moral” de Lázaro Cárdenas, quien buscó eliminar los obstáculos “de grupos que no sienten la necesidad evolucionista de los pueblos”.
A diferencia de los funcionarios que acompañaron este día a López Obrador, nadie chifló cuando el Presidente habló. Por el contrario, la fiesta y el jolgorio se soltaron cada vez que prometió; y con cada compromiso la gente lo acompañó diciendo: “¡Presidente! ¡Presidente! ¡Presidente”.
El ambiente con AMLO fue siempre el de una súper estrella.
A la entrada del campo de la refinería en que ocurrió el evento, comerciantes vendieron playeras, tazas, muñecos, banderas, afiches, entre otros, con la imagen y dichos célebres del Primer Mandatario, como “Me canso ganso” y el “Poder se convierte en virtud cuando se pone al servicio del pueblo”.
Tambores y aplausos, el amor del pueblo estuvo presente en Tula para AMLO.
“Se entregaron grandes extensiones del territorio —sobre todo en el Golfo de México— para que compañías extranjeras explotaran el petróleo y se compartieran las ganancias”, dijo el político tabasqueño.
“¡Se acaba la corrupción tolerada en Pemex; se acaba el huachicoleo arriba y abajo. […] Vamos a rescatar la industria petrolera nacional. […] Vamos a hacer más eficiente a Pemex que las empresas particulares!”, destacó el Jefe del Ejecutivo federal.
Entre 2013 y 2018, la producción de crudo de Petróleos Mexicanos decayó en 26.5 por ciento (pasó de 2.5 a 1.8 millones de barriles diarios).
En la actualidad, México importa el 38 por ciento de los petrolíferos y el 74 por ciento de las gasolinas que consume. Y las seis refinerías nacionales operan, en promedio, al 40.27 por ciento de su capacidad productiva (procesan 620 mil barriles diarios de petrolíferos).
Esto en un contexto en el que Pemex es elemental para las finanzas del Gobierno mexicano, siendo que en promedio en los últimos cinco años, la cuarta parte (23 por ciento) de los ingresos presupuestarios del sector público mexicano provino de ingresos petroleros.
“Dijeron que con la Reforma Energética estaríamos extrayendo 3 millones de barriles diarios”, dijo AMLO. “Nos engañaron” y fue “un rotundo fracaso. No aumento la producción”, añadió. En respuesta, la gente no dejó de corear, una y otra vez: “¡Fuera el PRI!”
LA OTRA PUGNA
No todo fue acerca del petróleo. Este día también hubo grupos de campesinos que solicitaron la ayuda del Presidente.
Decenas de productores del Valle del Mezquital se manifestaron por la falta de semilla para sembrar, por un supuesto fraude cometido por las empresas Agronegocios del Valle del Mezquital y Grupo Teozintli.
Según los campesinos, ellos compraron 1 mil 375 bultos de semilla, cada uno por 3 mil 400 pesos para la siembra de poco más de 2 mil hectáreas. Sin embargo, las semillas nunca llegaron ya que la distribuidora Bayer no las entregó a las empresas intermediarias porque tenían un adeudo.
“Señor Presidente, intervenga en el fraude a los campesinos”, se leía en una de sus pancartas. Asimismo, un grupo de campesinos de los distritos tres y 100 de riego de Tula acusaron que “durante años la política neoliberal de acoso, discriminación y rezago de la privatización de las aguas residuales (a través de la mentada transferencia)” les está quintando la posibilidad de sembrar maíz y frijol.
Los productores de “Francisco y Madero” dijeron a SinEmbargo que están en contra de la planta de tratamiento de aguas residuales de la refinería porque les abastece agua con 70 por ciento de salinidad, en lugar del 20 por ciento que requieren, lo que ocasiona pérdida de fertilidad del suelo.
“Nos quitan el abono orgánico y nos dejan pasar metales pesados, aceite, grasa, detergente y más tóxicos y nos restan volumen de agua”, rezaba una de sus pancartas.