Brenda Pérez Zapater
Londres, 18 de enero (EFE).- Michael B Jordan se sube una vez más al ring para protagonizar la segunda parte de Creed con un personaje que le recuerda a su boxeador favorito, Muhammad Ali, al cual admira no solo desde el punto de vista deportivo, sino también personal por su lucha activista fuera del cuadrilátero.
Dentro del mundo de Rocky Balboa, B Jordan (Black Panther) se identifica más con Apollo Creed, su padre en la ficción, pero fuera de los focos, explicó a Efe en una entrevista en Londres.
Y no dudó en nombrar a la leyenda del boxeo Muhammad Ali como su inspiración personal por su activa labor a favor de las luchas sociales contra el racismo.
En esta última entrega de Creed, que se estrena en parte de Latinoamérica la próxima semana, B Jordan tuvo que entrenar muy duro físicamente.
El objetivo era convertirse en un Adonis Johnson capaz de tumbar a la bestia rusa Viktor Drago (Florian Munteanu), hijo de Ivan Drago (Dolph Lundgren), el boxeador que causó la muerte a su padre, Apollo Creed, años antes en Rocky IV (1984).
Por esta razón, más allá de ser una simple competición tan mediática como la pelea entre Floyd Mayweather y Conor McGregor en la vida real, el combate es en la ficción un verdadero reto personal para el protagonista, quien intenta reescribir la historia de la familia de los Drago y los Creed sobre el ring.
Además del entrenamiento físico, la parte «más horrible» para B Jordan fue la dieta estricta que tuvo que seguir durante semanas. «Me encanta la comida y tener que comer solo arroz y brócoli ha sido la peor parte sin duda», confesó el protagonista de la película más taquillera de la saga de Rocky.
En el filme, dirigido por Steven Caple Jr., Adonis Johnson tiene que soportar muchos golpes para construir su propio legado, pero también B Jordan y Munteanu tuvieron que recibir algún que otro puñetazo real durante el rodaje para que las escenas fueran más creíbles, según contaron ambos actores.
«En algunas escenas simplemente actúas como si recibieras o esquivaras un puñetazo, pero en otras tienes que dejarte golpear para que luego la cámara lenta consiga intensificar los movimientos y la expresión de tu cara, y así la pelea parezca más real», explicó B Jordan.
De hecho, es esta parte realista, que se consigue a través de las coreografías y del trabajo de edición, la que logra que el espectador «se olvide de que Creed II es una película y piense que está asistiendo a un auténtico combate de boxeo«, subrayó Munteanu.
Dejando de lado la lucha sobre el ring, Creed II es una historia de padres e hijos que invita a ponerse los guantes y pelear por aquello en lo que uno cree, una lección de superación importante también para B Jordan fuera de las cámaras.
«Estoy muy orgulloso de haber interpretado a un personaje en el que me veo reflejado y de haber formado parte de una película que habla de la familia, de encontrarse a sí mismo y de descubrir aquello por lo que luchas en la vida», explicó el actor.
En este sentido, Tessa Thompson, la actriz que interpreta a Bianca, también coincidió con su novio en la ficción y, además, añadió que la segunda cinta de Creed «plasma definitivamente el ADN» de su director al humanizarse los malos de la película como Viktor Drago.
«Lo que sabemos por la saga de Rocky es que Ivan Drago es una máquina de matar sin ningún sentimiento dentro de él; sin embargo, en Creed II, el personaje de Viktor está más humanizado y se muestra con muchas emociones en su interior», señaló Munteanu.
Todo ello en una cinta en la que B Jordan vuelve a suceder a Rocky Balboa en una saga que forma parte del imaginario colectivo y que se ha hecho hueco en las nuevas generaciones con los efectos y la tecnología del siglo XXI.