La «Hyloscirtus hillisi» habita en una zona selvática y húmeda de la Cordillera del Cóndor, en la divisoria amazónica entre Ecuador y Perú, informaron investigadores.
Por Fernando Arroyo León
Quito, 11 ene (EFE).- Científicos de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) anunciaron el descubrimiento de una nueva especie de rana en la Cordillera del Cóndor, en la frontera amazónica con Perú, que en 1995 fue el escenario de una guerra no declarada entre ambos países.
Santiago Ron, el investigador jefe del equipo científico que descubrió la nueva especie de anfibio, resaltó el hallazgo como parte de un proyecto más amplio denominado ARCA, que empezó hace diez años y que ha permitido descubrir un centenar de nuevas especies en varias regiones de Ecuador.
Justamente, la rana «Hyloscirtus hillisi», que habita en una zona selvática y húmeda de El Cóndor, es la número cien en ser descubierta en el marco del programa ARCA, precisó Ron en entrevista con Efe y aseguró que esta lista es sólo una pequeña muestra de lo que Ecuador tiene escondido en su gran biodiversidad.
Contó que el hallazgo supuso un gran esfuerzo para el grupo de investigadores que acudieron a la Cordillera del Cóndor para recoger ejemplares de la rana en unas condiciones extremas.
El Cóndor es una pequeña cordillera que fue el escenario de la escaramuza bélica de 1995, por la disputa de una zona no debidamente demarcada en la divisoria amazónica entre Ecuador y Perú.
Los dos países firmaron la paz en 1998 y luego retiraron las minas contra personas que habían enterrado en la zona. Ese paso permitió que se regenerara la zona de El Cóndor y movió a los científicos a investigarla, atraídos por la gran concentración de especies y organismos, especialmente por la presencia de anfibios.
Ron explicó que las ranas tienen cuatro dedos, pero que la hallada en El Cóndor posee un rudimento a manera de quinto dedo, en forma de garra, que se cree puede ser usada para defenderse de depredadores o para combatir con otros de su misma especie.
Y es que «de esta especie no se conoce mucho, más allá de las primeras recolecciones», añadió el científico al explicar que el hallazgo se efectuó en 2017, pero que en 2018 se hicieron otras expediciones para recoger más información.
Lo cierto es que esta especie está «considerada en peligro crítico de extinción», sobre todo porque a unos diez kilómetros de distancia de su hábitat se encuentra una concesión para la explotación minera a cielo abierto a cargo de una empresa china.
«Se ha destruido mucha extensión de bosques» en ese sector que es el hábitat de una infinidad de especies, muchas de ellas aún no codificadas, agregó Ron.
Pero, las ranas, al tener un baja capacidad de dispersión, son también vulnerables a fenómenos como la deforestación.
«Más del 30 por ciento de anfibios están amenazados» en Ecuador, alertó el investigador y remarcó que, en general, las ranas son consideradas como «farmacias ambulantes», pues por sus resistencias a los fenómenos medioambientales generan sustancias que pueden dar lugar a la producción de medicamentos para uso humano.
Los ecuatorianos -dijo- «somos muy ricos en biodiversidad y no hemos aprovechado» este tipo de recursos, pues se ha dado prioridad a la economía de extracción como la minería, que supone «dinero fácil» e inmediato, aunque también destrucción y pobreza a largo plazo.
«La minería -aceptó- es necesaria», pero debería hacérsela en sitios donde no produzca impactos ambientales profundos, como en los desiertos, pero es «criminal» hacerlo en zonas de alta concentración de biodiversidad, como la Amazonía.
En Ecuador hay algunas zonas donde podría aplicarse alguna solución minera, pero «donde hay bosque primario es una tontería», añadió Ron.
Y es que para él «Ecuador ha vivido del petróleo por décadas y sin embargo es aún un país pobre y subdesarrollado», por lo que es necesario cambiar la matriz de pensamiento y de desarrollo y aprovechar la riqueza que ofrece la gran biodiversidad que posee.
Para lograrlo se requieren fuertes inversiones en educación, en investigación científica y en el desarrollo del talento humano, agregó el científico.
Además, la clave para la conservación de la enorme biodiversidad que posee Ecuador es, sin duda, «el desarrollo de la investigación científica», apostilló Ron.