La cantante se retira para dedicar tiempo a Jamie Spears, un padre que impidió que ella se volviera loca o terminara con su vida a causa de una sobredosis.
Ciudad de México, 11 de enero (SinEmbargo).- Es difícil pensar por qué Britney Spears está aún viva. O por qué se mantiene siempre joven, como si le estuviéramos diciendo de qué manera tiene que vivir.
Probablemente, haya sido el padre el que la cuidó de sí misma en momentos donde podría haber caído víctima de una sobredosis o fruto de una paliza que le hubiera dado el chico elegido por ella (siempre malo, siempre vago).
La intérprete de «…Baby one more time» y «(You drive me) Crazy» es recordada todavía por una foto del 18 de mayo de 2006, cuando un paparazzo la captó con su hijo Sean Preston en un brazo y en la otra mano una bebida.
Siempre los fotógrafos, siempre la gente intentando ver cómo vive, cómo se emborracha, cómo se enamora, cómo engorda. Y por supuesto, su padre allí, sobre cuando dos años después de esa fotografía, en 2008, tuvo que abandonar su carrera para hacerse cargo de su hija, quien para entonces había ingresado en una clínica de desintoxicación, perdido la custodia de sus hijos y protagonizado mediáticos enfrentamientos con los reporteros gráficos.
Luego de eso, en el 2012, la «Princesa del pop» parecía haber dejado atrás sus problemas psicológicos y de excesos etílicos. Al menos se portó muy bien como juez en X Factor. En ese tiempo contrató los servicios del ex integrante de Black Eyed Peas, Will.I.am y Hit-Boy, quienes fungieron como productores de su nuevo disco.
La cantante, que parece un peligro cuando va de compras al mando de su automóvil, quien al arribar a una tienda de vitaminas quiso estacionar su Mercedes no sin antes impactar contra una camioneta que estaba parada al borde de la banqueta, ha sido siempre la «Princesa del pop» y como tal le estampó un beso inolvidable a Madonna.
Fue durante los MTV Video Music Awards del 2003 cuando ella y Christina Aguilera se acercaron a la diva para hacerle un homenaje.
En medio del show Britney Spears se acercó a Madonna y ambas se brindaron un fervoroso beso en la boca, como certificando lo que siempre se ha dado en el mundo de la hacedora de dos discos descomunales, «Baby one more time» y «Oops!… «I Did it again», todo lo que ella hace será titular al día siguiente.
Nació el 2 de diciembre de 1981 en Mc, Misisipi, aunque creció en Kentwood, Lousiana. Desde aquella prueba temprana en El Club de Mickey Mouse en la cadena de televisión Disney, cuando apenas tenía ocho años y su ingreso tres años después, Britney fue la gran esperanza blanca. Esa chica rubia que cantaba y bailaba con un carisma especial, que encima más tarde se haría novia de Justin Timberlake, con la que fue ligada a pesar de haber roto la pareja, hizo luego discos muy potables, «Britney» (2001), «In the zone» (2003), «Blackout» (2007), «Circus» (2008 y «Femme Fatale» (2011).
Además, tuvo dos hijos hermosos con el bailarín Kevin Federline, un hombre que el año pasado obtuvo el aumento de pensión de Britney para la manutención de Sean Preston de 12 y Jayden 11 años, a pesar de que en el divorcio se alzó con 13 millones de dólares.
Hoy, Britney, de 37, después de haber pasado por cosas terribles, por estar siempre a expensas del público que le levantaba el pulgar o se lo bajaba, ha dejado su concierto en Las Vegas para estar con su padre, algo que Jamie Spears se merece.
Spears tenía 32 espectáculos programados dentro de su gira «Britney: Domination», por los que la cantante habría ganado alrededor de medio millón de euros por cada uno de ellos. Ahora están suspendidos porque ella se dedicará a su padre y a su familia.
