Los habitantes de dos localidades de Chilapa, Guerrero, solicitaron la presencia del Ejército para reforzar la seguridad, pero ninguna autoridad acude a auxiliarlos, a pesar de cumplir ocho días sin poder acceder a servicios de salud. A través de radios de onda corta saben qué es lo que integrantes de la delincuencia organizada realizarán, y aunque no quisieron detallar sobre este punto y si los amenazan con algo específico, sí dijeron que los niños tienen mucho miedo porque han escuchado los mensajes.
Por Anarsis Pacheco Pólito
Chilpancingo, Guerrero/Ciudad de México, 27 de diciembre, (ElSur/SinEmbargo).- Habitantes de las comunidades indígenas de Zacapexco y Rincón de Chautla, municipio de Chilapa, no han podido salir hacia la cabecera municipal desde el 19 de diciembre, porque un grupo armado de 200 hombres rodea la zona y temen ser secuestrados en el camino.
En una llamada se informó que los habitantes solicitaron la presencia del Ejército para reforzar la seguridad, pero ninguna autoridad acude a auxiliarlos, a pesar de cumplir ocho días sin poder acceder a servicios de salud.
“Todos tenemos mucho miedo. Los niños han dejado de comer, porque escuchamos en los radios lo que los hombres armados quieren hacer”, agregó uno de los habitantes.
En la llamada a la Redacción, se explicó que los mil habitantes de Rincón de Chautla no quieren salir de su comunidad, como medida de precaución para no ser secuestrados en el camino.
En cada comunidad del estado, debido a la falta de redes de comunicación, tanto de celular y como de líneas telefónicas, se utilizan radios de onda corta para tener contacto con los pueblos vecinos. Las señales de estos aparatos interfieren con los que usan algunos grupos armados de la zona.
Debido a esto, en las casas se puede escuchar lo que traman los grupos de hombres armados que operan en la región Montaña. Pero a pesar de informar a las autoridades, éstas no ingresan a apoyar a la población que demanda seguridad.
“Desde el 19 de septiembre, las personas se instalaron ahí y están tratando de atacarnos. Por esa razón estamos pidiendo la intervención de las autoridades, para que no se dé un enfrentamiento, queremos que vengan a solucionar el problema”, agregó.
Los habitantes insistieron en que a través de los radios se sabe qué es lo que pretenden hacer, y aunque no quisieron detallar sobre este punto y si los amenazan con algo específico, sí dijeron que los niños tienen mucho miedo porque han escuchado los mensajes.
La comunidad de Rincón de Chautla se ubica a una hora y media de la cabecera municipal, y para llegar a ella se debe de viajar en carro particular, por una carretera de terracería.
“Nosotros somos como mil 200 habitantes, que no estamos armados y no sabemos qué vamos hacer si no llega la autoridad”, enfatizó.
Informó, sin querer entrar en mayor detalle, que el pasado 19 de diciembre hubo en la comunidad un problema entre dos familias, quienes salieron mal, y una de ellas fue la que llamó al grupo armado que ahora tiene sometidas a las dos comunidades.
“Nosotros no sabemos bien quiénes son los agresores, sólo que amenazaron a la comunidad de Rincón de Chautla. Aunque no tenemos nada que ver en el conflicto”, señaló.
Los habitantes reconocieron que conocen a la gente que opera en la zona, por lo mismo tienen miedo de que si llegan a irrumpir en la comunidad y no se puedan defender de algún hecho violento.
Ante la situación de violencia, las familias no pudieron celebrar nochebuena como corresponde. Las calles se mantienen solas y en las dos comunidades no hay atención médica.
“Es la primera vez que se colocan allá arriba (entre los cerros), no sabemos cuál sea su intención, pero por esa razón le pedimos al gobierno que nos ayude”, señaló.
Detalló que por la falta de una buena atención médica, los enfermos se atienden con remedios caseros y sólo rezan para que nadie enferme de algo más serio, que requiera su traslado.
Comentó que ante la cosecha lograda en esta última temporada, las familias pueden permanecer dentro de la comunidad con el maíz que ya tienen, por lo que no van ni a sus parcelas para evitar encontrar al grupo armado.
Después de ocho días de solicitar el apoyo de la autoridad estatal, las familias permanecen a la espera de la llegada del contingente el Ejército, del que no saben nada pero esperan que sean apoyados.