Esta área costero-marina, ubicada a unos 300 kilómetros de Montevideo y a casi 30 de la frontera con Brasil, cuenta con una porción terrestre de casi 1 mil 700 hectáreas e incluye lomadas y planicies asociadas a dunas costeras, cañadas, puntas rocosas, playas arenosas y formaciones vegetales, como el matorral costero de Cerro Verde.
Por Ana Paula Chain
Montevideo, 26 diciembre (EFE).- El azul del océano, el verde de los montes y el blanco de las arenas se mezclan en un colorido paisaje salvaje que caracteriza el área protegida de Cerro Verde e Islas de la Coronilla, una joyas natural que el departamento uruguayo de Rocha (este) busca descubrir al turismo, pero de forma responsable.
Esta área costero-marina, ubicada a unos 300 kilómetros de Montevideo y a casi 30 de la frontera con Brasil, cuenta con una porción terrestre de casi 1 mil 700 hectáreas e incluye lomadas y planicies asociadas a dunas costeras, cañadas, puntas rocosas, playas arenosas y formaciones vegetales, como el matorral costero de Cerro Verde.
El recorrido para llegar hasta allí no es fácil, gracias al «elevado grado de naturalidad» del lugar, y es necesario enfrentarse a un tortuoso camino en medio del monte nativo y caminos de tierra y arena, a bordo de vehículos todo terreno, para alcanzar el punto de partida de los variados senderos que se pueden recoger caminando para conocer el monte nativo y las playas que rodean y conectarse con la naturaleza.
«Desde arriba del cerro, mas allá de lo paisajístico y lo que tiene las Islas de la Coronilla, se puede ver también la flora y la fauna del lugar, que es realmente maravillosa», resaltó a Efe la directora de Turismo de Rocha, Ana Caram.
En Cerro Verde, quedan claros los resquicios de la Mata Atlántica en Uruguay, y también es una de las principales áreas de alimentación y desarrollo de tortuga Verde -especie en peligro de extinción-, sobre todo las que son más jóvenes y que provienen de 10 playas de anidación del Océano Atlántico, por lo que la ONG especializada Karumbé lleva a cabo un intenso trabajo en la región.
Además, la localidad, que pasó a formar parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas en el 2011, cuenta también con una porción marina de más de 7 mil hectáreas e incluye un complejo de islas oceánicas, como la Isla Verde -la más extensa y próxima a la costa- o la de la Coronilla.
«Esta área protegida tiene dos lugares emblemáticos, uno de ellos es Las Piedritas, que es el mejor pesquero de Rocha y fue el quinto del mundo en alguna oportunidad. Es un lugar donde se pescan hasta corvinas grandes de playa, pero que, a su vez, tiene una playas increíbles», agregó Caram.
Considerada de «gran interés» para la conservación de la fauna y la flora del país, Cerro Verde e Islas de la Coronilla cuenta con especies vegetales endémicas y amenazadas y es hábitat de la ballena franca austral y del delfín franciscana, además de lobos marinos, aves migratorias como los chorlos, lo gaviotines y los playeros.
También alberga peces cartilaginosos, como el gatuso, la sarda y el martillo y especies en peligro de extinción como el ave Viudita Blanca Grande y diversas especies de monos capuchinos.
Dado su gran atractivo, Rocha eligió el local como escenario para el lanzamiento de su temporada de verano este diciembre como forma de potenciar el turismo y concienciar a uruguayos y extranjeros sobre la importancia de la conservación, a través de una localidad que todavía se luce poco en el departamento que concentra el mayor número de áreas protegidas del país, cinco de un total de 15.
«Es un área protegida verde nuevísima, que es un territorio a descubrir», subrayó Caram.
Sin embargo, el objetivo es mejorar las infraestructuras turísticas y el acceso a las atracciones, pero siempre respetando la naturaleza y buscando alcanzar un flujo de visitantes que no comprometa el medioambiente.
Según explicó a la prensa el intendente de Rocha, Aníbal Pereyra, en el marco del lanzamiento de la temporada el pasado 15 de diciembre, esta es una de las batallas del departamento: lograr el equilibrio entre «la propuesta hermosa» de naturaleza y que la gente lo disfrute.
«¿Para qué es la naturaleza sino para disfrutar? Ahora, tenemos que ser los turistas y todos responsables y cuidar nuestras acciones personales para disfrutarlo y no depredarlo», consideró Pereyra.
En ese sentido, el departamento esteño cuenta con el apoyo del Ministerio de Turismo, que ha apoyado distintos proyectos para el desarrollo de la infraestructura local y lo considera un destino «emblemático» en Uruguay, muy apreciado por los ciudadanos locales y también por argentinos y brasileños que suelen vacacionar en Rocha.
Para el director nacional de Turismo, Carlos Fagetti, el departamento esteño tiene muchas particularidades, «empezando por su territorio» y pasando por su historia y gastronomía basada en platos elaborados con pescados, frutos de mar o arroz.
«Gran parte (del territorio) es una reserva de biosfera contemplada por la Unesco, pero toda la faja costera tiene una serie de playas y lagunas (…) Además, tiene dos fuertes militares, la fortaleza de Santa Teresa y el fuerte de San Miguel, que tuvieron mucho que ver con la delimitación de esta zona y la pelea entre portugueses y españoles por estos territorios», explicó.
«(También) tiene un área de palmares de 70 mil hectáreas que son visitables en cualquier día del año, porque Rocha tiene su principal foco (en sol y playa), pero ha ido desarrollando lo que es avistamiento de aves o las recorridas por el interior», concluyó.